Filosofia latinoamericana

Si la filosofía latinoamericana con su mirada y proyecto es o fue la resistencia a un mundo en que millones de seres humanos sufren y viven en la miseria por la desigualdad y la explotación, entonces será preciso generar un tipo de pensamiento en la América miniaturizada de la costa bonaerense.

Como medio a la continuidad de la condición hegemónica europea en el mundo, a tales fines fueron estratégicas las ideas que los ilustres de aquel tiempo hubieron de crear, estructurar, difundir, norte de los revolucionarios franceses, como también fundamento para un nuevo sistema político a ejecutar: el democrático, y décadas más tarde, otros ilustres pero en otras latitudes, habrían de instaurar e instrumentar, primero en las gestas emancipatorias en América Latina y posteriormente, con el desarrollo de sus sistemas políticos.

Si el horror se combate con el horror, las ideas se combaten con ideas, combatir a lo ajeno sólo es posible desde lo propio, mezcolanza acontecida con el transcurrir de los siglos que tornaron a la América indígena, en española, posteriormente en independentista y por último en la América patriótica.

Pero si hay algo de propio en América más allá de toda discusión y consideración, fue su vocación revolucionaria, necesaria para llegar a ser lo que es hoy porque sin revolución jamás se hubiera llegado a ser un espacio liberado, por la revolución se hubo de patentizar la mayor de las ilusiones: la independencia.
Postular la ilusión de la independencia sólo es posible ante un reconocimiento: la dominación, por el cual entender esa condición y hacer su pertinente rastreo le cabe a aquellos espíritus críticos y no conservadores, éstos, deben escudriñar las formas en las que se estructura, porque esa dominación hubo de adquirir distintos perfiles en la figura del conquistador, del criollo, del burgués o del comerciante en la temporada de la costa atlántica.

Aunque lo interesante de las señaladas etapas de la dominación en América, tuvieron en los hechos su justificación como tal, señalarla sólo como hecho histórico no es más que un ejercicio ideológico que busca perpetuarla, puesto que esta dominación hoy continúa, el ejemplo de la explotación en la temporada en los balnearios bonaerenses es bien claro, no es algo del ayer sino del hoy.
Ocultar la dominación es condición estratégica a su reproducción, ello significa no saber que se es dominado, como sucede con la conciencia sin la autoconciencia, porque hay saberes del que no se sabe que se sabe, eso significa que hay contenidos ideológicos que se cargan sin saber que se los carga, por lo cual, ese saber de los contenidos de la conciencia o sea la autoconciencia, dispone a quien quiera utilizarla como un saber que se sabe, aquí emerge el fundamento de toda elección.

Ahora, el saber que se sabe, no emerge por una simple y directa experiencia sino por un elaborar, considerar y reflexionar la realidad conceptual e ideológica que somos y que bajo su influjo, nos lleva a reproducir la dominación y mantener la desigualdad, al actuar en el mundo que nos circunda.

Y una vez más, a la hora de entender ese elaborar abordando los contenidos de nuestra conciencia política, social e ideológica o en otras palabras, los ejes en los que se centra toda dominación, es preciso pensar, dilucidar y de allí el mostrar, señalar, manifestar, tal como lo hubo señalado la denominada Filosofía Latinoamericana.

¿Existe una filosofía que no sea griega, europea, anglosajona?, claro que si, aunque de hecho sólo se enseñe en los claustros específicos en las carreras de filosofía como Filosofía Latinoamericana, mientras que en el resto de los casos, en la educación primaria, secundaria como terciaria, lo que se enseña es filosofía griega o europea y sus correspondientes tematizaciones.

Al respecto acerca del filosofar latinoamericano, Roig nos dice“….que nos permite descubrir el valor de pauta que posee toda norma que funcione como a priori antropológico, se encuentra sin duda una comprensión de la filosofía como saber auroral y no como saber vespertino, por lo mismo que no es necesario esperar una “decadencia” para experimentar formas rupturales.

