Dios no ha muerto

La abismal advertencia de Nietzsche -Dios ha muerto-, que hizo temblar a Occidente, hoy ha llegado a su fin. ¿Dios ha regresado, entonces?
El siglo XXI ha retrocedido en su racionalidad. Somos testigos de asesinatos masivos en nombre de Dios.

TITÁNICA OBRA. La inmensa tarea de Francisco acentuando la misericordia de la Iglesia, no logra detener los fanatismos que asolan el mundo. ABACAPRESS.COM

La desacralización de nuestra civilización fue una premonición certera de lo que sería el siglo XX. Una racionalidad lúcida y despiadada hizo posible poner un hombre en la luna tanto como perfeccionar las técnicas de tortura y exterminio. El siglo XX cobijó una Iglesia poderosa, a veces demasiado humana, que se alejó del creyente y dejó apagar el fuego de lo Sagrado alejando a Dios de los más necesitados.

Nietzscheclama: Busco a Dios, busco a Dios. ¿Donde está Dios? Ante la risa de los presentes, explicita: Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos sus asesinos. Y continúa: ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos al desencadenar la tierra de su sol?. Y concluye ante la incredulidad de sus oyentes: He venido demasiado pronto.

¿Escuchamos su angustia, percibimos el eco de inmensa actualidad de sus palabras? Denuncia el fin de nuestra civilización y la degradación de la idea de Dios, único punto de orientación en un mundo banalizado y violento, donde el terrorismo y la droga cobran vidas jóvenes, donde miles de seres humanos deambulan sin patria, sin hogar, mendigando una tierra de promisión sin ser escuchados; donde la tecnociencia ha empequeñecido al hombre hasta hacerlo reemplazable por una máquina. Preguntamos con el filósofo: ¿hacia dónde iremos lejos de todos los soles? Nietzsche se siente un profeta y lo que anuncia es el avance del caos, la desacralización del mundo. “Dios ha muerto” no implica un saber certero, pero tiene la pretensión de interpretar la cultura del siglo XX.

Ideas absolutas

La secularización anunciada por Nietzsche parece haber finalizado junto al siglo. Una fuerte paradoja mantiene expectante al siglo XXI: justamente, en nombre de ese Dios que se creía muerto, se ha desatado la violencia, la irracionalidad a nuestro alrededor. Las motivaciones que mueven los ataques terroristas –y la autoinmolación– es un asunto inquietante. ¿Dios no ha muerto, entonces?¿Pero ha regresado con furia y desatando demonios?.

Veamos. Nadie muere por una idea, se muere por una creencia, ellas, como silenciosos arroyos fertilizan la tierra dónde germinan ideas; las creencias son el suelo nutricio de todo pensar. Cuanto más precaria siente el hombre su existencia, cuanto más insegura es su vida, tanto más recurre a ideas absolutas nacidas de arraigadas creencias. Es una natural inclinación a refugiarse en la omnipotencia divina –o que se cree divina–como la contraparte de su radical finitud. De allí a abrazar un absoluto hay sólo un paso. Y toda idea absoluta es peligrosa; por su propia naturaleza, no soporta la presencia de lo distinto y tiende a aniquilarlo. Y las ideas absolutas están ganando terreno en el planeta. El siglo XXI ha retrocedido en su racionalidad, somos testigos de asesinatos masivos en nombre de Dios.

El mundo actual está ante un fenómeno extraño: quizás en un futuro cercano nuestra identidad no se decidirá por nacionalidades, idiomas o costumbres, sino por pertenencia a alguna de las religiones dominantes: cristianos o judíos o musulmanes. Y esa es otra historia que recién comienza. Nuevamente se ha desatado la tierra de su sol. Ante la experiencia de fragilidad y desamparo, se busca el salto al absoluto que resolvería todas las incertezas. La inmensa tarea de Francisco acentuando la misericordia de la Iglesia, no logra detener los fanatismos que asolan el mundo. Algo inexplicable nos impide ejercer lo único que nos está permitido: la fe en los otros hombres y en una razón amplia y flexible, es decir, hacer de la tolerancia un modo de vida y de pensamiento.

Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/681022/la-gaceta-literaria/dios-no-ha-muerto.html

8 de mayo de 2016. ARGENTINA



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