Kafka y su legado literario enfocados desde la filosofía

INQUIETANTE. La lectura de la obra de Kafka no deja indiferente al lector atento, para el que resulta una experiencia perturbadora.

Una mirada sobre el gran escritor checo, uno de los más originales, enigmáticos e inquietantes autores del siglo XX, será la que compartirá esta noche a las 20 en el Museo Provincial de Bellas Artes, la Prof. Aurea Cristina Saraví. La conferencia es parte del ciclo de actividades culturales 2008 organizado por la Asociación Mariano Moreno.
Kafka entre nosotros. La consigna -título de una conferencia- será el convite que la Prof. Aurea Cristina Saraví planteará a quienes quieran compartir esta noche sus reflexiones sobre la vida, la obra y el legado que dejó a quien desee aproximarse, uno de los más originales, enigmáticos e inquietantes escritores del siglo XX. El acto, con acceso libre y gratuito, forma parte del ciclo cultural 2008 organizado por la Asociación Mariano Moreno

Será un enfoque desde la filosofía en el cual la conferencista se permitirá “aventurarse en una interpretación, dejando de lado, a sabiendas, advertencias como la que realiza el filósofo francés Jean Francois Lyotard, acerca de la inutilidad de las mismas”.

Aún así, y a pesar que el autor de La condición Post Moderna, remarca que “la claridad del propio texto nos exime de toda interpretación”, Saraví avanzará en el análisis. Acompañada por proyección de imágenes, con sonido, comentarios “y también momentos para el silencio”, la docente local desarrolla la temática. Praga, estudios, trabajo, salud, relaciones familiares y amorosas, entre otros puntos, serán desarrollados en la disertación de la Prof. Saraví.

SEDUCCIÓN. Con su escritura, Franz Kafka (Praga, 1883-1924) ha seducido y perturbado a generaciones de lectores que se han aproximado a él a través de sus novelas El proceso, El castillo o relatos menos extensos como La metamorfosis; En la colonia penitenciari o Un artista del hambre.
“Kafka me atrapó de joven”, confió Cristina Saraví a EL DIARIO. Su puerta de ingreso al universo del autor checo fue la lectura de El proceso y La metamorfosis.

En este último texto, Saraví fue capturada “por la forma magistral en que desarrolla la pérdida de la capacidad de asombro. Pero además la perspectiva del protagonista -Gregorio Samsa- que sigue conservando la conciencia a pesar de sufrir una mutación inverosímil”.

“En ese relato, me impacta como lo brutal y lo cotidiano se han dado la mano”, dice la disertante. Y rescata que además está esbozada allí una inquietud central: La preocupación porque, en cualquier momento, asome el monstruo que llevamos dentro.

Otro aspecto interesante en ese relato, es el que se vincula con la impronta del deber marcado a fuego. “Es que al protagonista -precisa Saraví- le preocupa qué dirá su jefe al ver que no va a trabajar”. A través del personaje Gregorio Samsa, Kafka desnuda la soledad, el drama del sujeto moderno en el siglo XX.
Y coloca en el centro de la escena una idea que será desarrollada por Zygmunt Baumann, en Modernidad Líquida. Se trata de lo que este académico alemán denomina ‘la profana trilogía´ que acosa, exacerbada hasta lo insoportable, al ser humano contemporáneo: inseguridad, incertidumbre y desamparo. A ello se suma un sentimiento de culpa que atraviesa la vida y la obra de Kafka por un complejo panorama en que asoman cuestiones como la conflictiva relación con el padre, la baja autoestima que lo inhibió en sus relaciones personales y sentimentales. Y si bien mantuvo vínculos amorosos, estos fueron en su totalidad signados por el carácter epistolar, en particular se destaca la correspondencia con Milena Jesenska.

AUTORREFERENCIAS. Otra característica de la obra de Kafka, que Saraví no ignora, es que de manera más o menos velada, el escritor es el protagonista de todas sus obras. El comienzo de El castillo, señala la docente, es un claro ejemplo. “Era ya entrada la noche cuando llegó K. La aldea yacía bajo la nieve profunda”.

“El castillo -expresa la conferencista- es la representación de la invisibilidad del poder y, por otra parte, de la inaccesibilidad a él. Es una imagen que puede conectarse a la idea del no lugar, la falta de espacios propios y la discriminación sufre el protagonista por ser foráneo a una comunidad. Se intuye también allí la preocupación por la cuestión del otro”.

En este marco, la docente propone analizar a la obra de Kafka enfocándola a través de las categorías ‘praxis´ y ‘logos´. Con relación a la segunda, es claro que la palabra fue la que constituyó al escritor, quien vivió a partir de la escritura.

Podemos preguntarnos entonces -agrega Saraví-, dónde se sitúa Kafka en esta conjunción. Alguna pista para avanzar en una respuesta dará a quienes esta noche la acompañen en su conferencia en la que tratará de iluminar algunas zonas de un hombre que alguna vez dijo: “no tengo nada de lo que se necesita para vivir, salvo la universal debilidad humana”.
Fuente: http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=146188



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