El paradigma de Platón

En Guerrero necesitamos de más y mejor diálogo, de mejores políticos que sepan articular el acuerdo en lo fundamental para orientar los destinos del pueblo, de un saber político que desarrolle todos sus elementos, que entreteja los hilos de una organización de las comunidades, de los municipios y de la entidad para que la democracia sea funcional y productiva, de un gobierno de leyes, que sustituya los caprichos y ocurrencias de gobernantes interesados más en ellos mismos que en el bienestar del propio pueblo. Ya es tiempo de que se abandone la caverna de la miseria del subdesarrollo individual para lograr un pleno desarrollo social y colectivo, hay recursos, hay talento, ha faltado ese detonante que impulse al beneficio común.
La tradición del pensamiento occidental ha señalado que el desarrollo filosófico y político no es más que una serie de notas a pie de página a la filosofía de Platón. Es fuerte y puede parecer hasta injusto, pero sin duda, en los grandes paradigmas y desarrollos, en sus rupturas y avances, podríamos encontrar cierta verdad en ello, aunque para mi gusto agregaría la referencia de Aristóteles. Así tendríamos que asumir la tríada Sócrates-Platón-Aristóteles como una raíz del que surge un gran tronco de pensamiento y acción con diversas ramas y hojas.

El modelo dialógico que Platón construye se instala en la realidad misma, con una dirección hacia la Idea, hacia la forma universal. Los problemas y los personajes viven entre sí y hablan para los otros. Es un tiempo siempre presente. Sus preguntas son una indagación de conjeturas presentes. Hay duda, vacíos, contradicción, negación, no siempre una respuesta o solución, emplea la figura socrática como seducción e interlocutora de personajes representativos de los tópicos que aborda. Los diálogos de Platón tienen carácter, son sugestivos, sugerentes y provocativos, la pregunta ¿qué es esto? Anida en el corazón del lenguaje, funge como pivote de todo el cuerpo humano y social hasta alcanzar el pensamiento, va de lo común real a lo indefinido e indeterminado.

Detrás del diálogo, como un aguijón del asombro, hay o existe un deseo que se vuelve necesidad, que aguijonea la acción, que demanda una respuesta, que busca un pensamiento que muestre el punto de convergencia, común, aun cuando sea negativo, el mundo de lo incierto. Hay una constante dialéctica negativa del lenguaje y de la acción, de la reconstrucción o interpretación de un tema específico. Que siempre nos enriquece, reposiciona y hace crecer el pensar, el decir y el hacer.

Platón desplegó su pensamiento político en diversas obras, de las que destacan República, El político y Las Leyes. En cada una de ellas muestra sus intensas ideas en sus etapas de juventud, madurez y vejez.

([email protected] @evizarretea)
Fuente: http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2015/08/31/index.php?section=opinion&article=003a1pol

4 de septiembre de 2015. MEXICO



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