La divulgacion filosofica

La cultura posmoderna que nos rige, les ordena a los pocos interesados en el tema filosófico, que éste sea muy claro y digerible ya que, de otra manera, nuestro intelecto lo rechazaría por complicado. Esto ha obligado a la Literatura, a la Historia, a la Filosofía y a la cultura en general, a tratar los grandes temas con superficialidad, impidiendo que la cultura obtenga lo profundo y fundamental que le es necesario como ciencia.
Tratándose de las ciencias, hay las que son fundamentales y las que son particulares; las primeras, son ciencias esenciales y las segundas particulares. Éstas ultimas, llamadas así porque su objeto de estudio versa sobre las causas próximas de las cosas, tienen un análisis científico, pero sin la profundidad suficiente para explicar sus bases axiomáticas. Sirva de ejemplo la Biología que, cuando estudia la vida, el análisis de sus causas lleva hasta el fenómeno mismo de la vida, sus componentes y sus funciones; no necesita más.

Cuando hablamos de ciencias primeras, esenciales o fundamentales, como lo es la Filosofía, su objeto de estudio es más profundo. Es el estudio de las cosas por sus causas últimas, es decir, hasta los primeros principios que expliquen todas las demás realidades. La vida, estudiada por la Filosofía, abarca no sólo los fenómenos que de por sí están en su estudio, sino más que eso, llegando a sus esencias: ¿Qué es la vida? ¿Cuál es el principio vital?, ¿Cómo se da la vida?…

Por lo visto, no se puede tratar una ciencia particular como la Química y la Biología con la ligereza que se trata una nota de espectáculos; ni mucho menos la Filosofía como el avance del resultado deportivo. Cada ciencia tiene su profundidad debido a su objeto de estudio; por supuesto que la diversión y el deporte son parte de la cultura del hombre y sin ellas no estaríamos completos como seres humanos, pero son más esenciales la Biología, la Historia y la Filosofía porque NOS EXPLICAN LOS FENÓMENOS POR SUS CAUSAS PRÓXIMAS Y ÚLTIMAS RESPECTIVAMENTE. Si el hombre no cuenta con todas las explicaciones de sus realidades, no se entendería a sí mismo y a todo lo que le rodea.

En cierta ocasión, el Doctor Agustín Basave Fernández del Valle (†), fundador y, por muchos años, presidente de la Sociedad Mexicana de Filosofía, recibió una solicitud de un reportero, al concluir una conferencia magistral en una universidad hermosillense; le pedía que le sintetizara en tres minutos el problema del hombre, del mundo y de la vida. El Doctor Basave, en el tiempo concedido, sólo pudo acomodarse en su asiento, tomar un sorbo de agua y el aliento necesario para enunciar la teoría que explica que sí hay posibilidad de que el intelecto tenga capacidad crítica para entender la problemática planteada… ¡para esto le alcanzó el tiempo!…

El anterior suceso, describe claramente el planteamiento de la postmodernidad, que todo lo quiere digerido, rápido y entendible por todos en una cuartilla o en un “insert” de veinte segundos: esto es imposible. La nota metereológica, el nuevo berrinche del cantante de moda o el tropezón número cien del político en turno, quizás se puedan dar en un espacio breve; de las ciencias particulares, como la Historia, y las ciencias fundamentales, como la Filosofía, no permiten, por su objeto de estudio, una limitación tan estrecha para explicar con rigor científico.

Le queda entonces a la Filosofía, como ciencia basada en causas últimas, sufrir el desprecio de la nueva forma de divulgación masiva de los medios de comunicación; está condenada a no poder argumentar, debatir o criticar la realidad en lo más profundo de su ser real, teniendo que conformarse con esbozar ideas incompletas, que en la mayoría de los casos, confunden aún más a los interesados en el estudio filosófico, porque no alcanzan a comprender lo que verdaderamente es la ciencia de la Filosofía.

Los medios de comunicación van por las noticias de los acontecimientos del hombre: lo que les ocurre a los osos pandas, a los árboles del bosque de Chapultepec o a las piedras monumentales, que si bien es cierto son para el hombre, no son la esencia del hombre. Escribiría el filósofo Scheller que nunca como hoy se ha conocido tanto de las cosas fuera del hombre, pero también, nunca como hoy, se ha ignorado tanto sobre lo que es el hombre en su interior. Esto corresponde plenamente al sentimiento actual, a las finanzas diarias o semanales, al descubrimiento de nuevas galaxias o a la moda imperante, dejando sin atención a la psicología de la mente humana y a la filosofía del espíritu, que forman un todo armonioso en cada individuo con naturaleza humana.

