Heideggger: Nazismo y Política del Ser (IV)

“Se intensifica en mí tanto la voluntad

como la confianza

para poner mi entero trabajo filosófico

al servicio de una gran Misión

y de poder cooperar en la construcción

de un mundo fundamentado en el Volk alemán.”

(Martin Heidegger a Elisabeth Blochmann;

30 de marzo de 1933)
¿Heidegger el pensador de la vía nacionalsocialista de la Gran Alemania?
¿Heidegger el filósofo místico de la nueva Gemeinschaft racial? Si la
respuesta es afirmativa: ¿Cuál es el tipo de relación entre su Ontología
y su pensamiento político? Que Heidegger fuera un nazi durante un largo
período de tiempo, no meramente un marginal ni en un sentido oportunista,
es una controversia que indudablemente afecta a su entero edificio
filosófico. Como dice un honesto heideggeriano como Otto Pöggeler, el
compromiso político fácticamente asumido por los filósofos, como así
también la falta de un compromiso de este tipo y sus consecuencias,
plantean la cuestión de saber de qué manera la Filosofía tiene que crear
su relación con la Política si desea asumirla responsablemente. Su
nacionalsocialismo existencial y heroico fue un tema polémico que comenzó
a debatirse, como estamos viendo, en el mismo momento de su compromiso
político con el Nacionalsocialismo y el SS-Staat, ya en el año 1933.
Debemos señalar un dato remarcable: las primeras críticas profundas y
serias contra Heidegger, Sein und Zeit y su salto mortale al
Nacionalsocialismo o bien vinieron de marxistas no ortodoxos (Marcuse,
Lukács, Bataille) o del pensamiento escolástico-tomista católico: Alfred
Delp, Erich Przywara, Romano Guardini y Edith Stein. ¿Podían los
pensadores católicos, por su propia formación, criticar eficazmente el
núcleo escatológico cristiano oculto en la analítica del Dasein? ¿Las
críticas desde la Teología erosionaban sus pretensiones de ser el Führer
der Führer, el filósofo-guía del IIIº Reich? A su vez es remarcable que
los críticos católicos encontraban, a pesar de sus reparos, algunos puntos
de contacto con la Ontología heideggeriana y su posibilidad de
trascendencia, especulando con un “uso” teológico, con una Aufhebung
teológica de la analítica existencial. Dentro de la poliarquía
ideológica del NS-Staat una de las acusaciones más contundentes contra las
pretensiones hegemónicas de Heidegger de transformarse en la guía
espiritual del Führer, fue, justamente, que su filosofía de la existencia
tenía presupuestos religiosos cristianos inextirpables, incompatibles con
la Visión del Mundo völkische. No es de extrañar: en el círculo de
allegados a Husserl en la década de los 1920’s Heidegger era considerado
por esos años un cristiano evangélico que luego se convertiría al
protestantismo. Quizá ahora entendamos el profundo resentimiento y odio
visceral de Heidegger durante el IIIº Reich contra el pensamiento
proveniente de los jesuitas y cualquier influencia de la teología católica
en general. Incluso del cristianismo “arianizado” y völkische, tolerado
en el SS-Staat. No sólo en su nueva actividad como Rektor
nacionalsocialista de la Universidad de Freiburg se preocupó de perseguir
todo vestigio de Cristianismo en agrupaciones estudiantiles y tesis
académicas, sino que le dedicó todo un semestre de verano de 1935 a atacar
la Filosofía católica y el Humanismo cristiano sans phrase.[1] Heidegger
se mostró un implacable enemigo teórico y práctico de los filósofos
cristianos en el seno de su propia Universidad, llegando a superar en
medidas antieclesiásticas al patrón nacionalsocialista de aquellos
años.[2] En 1937 Heidegger, que había incorporado como tarea
filosófica-política primordial la desacralización (Entgötterung) del
IIIº Reich, critica negativamente en sus clases al llamado Bekenntnisfront
(en realidad la “Iglesia de la Confesión Cristiana”, asociación
católica opuesta al Nacionalsocialismo)[3] desde su concepto de
Erlebnis,[4] retomado del vitalismo de Dilthey: “la Erlebnis se convierte
en un proceso mecánico, que simplemente reflejan en un momento lo que se
agrupó en esa expresión, ‘Bekenntnisfront’, y en el hecho que como
nosotros hemos llegado a esa expresión, pero no simplemente lo que implica
en la práctica.”[5] En el último encuentro en Roma en 1938 con su
asistente y ex alumno, el filósofo Karl Löwith, todavía aparece
obsesionado por el poder oculto en el IIIº Reich de la Iglesia Romana y que
representaba el máximo obstáculo para la culminación de la
Volksgemeinschaft nazi.[6] Ya en plena guerra mundial, Heidegger no olvida a
uno de sus enemigos mortales en la retaguardia (son los años que los
alemanes católicos resistentes intentan pasar a la acción), y en sus
lecciones sobre Hölderlin vuelve a aparecer su crítica desde la Visión
del Mundo völkische a la opositora BK, la Iglesia de la Confesión
Cristiana y, yendo en radicalidad más allá de la propia línea oficial del
NS-Staat, denigrando la línea religiosa del Cristianismo ario: “Los
Griegos estaban en su debido y gran Tiempo histórico sin ninguna
‘Teología’. Ni los teólogos de la ‘Deutsche Christen’, ni el
‘Bekenntnisfront’, ni los católicos en general, pueden encontrar lo
sagrado de la Tierra Madre.”[7] En un segundo análisis puede verse,
ridiculizando la propia hagiografía de los heideggériannes, cómo que es
el propio Heidegger el que “incorpora” a sus lecciones filosóficas
sobre la Historia del Ser elementos políticos, alusiones ideológicas y
posicionamientos éticos, en perfecta sincronía con la agenda de SS-Staat.
Es el propio Heidegger el que “autoriza” la aplicación política y en
valencia völkische de su analítica del Dasein.

