Otro ladrillo en la pared

En tiempos recientes las instituciones norteamericanas se han dedicado a “resolver “el problema de la migración. Dicho problema tiene su origen en los países subdesarrollados, en los cuales miles de pobladores al no encontrar alguna manera de establecerse y de lograr tener ingresos para sustentarse a sí mismos y a sus familias optan por trasladarse a países desarrollados para efectuar tareas que los ciudadanos primer mundistas no desean efectuar. Y en dichas tareas aquellos emigrantes obtienen ingresos mayormente remunerables que en su propio país.
Ante la creciente afluencia de emigrantes a los estados unidos el presidente George W. Bush ha implementado un plan migratorio que presentó el 7 de enero del 2003 y que entre los diversos vaivenes de la política estadounidense se pretende establecer en corto plazo.

En mencionado plan migratorio propone que sean las instituciones norteamericanas quienes unilateralmente concedan las autorizaciones para cualquier actividad o estancia en su país. Pero de igual manera dicha política se ha cerrado a la comunicación y el acuerdo de países vecinos para poder implementar un adecuado, legal y humanitario proceso de migración.

Por el contrario, la actuación del gobierno americano ha decidido orientarse hacia un enfoque violento y policíaco, argumentado principalmente por la idea de detener el terrorismo en su territorio.

Otro factor importante es que la cantidad de personas que llegan a asentarse en los Estados Unidos está creciendo de gran manera y por lo mismo viene a convertirse en un factor de peso y de influencia en Norteamérica, tanto en procesos políticos como sociales.

También parece increíble que a umbrales del siglo XXl se den casos de abusos hacia quienes se internan en los Estados Unidos, como también es indignante la poca atención que los gobiernos tercermundistas prestan para verdaderamente auxiliar y atender a la población marginada.

Mediante los canales de información estamos observando constantemente abusos y vejaciones por parte de autoridades que pretenden impedir la afluencia de quienes esperan encontrar un futuro mejor, el aclamado ensueño americano.

Además de los abusos de las policías fronterizas, están los ataques por parte de vándalos latinos “maras”, “los polleros”, los cazadores de ilegales y más recientemente la propuesta para la construcción de una muralla fronteriza con la cual se pretende cerrar el paso a todo aquel ilegal que intente cruzar al suelo norteamericano.

Ante esto, y mediante la especulación filosófica, intentaré encontrar las causas y soluciones a está problemática.

El Doctor Manuel Ocampo en su libro “Filosofía de la cultura” afirma que la sociedad debe servir para que el hombre pueda en ella satisfacer sus necesidades tanto corporales como espirituales, es así que la causa final de la sociedad es el bien común, es decir la perfección de todos de cada uno de los individuos.

Por tanto, la finalidad primordial de todas las sociedades debe ser la de la perfección de los individuos en un ámbito social hacia el bien común. Distinguiendo la finalidad y la razón principal del fundamento y sentido de la sociedad humana nos encontramos, que las prácticas tanto de los países desarrollados y de los países subdesarrollados se desvían en asuntos por demás ajenos a lo esencial de sus funciones, y en ese desvarío pretenden resolver las problemáticas sociales de manera inadecuada, logrando el beneficio de unos cuantos en ambos lados de la muralla fronteriza.

En los últimos tiempos el orbe se ha caracterizado por el avance y la sofisticación de los medios de comunicación, acercando a los habitantes de diversos países y relacionándolos directamente, en una llamada tendencia de globalización. Por tanto es contradictoria la actitud y postura de las instituciones gubernamentales del autonombrado “país de la libertades” al no conceder espacios, diálogos y oportunidades para lograr una verdadera solución al problema migratorio.

La armonía mundial no se logrará con muros sino con comunicación, el respeto de la dignidad humana y el apego a la verdadera finalidad de las sociedades que es el perfeccionamiento de sus habitantes y el bienestar común, mediante la instrucción de una cultura apegada a la virtudes humanas que eleven la dignidad del hombre.

Alumno de la Escuela Superior de Filosofía de ICES

2006.  MÉXICO



::: 95 hits

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *