Contradicciones de los pueblos originarios.

Sacerdote berutense radicado en Milán. [email protected].
Guillermo de Ockham era un fraile franciscano. Fue el principal exponente del conceptualismo y del nominalismo, postura filosófica que estaba convencida que los nombres cambiaban la esencia de las cosas. Después, muchas corrientes sobre todo de izquierda adoptaron sus ideas y para dar mayor dignidad a los entes y a las personas, las nombraron de otra manera.
Un ejemplo actual: la antigua sirvienta se llama colaboradora doméstica, el basurero operador ecológico, los pueblos nativos o indígenas se definen ahora pueblos originarios.

Lo curioso es que Ockham era inglés como eran también europeos los fundadores del comunismo primitivo y los ideólogos de la izquierda internacional. Las raíces comunistas hay que buscarlas en los postulados griegos de Platón, en las comunidades cristianas primitivas que describen los hechos de los apóstoles, también en los movimientos místicos medievales que paradojalmente una lectura marxista de la historia califica este período como «época oscura». Vestigios del comunismo se encuentran en los niveladores ingleses del siglo XVII y en algunos movimientos que iniciaron la revolución francesa.

Tendríamos que recordar que Karl Marx era alemán, fue alumno de los jesuitas y conocía los Santos evangelios de memoria. Ludwig Feuerbach había nacido en Baviera donde recibió una sólida formación inspirada en los principios del cristianismo. El gran idealista Hegel se formó en el seminario de Tubinga a la sombra de la Biblia junto al poeta Holderlin y al filosofo Schelling con quien compartió la misma habitación. Marx, Feuerbach y Hegel tienen en común ser los padres del comunismo histórico, los tres respiraron la cultura de las sagradas escrituras y fueron ciudadanos del viejo continente.

Me pregunto, ¿por qué entonces nuestras izquierdas latinoamericanas leen la historia en clave antieuropea y ven al cristianismo como lejano de los pueblos nativos? ¿Cuál es el motivo por el cual se continúa separando de un modo anti ético los hoy nombrados pueblos originarios con los principios que les otorgaron una nueva conciencia?

Quien escribe piensa que la liberación de América Latina no se obtiene dando la espalda al occidente por la simple razón que la joven cultura latinoamericana es también parte de esta matriz cultural.

Además, avergonzarse de Europa y de las raíces cristianas, sería como negar el propio padre y la propia madre. Defender el indigenismo no puede ser interpretado como fenómeno tesis – antítesis, visto en términos de oposición a Europa, sino más bien como dos culturas que se complementan y se fortalecen recíprocamente.

Tendríamos que preguntarnos todavía, ¿qué entendemos por Occidente? No se trata de un punto geográfico situado al norte o al sur del mundo. Ser occidental es un modo de pensar, de vivir.

Estamos hablando de la interacción de la cultura griega, del derecho romano, de los valores judíos y cristianos que permitieron el nacimiento de las grandes ideas que iluminaron y cambiaron la historia de la humanidad. Estas matrices dieron origen al iluminismo, al humanismo; comunismo y positivismo se gestaron bajo su influencia. No es separando y aislando a América Latina de este océano cultural, el modo correcto a través del cual conquistaremos la libertad de nuestros pueblos. No se termina de entender por qué las izquierdas en nombre de la defensa de «los pueblos originarios» ataca al cristianismo y a Europa, invocando los mismos valores que éstos les enseñaron.

Es una contradicción y tal vez, superando estas contradicciones, se podrá arribar a un nuevo socialismo que ciertamente está muy lejos del que hoy aspiran muchos de nuestros líderes políticos.
Fuente: http://www.laopinion.com.ar/columnas/4759-contradicciones-de-los-pueblos-originarios.html

ARGENTINA. 1° de noviembre de 2009



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