Las críticas a Sein und Zeit y, eventualmente, a su filosofía práctica
fueron inmediatas desde el campo teológico. El filósofo católico Erich
Przywara[8] aunque no abordó en profundidad la analítica del Dasein de
Heidegger, realizó importantes puntuaciones sobre el trasfondo teológico y
escatológico que podrían explicar el compromiso político de Heidegger con
el SS-Staat. Przywara subraya las resonancia teológicas cristianas que
subyacen en Sein und Zeit, incluso el pathos agustiniano de la ontología
fenomenológica e incluso el origen de la mayoría de sus conceptos,
incluida la Sorge (Cura). También destaca la enorme herencia en Sein und
Zeit de Dilthey, como filósofo relativista, historicista y psicologista,
además de Max Scheler y Georg Simmel. Esta acentuación escatológica de
indudable sello escolástico es visible, según Przywara en su adhesión
total al Nacionalsocialismo, que será reemplazada, incluso en un registro
más profundo, después de la derrota del IIIº Reich en 1945 por la
escatología mesiánica del poeta Hölderlin.[9] Por eso es que de manera
increíble Heidegger pudo pasar por un pensador ateo (sin contacto con la
Teología cristiana) y pseudo anarquista en la posguerra europea. En cuanto
a su filosofía práctica pro tempore, Przywara señala una importante
cuestión, y es que Heidegger utiliza jerga ética y vocabulario
eminentemente político para su fenómeno existencial, la propia metafísica
de Kierkeggard a la que le suma el ethos reaccionario de Heidegger. También
en Heidegger convive el irracionalismo de Bergson de identificar sin más
Intuición y Vida. Es este ethos, verdadera praembula de su Filosofía
Práctica, el que permite que ese edificio metafísico sirva para justificar
“una suerte de sombrío Heroísmo” alemán reconfigurado sobre el
concepto de Historicidad de Dilthey. La escatología metapolítica de
Heidegger, tal como puede ser desarrollada desde Sein und Zeit, afirma
Przywara, puede justificar/legitimar desde el SS-Staat, al “sortilegio
técnico de los Soviets en la URSS” hasta la “prosperidad consumista”
de la sociedad liberal anglo-sajona.[10] Además califica a Heidegger de un
adepto enfático del Scotismo (por Duns Scoto) escolástico y su Ontología
de la Historia como Seingeschichte no es más que una extrapolación del
esquema de la sociología de Max Scheler.[11] En cuanto al método lo llama
Destruktionmethode, que se entrega al “Heroísmo de la Finitud”, y en la
teología inmanente ahora aplicada al Nacionalsocialismo (y a la figura
carismática de Hitler) se ha reemplazado la figura de Dios por un
“anthropos-technikos-demiurgos”, del cual la Fenomenología es su
autorrevelación.