Un filosofar matutino o auroral, confiere al sujeto una participación creadora y transformadora, en cuanto que la filosofía no es ejercida como unas funciones justificatoria de un pasado, sino de denuncia de un presente y de anuncio de un futuro, abiertas a la alteridad como factor de real presencia dentro del proceso histórico de las relaciones humanas”.1

Se trata de pensar para cambiar, no para justificar lo acontecido, por lo tanto pensemos en la aurora, en el inicio del día, en los hechos, en el presente, porque toda transformación así lo exige, ese es el planteo o el compromiso en términos sintéticos que pretende la filosofía Latinoamericana, o como también su otra denominación expresa cabalmente su proyecto, filosofía de la liberación cuya eje era mostrarnos la dominación, y a través de esa conciencia, buscar esa liberación.

La costa bonaerense o la nueva América inventada siempre hubo de ser la propuesta de un sistema mercantil en el cual todo está sujeto a la renta, desde el primer conquistador o sea el primer fundador y sus pioneros, los restantes conquistadores, configuraron un sistema económico basado en los servicios, que tuvo en la plusvalía el eje de su posterior enriquecimiento y tras consolidar un poder económico se transformaron en los referentes de cada pueblo con sus apellidos influyentes, así, aquel que hubo de sufrir la plusvalía cuando era peón, después al ser contratista, no la combatió sino que también la hubo de implementar. Y esto es ideológico.

La reproducción de ese saber sin saber que se lo sabe, es el factor ideológico al servicio de la dominación.

Esto tan patente, no es mostrado ni analizado por ningún sistema escolar de la costa y esto, también es ideológico.

Si la filosofía latinoamericana con su mirada y proyecto es o fue la resistencia a un mundo en que millones de seres humanos sufren y viven en la miseria por la desigualdad y la explotación, entonces será preciso generar un tipo de pensamiento en la América miniaturizada de la costa bonaerense. Un pensamiento que hable por aquellos que viven inmersos en las obras y en las maratónicas horas en temporada junto a sus bajos sueldos y los sueldos en negro, que señale la condición denigrante que implica que una sociedad se encuentre presa y servil de lo estacional y de una cultura del entretenimiento, todos esos ítems deben ser señalados como expresión de una dominación.

La costa vive y está inmersa en una devaluación total respecto al pensamiento, puesto que sociólogos, antropólogos y los restantes logos, todos esos egresados no ejercen sus facultades teóricas al servicio del análisis o de la investigación respecto a su medio social, ya que tales egresados, por lo general, terminan dando clases y son absorbidos por el sistema educativo y esto último, es algo que de por sí esperan porque los salva de una segura precarización. Ante tales condiciones el ejercicio necesario para mirar atentamente la propia sociedad con sus factores de poder, sus hábitos culturales y la naturalización de la miseria, no es hablado, señalado o criticado en lo más mínimo. Y caemos nuevamente en lo ideológico.

Por eso se trata de descubrir o intentar un tipo de pensamiento, de una mirada que nos muestre las formas que adquiere la dominación, no en el mundo, ni en Latinoamérica ni en el país sino aquí, en la costa, junto a sus sociedades, siempre tan silenciosas a la hora de hablar de sí mismas.

Lo que se trata es ante todo tematizar el lugar, hablar de él, el vecino, el barrio, la comunidad, el partido, el otro partido, la región, pero no con la teoría puesto que no hay teoría que se centren en los fenómenos en las sociedades costeras por lo tanto, es preciso acceder desde la sensibilidad que implica ver al otro explotado, y desde esa sensibilidad escribirle, porque, “El escritor que pertenece a un lugar, aparte de interrogar por él, le habla, lo piensa, lo siente y lo cuida”.2

Es preciso, entonces, producir un discurso que nos muestre las formas de la dominación y a partir de ello, revolucionar las formas del mirar.

1 Roig, Arturo Andrés, Teoría y crítica del pensamiento Latinoamericano,

2 Oviedo Juan, Gesell y la experiencia del filosofar. Ed. Autor, Villa Gesell, 2005.
Fuente: http://www.sigesell.com.ar/oviedo12.htm

Villa Gesell, Buenos Aires, Argentina. Miércoles, 14 de enero de 2009



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