Las noticias sobre el hombre sólo abarcan la parte externa del ser o, cuando mucho, le alcanzan la piel y sus entornos; nunca su esencia racional y espiritual. Pero ¿cómo explicar la esencia del hombre y de las cosas en 1200 caracteres de una nota periodística? ¿cómo abarcar la naturaleza tan compleja del ser humano en tres cuartillas de una artículo de revista? ¿qué decir en medio minuto de una entrevista de radio ó televisión sobre las causas finales del hombre?. Se ve el filósofo, entonces, tentado a creer que a base de noticias es cómo dará las explicaciones sobre la vida, el mundo y el hombre; se ve tentado a explicar, en dichos tiempos y espacios, con analogías deportivas, de cine y de programas de televisión, lo que no puede explicar por falta de espacios y de tiempos suficientes, que le permitan profundizar los temas; se enfrenta, entonces, a un público que así ha sido educado para cultivarse.

Ahora el público no tiene tiempo sino para leer un periódico y una muy breve síntesis de noticias, escuchar resumes de notas, y cuadros sinópticos financieros. El filósofo debe apresurarse a aprovechar estas coyunturas y decir, en el espacio que se le ofrece, conceptos tan profundos que llevarían mucho más espacio y tiempo de discusión.

La obligación del divulgador de la Filosofía es ofrecer la verdad. Así, tiene dos caminos: el primero, aprovechar tales espacios, con aforismos o sentencias generales de las ciencias filosóficas y, el otro camino, reducirse a impregnar de humanismo las notas sobre espectáculos, deportes o películas, con lo que alguna ganancia se tendría.

Valoremos cómo la realidad se impone:

-Son pocas las personas que tienen acceso a los medios masivos de comunicación.

-El público lector de periódicos y revistas está acostumbrado a leer noticias; no le interesan los conceptos profundos que impliquen concentración, reflexión y juicio.

-El divulgador de la Filosofía acepta la posmodernidad y envía chispazos humanistas a través de medios de comunicación masiva.

Vale concretar que el divulgador de la Filosofía debe aprovechar lo anterior, estando consciente y preparando poco a poco al público interesado, si no, se corre el peligro de que se convierta en un divulgador posmoderno y termine por despreciar la esencia de la realidad, acomodándose entre los fenómenos noticiosos de la lúdica humana.



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10 respuestas a "La divulgacion filosofica"

  1. Las personas dedicadas al quehacer filosófico de una manera comprometida (como lo hace usted), les resulta dificil realizarlo en esta sociedad que está inmersa ( y siendo devorada) por la influencia que ejercen los medios de comunicación , cuyos dueños, sólo se rigen en base a sus propios intereses, sin importarle ( en la mayoría de los casos), si afectan la vida de la población….. siempre es grato escucharle y leerle, porque toca los temas con profundidad, pero sin perder esa chispa amena que lo caracterisa. Felicitaciones.

  2. Maestro estoy de acuerdo, en que los filosofos deben de aprovechar esos pequeños momentos que dan los medios de comunicación para mostrarnos la verdad con frases llamativas que invitan a la reflexión mayor, pienso que las estrellas primero llamaron la atención por su brillo y después se preguntaron que como lo hacian.
    Siempre es un placer leerlo,

  3. La intención del artículo es buena pero me parece que adolece de lo que critica. Se habla del posmodernismo y simplemente no se define qué es, si se refiere al posmodernismo filosófico de Derrida, o al de Vattimo, o al de Lévinas, o al de MacIntyre (autor posmoderno, aristotélico y en muchos puntos cercano al realismo, paradójicamente). Si se refiere al posmodernismo cultural, pues ni duda cabe que sus causas últimas están en el filosófico.

    Hablar del posmodernismo así de general, es como darle la razón a esos que señalan a la Edad Media como una época oscurantista sin antes darnos explicación en donde específicamente radica esa oscuridad. Es decir, se carece de la investigación necesaria o de la profundidad requerida por la mencionada “ciencia filosófica”.

    En cuanto a la afirmación “Son pocas las personas que tienen acceso a los medios masivos de comunicación”, en sus dos interpretaciones es falsa: si por acceso entendemos el asistir a los medios como espectadores, es claro que tendremos gran dificultad en encontrar alguien que no sepa que es la TV o la radio, el cine o la Internet.

    Si por el contrario, entendemos por acceder el participar de manera activa como productores de un espacio en los medios de comunicación, nuevamente estamos en error. Clara muestra de ello es este portal de Internet.

    La Internet está revolucionando los medios de comunicación. Ahora cualquiera con poco capital y un mínimo de equipo puede producir su programa de radio, de TV; producir su película o cortometraje y difundirlos por la red. Ahora la gente ve televisión o video por la Internet (Youtube, Emule). Obvio, hablo no de la generalidad actual, pero no pasará mucho tiempo para que así sea.

