Filosofia: ¿Para que?

Recientemente (en los últimos cuatro ó cinco años) se han suprimido de manera tan notoria como alarmante, las materias filosóficas en algunas escuelas preparatorias dependientes de la SEP, argumentando que en el Siglo XXI la función de la Filosofía no ha sido más que la de ser un método auxiliar de análisis en el pensamiento científico.
Habría que preguntarse el por qué de esa tendencia oficialista a minimizar el papel de la Filosofía en los planes educativos. Podría ser porque un sector de la sociedad (en especial los tecnócratas ) ven a la Filosofía como una actividad innecesaria, propia de una élite dedicada al juego intelectual y, por lo tanto, prescindible.

Sin embargo, debemos tener en consideración los siguientes conceptos: Por un lado, disciplinas filosóficas como la Ética, la Estética, la Lógica y la Introducción a la Filosofía, son fundamentales para la formación del estudiante en el bachillerato; suprimir dichas materias de los programas de estudio equivale a privar al estudiante de instrumentos teóricos, humanísticos, indispensables para el desarrollo de su pensamiento.

Por otro lado, la Filosofía puede diseñar la concepción de una sociedad para contrastarla con la realidad. Es decir: la Filosofía puede reflexionar sobre problemas éticos y políticos que son tan urgentes de tratar hoy: la desigualdad, la libertad, le enajenación, la legitimación, la modernidad, la democracia.

Como consecuencia, la Filosofía puede contribuir -mediante un ejercicio reflexivo sobre la Historia- a situarnos en el conflictivo y caótico mundo en que vivimos, ya que la Filosofía potencia las concepciones vigentes del mundo, ó las que están en crisis y que actúan como orientadoras de la acción, por ejemplo, la confrontación entre liberalismo y socialismo.

Además, la Filosofía creativa, surgida de las profundas necesidades de una cultura, puede contribuir, junto con otras creaciones artísticas y científicas, a conformar la identidad de un pueblo.

Injustamente, en México a la Filosofía no se le ha dado el lugar que merece; no se le alienta, no es noticia y sólo ha ocupado el lugar de “relleno” en las Humanidades. ¿Por qué se cuestiona a la Filosofía? Probablemente porque en el fondo de las acciones políticas se tiene como horizonte a un país exclusivamente productor de mano de obra barata… A un país tercermundista eternamente dependiente tanto en lo cultural como en el aspecto financiero, la Filosofía no sirve para maquilar sino para pensar por cuenta propia: no sirve para enajenar sino para desarrollar una conciencia crítica del mundo en que vivimos.

Sí queremos un país con fuerza propia, con una identidad cultural fuerte y un perfil original, que corresponda a una sociedad más justa y democrática, entonces, señores, la Filosofía es el recurso.
Fuente: http://www.noticiasnet.mx/portal/principal/71421-filosofia-%C2%BFpara-que

MEXICO.9 de noviembre de 2011



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2 respuestas a "Filosofia: ¿Para que?"

  1. Doloroso, muy doloroso. Así como está, la Filosofía está perdiendo la baralla por su supervivencia, pero no por culpa de los tecnócratas, sino porque a lo largo de su historia, el pensmiento occidental agotó su discurso. Filosofía, ¿Para qué? ¡Para recapitular con audacia a fin de reconocer la limitación fundamental que hoy la está asfixiando! ¡¡La Metafísica como su corazón que debió morir con Kant y que él mismo no logró superar!!

  2. Para hablar hoy de Filosofía con “propiedad” es menester armarse y reunir un arsenal horroroso de lecturas especializadas de autores autorizados que han sido incapaces de prever esta debacle a punto de consumarse por empecinamiento. Es preciso construir el porqué de la Filosofía. Todo lo que la Filosofía ha explicado o construido hasta ahora lo ha hecho con la Metafísica en su corazón aunque no nos damos cuenta, pero es la causa única de su situación. Prescindir de la Metafísica para empezar la construcción del concepto del hombre carente de contradicción a prueba de polémica estéril sin fin, hará que todo lo concebido hasta hoy en términos del pensamiento tradicional tenga un verdadero sustento racional y evitar el extravío del quehacer estéril en que se agota el pensamiento elevado. No debe haber temor de cuestional la validez de lo aprendido, su desprendimiento potencia la audacia del juicio libre.

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