En 1935 apareció un pequeño libro titulado Tragische Existenz, basado en
una tesis doctoral del teólogo jesuita Alfred Delp, en el cual se criticaba
la analítica existencial de Heidegger, centrado en Sein und Zeit.[12] El
libro tuvo un importante eco en Francia, más que en la Alemania dominada
por el SS-Staat, gracias a la recepción y difusión en revistas y círculos
de la primera generación de existencialistas y proto-heideggerianos. Se
considera el primer enfrentamiento serio con Sein und Zeit desde el
pensamiento católico. En el primer capítulo Delp trazaba la genealogía y
las posibilidades de la aparición de la corriente existencial en Alemania
después de la derrota y el caos de 1918, como había hecho Beck también
diluía la aparente novedad de la analítica heideggeriana, señalando que
el Dasein no era más que una transposición simple “del concepto de
finitud (verendlichte Parallele) de Hegel.”[13] El segundo capítulo del
libro era exposición concentrada, clara y concisa del sistema filosófico
de Sein und Zeit, una verdadera introducción a su conocimiento y lectura.
En la tercera parte de la obra, Delp situa a Sein und Zeit dentro de la
corriente filosófica alemana, en especial en relación con Husserl, con el
sistema de la Lebensphilosophie de Dilthey, Max Scheler y con las
influencias poco señaladas por los comentaristas del filósofo-sociólogo
Georg Simmel, aunque los auténticos precursores de Heidegger son los padres
fundadores del Irracionalismo, Kierkegaard y Nietzsche. Todos los errores
que pueden achacarse a la analítica del Dasein, afirma Delp, se deben a su
método errado, restringido, el análisis que se basa en la filosofía de
Dilthey (que Delp define como una Reaktion tanto al Positivismo como al
Racionalismo hegeliano), el acotamiento a un análisis puramente empírico,
y que rehúsa distinguir en los fenómenos complejos de la consciencia los
diferentes ámbitos que representan distintas graduaciones de lo espiritual.
En cuanto a su paso a lo político, su fiançaille nacionalsocialista, Delp
reconoce que la filosofía heideggeriana es tributaria de una Weltanschauung
basada en el irracionalismo, de una Visión del Mundo falsa, de una
ideología reaccionaria, que al reducir la existencia al destino para
enfrentar a la muerte, niega su pretendido status rigurosamente
científico.[14] Heidegger, como parte de la philosophia perennis (según el
sentido acuñado por Leibniz), es un exceso del péndulo filosófico hacia
la derecha, y la tarea del filósofo en la actualidad sería la de volver a
establecer su “centro” desaparecido. Al finitismo
reaccionario-irracional del Dasein de Heidegger, Delp le opone un finitismo
más radical aún, basado en una auténticaWeltanschauung humanista
enraizada en la Teología cristiana. Heidegger lleva al individuo a un
naufragio existencial definitivo e irrevocable, y en realidad su extrema
“verticalidad” ontológica (que se traduce en su filosofía práctica)
no hace más que evidenciar que su analítica existencial es una Teología
sin “Theos”.[15] Es con esta Teología qua filosofía que Heidegger
construye una Historia del Ser que Delp califica de Gigantomachie,
Gigantomaquía. Es esta suerte de presupuesto teológico-político,
inconfesado, que funge en el fondo de la Daseinanalytik, el que genera
precisas politischen Implikationen que concluyeron con el compromiso
nacionalsocialista de Heidegger. (continuará)


Ceremonia de asunción del filósofo Martin Heidegger en su cargo
de Rektor de la Universidad de Freiburg, el dia 23 de mayo de 1933, después
de afiliarse al NSDAP. Encabeza la comitiva oficial tropas para-militares
nacionalsocialistas de las SA.

