Carta sobre el Humanismo (Fragmento) Martín Heidegger

¿Como volver a dar un sentido a la palabra humanismo? Esta pregunta nace de la intención de seguir manteniendo la palabra «humanismo». Es verdad que ya hace tiempo que se desconfía de los «ismos». Pero el mercado de la opinión pública reclama siempre otros nuevos y por lo visto siempre se está dispuesto a cubrir esa demanda. También nombres como «lógica», «ética», «física» surgen por primera vez en escena tan pronto como el pensar originario toca a su fin. En su época más grande, los griegos pensaron sin necesidad de todos esos títulos. Ni siquiera llamaron «filosofía» al pensar. Ese pensar se termina cuando sale fuera de su elemento. El elemento es aquello desde donde el pensar es capaz de ser un pensar.
¿Qué otra cosa significa humanismo, sino que el hombre se torna humano? Pero en este caso, la humanitas sigue siendo la meta de un pensar de este tipo, porque eso es el humanismo: meditar y cuidarse de que el hombre sea humano en lugar de no-humano, «inhumano», esto es, ajeno a su esencia. Pero ¿en qué consiste la humanidad del hombre? Reside en su esencia.

Ahora bien, ¿desde dónde y cómo se determina la esencia del hombre? Marx exige que se conozca y reconozca al ser humano. Y él lo encuentra en la sociedad. Para él, hombre social es el hombre natural. En la sociedad la naturaleza del hombre, precisa del conjunto de sus necesidades naturales (alimento, vestido, reproducción, sustento económico), se asegura de modo regular y homogéneo.

El cristiano ve la humanidad del ser humano, la humanitas del homo, en la delimitación frente a la deidad. Desde la perspectiva de la historia de la redención, el hombre es hombre en cuanto hijo de Dios que oye en Cristo el reclamo del Padre y lo asume. El hombre no es de este mundo desde el momento en que el mundo, pensado de modo teórico-platónico, es solamente un tránsito pasajero hacia el más allá.

La humanitas es pensada por vez primera bajo este nombre expreso y se convierte en una aspiración en la época de la república romana. El homo humanus se opone al homo barbarus. El homo humanus es ahora el romano, que eleva y ennoblece la virtud romana al incorporarle la paideÛa, tomada en préstamo de los griegos. Estos griegos son los de la Grecia tardía, cuya cultura era enseñada en las escuelas filosóficas. LapaideÛa así entendida se traduce mediante el término “humanitas”.

En Roma nos encontramos con el primer humanismo. Y, por eso, se trata en su esencia de un fenómeno específicamente romano que nace del encuentro de la romanidad con la cultura de la Grecia tardía. El que se conoce como Renacimiento de los siglos XIV y XV en Italia es una renascentia romanitatis. Desde el momento en que lo que le importa es la romanitas, de lo que trata es de la humanitas y, por ende, de la paideÛa griega. Y es que lo griego siempre se contempla bajo su forma tardía, y ésta, a su vez, bajo el prisma romano. También el homo romanus del Renacimiento se contrapone al homo barbarus. Pero lo in-humano es ahora la supuesta barbarie de la Escolástica gótica del Medioevo. De esta suerte, al humanismo históricamente entendido siempre le corresponde un studium humanitatis que remite de un modo determinado a la Antigüedad y a su vez se convierte también de esta manera en una revivificación de lo griego. Es lo que se muestra en nuestro humanismo del siglo XVIII, representado por Winckelmann, Goethe y Schiller.

Se entiende bajo el término general de humanismo el esfuerzo por que el hombre se torne libre para su humanidad y encuentre en ella su dignidad, en ese caso el humanismo variará en función del concepto que se tenga de «libertad» y «naturaleza» del hombre. Asimismo, también variarán los caminos que conducen a su realización.

El humanismo de Marx no precisa de ningún retorno a la Antigüedad, y lo mismo se puede decir de ese humanismo que Sartre concibe como existencialismo. En el sentido amplio que ya se ha citado, también el cristianismo es un humanismo, desde el momento en que según su doctrina todo se orienta a la salvación del alma del hombre (salus aeterna) y la historia de la humanidad se inscribe en el marco de dicha historia de redención. Por muy diferentes que puedan ser estos distintos tipos de humanismo en función de su meta y fundamento, del modo y los medios empleados para su realización y de la forma de su doctrina, en cualquier caso, siempre coinciden en el hecho de que la humanitas del homo humanus se determina desde la perspectiva previamente establecida de una interpretación de la naturaleza, la historia, el mundo y el fundamento del mundo, esto es, de lo ente en su totalidad.

Todo humanismo se basa en una metafísica…, A la hora de determinar la humanidad del ser humano, el humanismo no sólo no pregunta por la relación del ser con el ser humano, sino que hasta impide esa pregunta, puesto que no la conoce ni la entiende en razón de su origen metafísico.

El primer humanismo, esto es, el romano, y todas las clases de humanismo que han ido apareciendo desde entonces hasta la actualidad presuponen y dan por sobreentendida la esencia universal del ser humano. El hombre se entiende como animal rationale. Esta determinación no es sólo la traducción latina del griego zÇon lñgon ¦xon, sino una interpretación metafísica. En efecto, esta determinación esencial del ser humano no es falsa, pero sí está condicionada por la metafísica. Pero es su origen esencial y no sólo sus límites lo que se ha considerado digno de ser puesto en cuestión. Aquello que es digno de ser cuestionado no es en absoluto arrojado a la voracidad de un escepticismo vacío, sino que es confiado al pensar como eso que es propiamente suyo y tiene que pensar.

CARTA SOBRE EL HUMANISMO,
Martin Heidegger
Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte,
Alianza Editorial,
Madrid, 2000

Comentario: El término” metafísica” proviene de Aristóteles y su obra escrita sobre papiro en catorce rollos, que se ocupan de temas filosóficos, que estaban archivados en los estantes a continuación de la física. De manera didáctica significa: aquello que sigue a las explicaciones sobre la naturaleza o lo que viene después de la física, entendiendo física en su acepción antigua que se refería al estudio de la naturaleza y sus fenómenos.

Metafísica no denotaba una disciplina particular concerniente al interior de la filosofía, a partir del Siglo XIII pasa a ser una disciplina filosófica especial que tiene como objeto el ente (Lo que es, existe o puede existir. Algo que tiene existencia real o imaginaria). A partir de entonces la metafísica pasa a ser la más alta disciplina filosófica, y así hasta hoy. Con el tiempo la palabra adquirió el significado de especulativo, dudoso o no científico. En este sentido, también la metafísica es considerada como un modo de reflexionar en cualquier materia que discurriese entre lo oscuro y difícil de comprender.
Fuente: http://lanaveva.wordpress.com/2010/03/30/carta-sobre-el-humanismo-fragmento-martin-heidegger/

30 de marzo de 2010



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3 respuestas a "Carta sobre el Humanismo (Fragmento) Martín Heidegger"

  1. señores es un buen reporte falto un poco mas de explicación pues no abarca todo el tema

    ¡pero de resto esta bien!

  2. Buena data!
    Sobre lo último: el nombre “Metafísica”, más allá de la física (del libro de física), fue establecido por Andrónico de Rodas, al intentar catalogar unos libros de Aristóteles sin nombre, y ubicarlos detrás de sus libros de física. Aristóteles, al tratarla la llamó “filosofía primera”.

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