    Y ya no se diga el difundir por la red textos, artículos, libros o ensayos. Sin embargo, la clave sigue siendo darle la opción al espectador, escucha o lector para que decida o elija. Aquí sí tienes verdaderamente dos opciones: o te conformas con tus 30 segundos o generas tú mismo el espacio en los medios.

    Hablar de “espectáculos”, “deportes” o “películas” es quedarse viendo lo superficial, a manera de los posmodernos diría el autor, unos ven eso, otros ven arte y cultura, objetos primerísimos de la filosofía. Consta en la historia de la filosofía.

    Hacia el final del artículo, en la conclusión, bien a bien no queda claro a mi entender si se debe difundir o no, si se debe escribir en los reducidos espacios o mejor permanecer hablando solamente con los que piensan como uno.

    Dice el diccionario que divulgar (del latín divulgare) es hacer que una cosa llegue a conocimiento de gran número de personas, es decir, llegarle al vulgo. ¿Cómo llegar? Esa es la pregunta en filosofía.
    Entonces, ¿cuál es el camino? A mi entender en cuanto a la difusión hay mucho que hacer. ¿Filosofía de nivel académico? Nos falta mucho, a todos, pero por algo tenemos que empezar. ¿Que se es posmoderno? ¿Acaso no se ve también seguido el dogmatismo, el utilitarismo, el pragmatismo, el fideísmo por ciertos rumbos? Nada más que ese no se escribe, se mira en la práctica.
    Lo acaba de decir el Dr. Beuchot en una conferencia en Torreón: “Muchas veces los jóvenes se alejan de materias humanísticas o de la filosofía porque no encuentran algo que los involucre con ellos. Hay que saber aplicar la filosofía a nuestra vida. A cosas concretas, a situaciones cotidianas y abstractas para darle su justo valor”.
    Podemos como filósofos o aprendices de, pasarnos la vida, o el semestre, hablando los mismos tres temas que se suelen tocar y por ende, entender por realidad una cosa muy reducida, o hablar con mayor soltura sobre otras cosas que, estoy seguro, también son parte de la realidad. Pero, cedo la palabra a ustedes compañeros profesores, alumnos y lectores en general, para abrir el debate…

  4. No estoy muy de acuerdo con su escrito, por la senzilla razón que cualquier tema importante, como la filosofia que se halla en realidad en toda persona sea que nos profesionalizemos o no, debería ser divulgada a aquellas personas que justamente y por motivos sociales no han podido ni tan siquiera saber qué es. Y justamente, para llegar a ese tipo de personas, las más avasalladas por la sociedad consumista and etcétera, debemos usar esos espacios. Es más deberíamos poder equilibrar los anuncios sociales/ético/etc con los de fines comerciales.

    Cierto es que dichos medios no permiten penetrar el tema, pero sí pueden engendrar curiosidad, admiración, reflexión… y ello acaso, ¿no es iniciar el pensamiento filosófico?, si el objetivo de la filosofia es hacernos aprender a vivir en nuestro mundo y con nosotros, ¿por qué deberíamos rechazar la actualidad de nuestro día?

    Espero algun día poder ver, oir y sentir el equilibrio del mundo material y del espiritual.

    Enhorabuena a todos por el site.

  5. Hola Maestro:
    Estoy de acuerdo contigo, como dice el refrán “lo que se ve no se juzga”, los medios de comunicación difícilmente diuvulgarán temas filosóficos, lo que nos toca por hacer es aprovechar nuestra trinchera para divulgarla estemos donde estemos. En una sociedad cada vez más materialista y dirigida al exterior más que al interior, producto del modernismo filosófico que invade todos los campos de nuestra vida cotidiana, definitivamente nadamos contra corriente. Te felicito por tu artículo, muy bueno.

  6. Maestro:
    Felicidades por su artículo.Me gustó mucho,sobre todo porque plantea una problemática muy actual ¿cómo puede darse la divulgación filosófica cuando la sociedad se encuentra en un ir y venir sin rumbo fijo, quiere las cosas rápidas y fáciles pero no saben para qué, no sabemos que andamos buscando y no nos detenemos a preguntárnoslo ?

    Me parece muy acertada la propuesta del segundo camino para ofrecer la verdad: impregnar de humanismo las notas sobre espectáculos, deportes o películas, con lo que alguna ganancia se tendría. Y a las personas que no se dedican al ambito de los medios de comunicación, pues simplemente en la relación con su familia, amigos, vecinos, etc. puede difundir humanismo y ser ejemplo para los demás.

  7. ke pedoo cachoross na no se kreann!! ke enda kon esto esta superr duperrr largoo!!! lagrgoo aa x siertoo este mesiger agregenme a todos los ke me vean!! 🙂

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