Notas:

[1] Nos referimos a su famosa (poco analizada entre los especialistas y
heideggériannes) y polémica lección Einführung in die Metaphysik, Sommer
Semester, 1935, ahora: Heidegger, Martin; Gesamtausgabe, GA 40, Einführung
in die Metaphysik (Summer semester 1935), ed. P. Jaeger, Klostermann,
Frankfurt, 1983. En español: Introducción a la Metafísica, Editorial
Nova, Buenos Aires, 1959, se trata de la segunda edición de 1953
“totalmente corregida” y depurada de toda connotación
nacionalsocialista, aunque Heidegger mienta al lector al señalar en la
advertencia que carece de “alteración alguna de su contenido”. Ya
veremos más adelante el escándalo que se produjo en Alemania al aparecer
esta segunda edición “retocada” y políticamente correcta. En las
mismas lecciones, donde se hace evidente el influjo cauto de Hölderlin y
Nietzsche, Heidegger afirma que el término “Filosofía Cristiana” es un
oximorón ideológico, “equivale a un ‘hierro de madera’, y es un
equívoco… Es en realidad Teología.” Por cierto, las lecciones eran un
contra-ataque desde el pensamiento völkische al libro de Theodor Haecker;
Was ist der Mensch?; Jakob Hegner, Leipzig, 1933. El valiente libro de
Haecker, un éxito de ventas, llevaba como motto un versículo del libro del
Génesis, 1.26: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza…”, era
una declaración de guerra contra la cosmovisión völkische y la situación
política del NS-Staat. Haecker fue ensayista, traductor de Kierkegaard,
auténtico emigrado interior, pero no se refugió en el aislamiento
intelectual: participó activamente en la resistencia contra el IIIº Reich,
y fue el mentor del círculo antinazi Weißen Rose. Véase el trabajo de
Jakob Knab: “Theodor Haecker (1879 – 1945). Ein Mentor der ‘Weißen
Rose’”, en: Geschichte Quer; Heft 12, 2004.

[2] Véase: Ott, Hugo; Martin Heidegger, Alianza Editorial, Madrid, 1992,
capítulo “¿Qué es el hombre?”, p. 284 y ss.

[3] Bekenntnisfront: sintómatico que Heidegger utilize para designar a la
llamada correctamente Bekennende Kirche, el término
paramilitar-propagandístico de la jerga nazi. El BK fue una escisión
oficial dentro de la iglesia alemana para oponerse tanto al ignominioso
concordato firmado con el Vaticano como a la versión “racial” del
Cristianismo propugnada por el NS-Staat, la llamada Deutsche Christen, bajo
la dirección del pastor nazi Ludwig Müller. La DC völkische, por ejemplo,
expulsaba de sus filas a todo creyente bautizado pero con antepasados
judíos o excomulgaba a militantes de partidos anti-alemanes u
organizaciones críticas con el IIIº Reich. Sobre la historia de la
opositora Bekennende Kirche, véase la monumental obra de Klaus Scholder;
Die Kirchen und das Dritte Reich, 3 Bde., Propyläen, Berlin 1977, en
especial el primer volumen: Vorgeschichte und Zeit der Illusionen,
1918–1934.

[4] Erlebnis (también utiliza das Erleben) es un terminus technicus de la
filosofía práctica de Heidegger que deriva del término Erlebnisse
utilizado por Dilthey. Puede entenderse como “experiencia vivida”. En
SuZ Heidegger señalará dos sentidos: 1) Como una experiencia es una
experiencia aislada y temporal; 2) Como una experiencia en tanto es un
evento interno, psíquico, intrínsecamente escindido del cuerpo y del mundo
exterior. Concebir el Ser en términos de Erlebnis implica que o bien es
atravesado intrínsecamente y al mismo tiempo por experiencias momentáneas
o bien que un hilo conductor que persiste sin cambios a lo largo de sus
experiencias. Erlebnis señala la posibilidad de un hiato entre el Dasein y
el Mundo. Véase la voz “Erlebnis” en: Griffiths, David B.; The keywords
of Martin Heidegger: a philosophical-lexical analysis of Sein und Zeit,
Edwin Mellen Press, New York, 2006, p. 126 y ss. Se debe señalar que en
Dilthey la Er-leben se encuentra determinada por el lugar que ocupa en la
línea del tiempo, por su situación en el espacio y, sobretodo, por su
posición en la cooperación entre los diversos sistemas comunitarios, por
lo que el sujeto lógico de la Historia Universal son tanto los individuos
como las propias conexiones “objetivas” de las comunidades.

