Ciorán: La existencia como pesadilla

La tentación de existir constituye una de las máximas obras del escritor y pensador de origen rumano
La tentación de existir, traducida al español por Fernando Savater, es una obra, una “propuesta de vida” de 11 capítulos en los que, aunque su autor, el rumano Emil M. Ciorán, no se autodenomina como filósofo, se puede transgredir el existencialismo heredado por Nietszche y desdibujado por el autor, para dar un entendimiento a la decadencia y hasta la muerte como la búsqueda de una añorada libertad.

La pesadilla cotidiana

Ciorán no es el filósofo de la maldad, es el pregonador de la antibondad, el agorero de la posmodernidad sepultada en sociedades que progresan, ergo, decadentes. Es el estertor de un existencialismo que definitivamente termina por dejar de serlo, para construir a su vez un antiexistencialismo basado en el odio al ser que se halla en el vértigo amoral de la pesadilla que significa existir, ser artista y utilizar a la palabra, el eterno disfraz.

¿La destrucción interior?

El ser que aspira Ciorán es un no-ser y para serlo hay que morir. Así las cosas, la muerte omnispresente en la idea de no-ser es luz para el embuste de la palabra. “Lao-Tsé no nos propone ningún vértigo, en tanto que Rimbaud y Nietzsche, acróbatas que se contorsionan en el punto extremo de sí mismos, nos invitan a sus peligros. Solo nos seducen los espíritus que se han destruido por haber querido dar un sentido a sus vidas”, escribe. Ciorán realza la destrucción que el vértigo de quienes han vivido al borde les ha causado in extremis ora con la palabra ora con la sabiduría, uno de sus venenos.

La no-existencia es el nirvana de Ciorán. No-existe aquel que logra la liberación. ¿Qué es esta? Ciorán en su obra dice que solo aquel quien se rebele o se aparte de las palabras será libre. El mundo de la nada, el eterno vacío, esa es la libertad, en la que el humano ha roto todo lazo, especialmente el de las sensaciones.

Adiós a la felicidad

Ciorán es el filósofo antiexistencialista por antonomasia. El ser ya no es la esencia de la existencia sino el no-ser. Ciorán representa la muerte del existencialismo, es el cadáver del siglo XX y el feto del siglo XXI.

El autor se opone a la búsqueda de la felicidad como se ha planteado a través de filosofías orientales y propone disfrutar de la desdicha a través de un moderno epicureísmo.

El no-ser parte de la pesadilla en la que este no es compatible con el mundo exterior y su negativa ante el objeto por lo que de antemano la idea de bien se anula, allí aparece la imagen del diablo, no como el supremo dios de la maldad sino como un arquetipo del no-ser, de la negativa entregada hacia el universo presente.

La muerte, la nada

Hasta dilucidar el aniquilamiento pre no-ser, que está simbolizado por la muerte, el hombre debe ser un vertiginoso poeta, como los malditos, debe habitar en la comarca de la palabra como un súbdito más.

La muerte es la gran nada, superior a la existencia para Ciorán. El gran “sí es el sí a la muerte”.

“La muerte solo nos da vértigo para elevarnos por encima de nosotros mismos, a idéntico título que el amor”, manifiesta el pensador.

La muerte un día vendrá aclamada por el miedo del hombre para romper el yugo que le impone el reino de la palabra. (PCG)

Emil M. Cioran (1911-1995)

Fue escritor y filósofo, aunque nunca se consideró ninguna de las dos cosas; es más, siempre desafió a cualquiera que pensara lo contrario. Esta contradicción era esencial en el pensamiento de este poeta rumano, basada en el pesimismo. Publicó la mayor parte de sus textos en francés. (RR)
Fuente: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/cioran-la-existencia-como-pesadilla-329158.html

Quito, Ecuador. 17/Enero/2009



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