Por Valentina Araya
La filosofía de Aristóteles explica la metafísica a través de la distinción entre potencia y acto. Todos los detalles

La filosofía de Aristóteles ofrece conceptos que, aunque no tan famosos popularmente como la alegoría de la caverna de Platón, son esenciales para entender la metafísica y la naturaleza del ser.
Entre ellos, destaca la distinción entre potencia (dynamis) y acto (energeia o entelecheia), una herramienta conceptual que Aristóteles desarrolló para explicar el cambio, el movimiento y la realización en el mundo. Te contamos de que se trata este pensamiento de la filosofía.

Menos conocida que la filosofía de la caverna de Platón, pero igual de importante: la potencia y el acto de Aristóteles
La idea fundamental es que todo ser tiene dos aspectos: uno potencial y otro actual. La potencia se refiere a la capacidad o posibilidad que algo tiene para llegar a ser o realizarse de una manera determinada, pero que aún no ha concretado. Por ejemplo, una semilla posee la potencia de convertirse en árbol, aunque todavía no lo es.
El acto, por su parte, es la realización plena de esa capacidad, es decir, el estado en el que la potencia se convierte en realidad efectiva; cuando la semilla germina y crece, pasa a estar en acto. Esta distinción permite a Aristóteles explicar cómo ocurren los cambios en la naturaleza sin caer en contradicciones. Según él, el cambio es la actualización de una capacidad potencial. Así, el mundo está en constante transición entre lo que puede ser (potencia) y lo que es (acto).

En la Metafísica, Aristóteles utiliza estos conceptos para hablar del ser en sentido amplio, y en particular para definir a Dios como “acto puro”, es decir, la realización absoluta sin potencialidad alguna. Dios no cambia ni se mueve porque es la perfección plena, la fuente de toda actualización en el cosmos.
Además, la diferencia entre potencia y acto se aplica no solo a la naturaleza física, sino también a la ética, la política y la psicología. Por ejemplo, en la ética, el ser humano tiene la potencia de alcanzar la virtud, y la virtud misma es la realización de esa potencia a través de acciones y hábitos.
En contraste con Platón, que enfatizaba la existencia de las Ideas o Formas como realidades separadas y perfectas, Aristóteles insistió en que la forma está siempre unida a la materia y que el cambio implica la transición de potencia a acto en los seres concretos.
En suma, la distinción entre potencia y acto es una de las piedras angulares de la filosofía aristotélica, una clave para entender la dinámica del ser, el movimiento, la causa y la finalidad en la realidad, y ofrece una profunda reflexión que sigue siendo fundamental en la filosofía, la ciencia y la teología.
Notas

Valentina Araya [email protected]
13 de julio de 2025. ARGENTINA