[5] Heidegger, Martin; Grundfragen der Philosophie. Ausgewählte “Probleme”
der “Logik” (Winter semester 1937/38), ed. F.-W. von Herrmann, Klostermann,
Frankfurt, 1992, p. 42. Traducción propia.

[6] Löwith lo recuerda así: “Heidegger también afirmó que no existía
ninguna duda en su creencia en Adolf Hitler, pero que el Führer había
subestimado solamente dos cosas: la vitalidad de las iglesias cristianas y
los obstáculos de la anexión, el “Anschluss” con Austria.”; nos
permitimos remitir al lector a nuestra propuesta de traducción del texto de
Löwith, con un estudio preliminar, ahora on-line:
http://fliegecojonera.blogspot.com/2008/03/intelectuales-y-nazismo-mi-ltimo.html.

[7] Heidegger, Martin; Gesamtausgabe, GA 52, Hölderlins Hymne “Andenken”
(Winter semester 1941/42), ed. C. Ochwaldt, Klostermann, Frankfurt, 1982, p.
133. Textualmente: “Die Griechen waren in ihrer grossen und eigentlichen
Geschichtszeit ohne Theologie. Weder die Theologen der ‘Deutsche
Christen’, noch die der ‘Bekenntnisfront’, noch die katholischen,
können das Heilige des Vaterland finden.” Traducción propia. Por cierto
una hybris de corte bien nietzscheana.

[8] Véase de éste teólogo católico: “Drei Richtungen der
Phänomenologie”, en: Stimmen der Zeit, 115, Freiburg, pp. 252-264;
“Wende zum Menschen” [Rezension von Kant und das Problem der Metaphysik
/ Martin Heidegger. Bonn, 1929.], en: Stimmen der Zeit, 119, Freiburg, 1930,
pp. 1-10; y “Sein im Scheitern – Sein im Aufgang”, en: Stimmen der Zeit,
123, Freiburg, 1932, pp. 152-161. Críticas a la analítica existencial de
Heidegger en su libro: Agustinus. Die Gestalt als Gëfuge, Jakob Hegner,
Leipzig, 1934; en español: San Augustin, perfil humano y religioso,
Cristiandad, Madrid, 1984, p. 80 y ss. Con esto se desmiente la leyenda de
los heideggériannes que Heidegger y Przywara eran “amigos” por su
común procedencia del círculo de Husserl; véase: Gertz, B.; “Erich
Przywara (1889-1972)”, en: Christliche Philosophie im Katholischen Denken
des 19. and 20 Jahrhunderts. Rückgriff auf scholastisches Erbe, Band 2, E.
Coreth, Graz, 1988, pp. 572-589.

[9] Przywara, Erich; In und gegen : Stellungnahmen zur Zeit, Glock u. Lutz,
Nürnberg, 1955, pp. 55-60. Sobre la disposición apocalíptica y
contra-ilustrada de Hölderlin, véase: Kondylis, Panajotis; Die Entstehung
der Dialektik. Eine Analyse der geistigen Entwicklung von Hölderlin,
Schelling und Hegel bis 1802; Klett-Cotta, Stuttgart, p. 55 y ss.

[10] Przywara, Erich; ibidem, p. 57.

[11] Przywara, Erich; ibidem, p. 60. Seguramente conocía el trabajo de
habilitación de Heidegger sobre el filósofo Duns Scoto, un estudio de su
doctrina de las categorías y la teoría del significado, desde un punto de
vista neokantiano y fenomenológico a la vez, condimentado con con un
enfoque deudor de Husserl, pero donde nos sorprenden las importantes
referencias al pensamiento filosófico del neokantiana Rickert y, por
supuesto, del filósofo vitalista Dilthey. Véase: Heidegger, Martin; “Die
Kategorien- und Bedeutungslehre des Duns Scotus”, en: Frühe Schriften
(1912–1916), ed. F.-W. von Herrmann, Klostermann, Frankfurt, 1978, “pp.
189-398. Originalmente la primera edición de la tesis doctoral se publicó
como: Die Kategorien und Bedeutungslehre des Duns Scotus, J. C. B. Mohr,
Tübingen, 1916. La intuición de un Scotismus oculto en Heidegger es,
precisamente, una de las más interesantes del análisis a veces fragmentado
de Przywara. Richard Schaeffler ha intentado profundizar en este sentido,
véase: Frömmigkeit des Denkens? Martin Heidegger und die katholische
Theologie, Wiss. Buchges, Darmstadt, 1978; y su artículo “Heidegger und
die Theologie”, en: Gethmann-Siefert, A. /Pöggeler, O (ed.); Heidegger
und die praktische Philosophie, Suhrkamp. Frankfurt, 1988, pp. 286-309;
sobre Duns Scoto y el primer Heidegger, véase: McGrath, S. J.; The Early
Heidegger and Medieval Philosophy, The Catholic University of America Press,
Washington, 2006, Chapter Four: “Duns Scoto”, p. 88 y ss. El trabajo de
habilitación de Heidegger ya aparece totalmente orientado hacia la
Facticidad de la vida cotidiana liberal.

[12] Delp, Alfred: Tragische Existenz. Zur Philosophie Martin Heideggers,
Herder, Freiburg, 1935, que era su tesis doctoral. Se trataba de un pequeño
libro de 128 páginas que desafía a la filosofía völkische de Heidegger
en su propio feudo académico-político, Freiburg. Paradójicamente el libro
fue traducido bajo el clima falangista del Franquismo en España con el
titulo de: Existencia trágica. Notas sobre la filosofía de Martín
Heidegger, prólogo, traducción y notas de Jesús Iturrioz, Ed. Razón y
Fe, Madrid, 1942. Delp se opuso al Nacionalsocialismo, ayudó a salvar
judíos, participó activamente en el Kreisauer Kreises, que apoyó el
atentado contra Hitler realizado por Claus von Stauffenberg el 20 de julio
de 1944, finalmente arrestado y torturado, fue ejecutado en Berlín en
febrero de 1945, poco antes de la derrota final del IIIº Reich. Sobre Delp,
véase: Delp, Alfred; With bound hands: a Jesuit in Nazi Germany : the life
and selected prison letters of Alfred Delp, Loyola Press, Chicago, 2003, su
debate filosófico-ético contra Heidegger en las páginas 23 y ss.

[13] Delp, Alfred: Tragische Existenz. Zur Philosophie Martin Heideggers,
Herder, Freiburg, 1935, p. 56, nota 41. La lectura hegeliano-heideggeriana o
heideggeriana-hegeliana tendrá mucho futuro en Francia a través de la
primera generación de hedeggériannes y antecesores del Posmodernismo. A su
vez en un review del mismo libro, “Alfred Delp’s Tragische Existenz: zur
Philosophie Martin Heideggers”, en: Revue Philosophique, 6 (1936-1937),
pp. 415-419, Alexandre Kojève afirmaba temerariamente que Heidegger era el
único filósofo post-hegeliano que había logrado algún significativo
progreso en la Filosofía de Occidente, aunque agregaba “con la excepción
de Marx.”

[14] Delp, Alfred; Tragische Existenz. Zur Philosophie Martin Heideggers,
Herder, Freiburg, 1935, p. 83 y ss.

[15] Delp, Alfred; ibidem, p. 103-107.
Fuente: Nicolás González Varela

SPAIN. 9 de noviembre de 2010



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Una respuesta a "Heideggger: Nazismo y Política del Ser (IV)"

  1. El texto es más amplio, estoy entregando la primera parte, una revisión doxográfica, que creo nadie ha hecho en la bibliografía especializada, sobre el impacto en el milieu intelectual europeo del compromiso de Heidegger con el NS en los años 1930’s, antes que se distorsionara el juicio por el Holocausto nazi. Lo del “chismorreo” no lo entiendo: son anécdotas y sucesos de fuerte contenido ético que “definen” el caracter de un hombre, y por ende, su pensamiento. ¿Serán “chismorreadores” Herbert Marcuse, Karl Löwith, Karl Jaspers, la esposa de Cassirer o investigadores de gran profesionalidad como Theodore Kisiel o historiadores de las ideas como Hugo Ott o Rolf Wiggershaus? Su fanatismo heideggeriano le ciega, mi estimado amigo. Tenga paciencia que ya llegará el análisis del pensamiento filosófico de Heidegger, y es que yo todavía no he habaldo. Saludos.

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