Por Jaime Nubiola.
Hace ya muchos años me propuse no hablar de lo que no sé, ni escribir sobre aquello que no he estudiado o sobre lo que no tenga experiencia.
Hoy, leyendo las encantadoras «Proses de bon seny» (1915) de Jaume Raventós, me encuentro con una afirmación que ha llamado mi atención. La traduzco al castellano: «Observad bien que el hablar de lo que no se sabe es el hablar que más gusto da, pues entonces la lengua no tiene la traba de ninguna convicción ni de ningún pensamiento preconcebido» (p. 17). Me ha sorprendido un poco esta afirmación y me ha dejado pensando, quizá porque los profesores vivimos empeñados siempre en hablar de lo que sabemos; y cuando no sabemos algo, debemos responder: «No lo sé, pero voy a estudiarlo».
En contraste, me vienen a la memoria esos tertulianos famosos capaces de improvisar una opinión sobre cualquier asunto, por complejo que sea, y que parecen disfrutar haciéndolo, tal como señalaba Raventós hace más de un siglo. Ellos, sin quererlo, me confirman en mi propósito: hablar solo de lo que sé y decir “no lo sé” cuando me preguntan acerca de tantas otras cosas que ignoro.
Notas
Pamplona, 19 de agosto 2
Fuente: Jaime Nubiola
28 de agosto de 2025. ESPAÑA