DIÓGENES es bastante más conocido por el síndrome que por su ingenio. Cada vez que se intercepta a alguien que acumula basura y subsiste sobre ella, en las noticias se habla del ‘síndrome de Diógenes’. Pero ‘el síndrome’ no es suyo y achacárselo a Diógenes es una injusticia.
Quien descubrió ‘el síndrome’ de esos seres que abrigan su soledad, y su desvarío, bajo toneladas de detritus debió bautizarlo con su propio apellido, pero le olería mal y prefirió cargarle el mochuelo a Diógenes. El despropósito no sólo no remite, sino que va en aumento. El mal llamado ‘síndrome de Diógenes’ se atribuye ya hasta a los usuarios de la informática que tienen la pantalla del ordenador llena de iconos sembrados al voleo o que acumulan correos.
Pero Diógenes, que nació en Sínope (ahora, Turquía) el año 413 antes de Cristo, ni tenía ordenador ni acumulaba nada más que sabiduría. Renunció a toda muestra de riqueza y vivía en una tinaja. Hasta el tiesto llegó un día Alejandro Magno. El gran rey, conquistador de medio continente asiático, había tenido como preceptor a Aristóteles y admiraba a Diógenes, así que le ofreció darle lo que quisiera. «Apártate, que me tapas el sol», le pidió el sabio. Es una de las anécdotas atribuidas al ‘Perro’, que así llamaban sus coetáneos al filósofo, pero hay muchas más.
Platón, uno de los ‘tres tenores’ de la filosofía, definió al hombre como «un animal bípedo e implume». Diógenes, agarró un gallo, lo desplumó vivo y lo soltó en plena lección platónica diciendo: «¡Eh ahí al ‘hombre’ de Platón!». Ante semejante refutación, Platón corrigió el retrato asegurando que es «un animal bípedo, implume y con las uñas planas». Pero de todos los hechos que se atribuyen a Diógenes, el más famoso es el del candil. El sabio caminaba por Atenas a plena luz del día alumbrándose con una lámpara. ¿Qué haces?, le preguntaron. «Busco un hombre», respondió.
Ya en tiempos de Diógenes debía de ser difícil hallar a un auténtico ser humano, a un hombre que mereciese tal nombre. Seguimos igual. ¿Qué es un ser humano y cuando empieza y deja de serlo? Nos movemos sobre arenas movedizas filosóficas, religiosas, éticas, científicas… Las leyes definen con precisión a las personas jurídicas -empresas y sociedades de todo tipo-, pero no son tan prolijas con las personas físicas. Para la Iglesia, se es persona desde el instante de la concepción. Para la ministra Aído, durante las primeras 13 semanas sólo se es tejido extirpable y, después, ya se verá. La sentencia del Yak-42 ratifica que incluso el mínimo resto de un cadáver es persona y tiene derecho a su identidad.
Si viviese hoy, Diógenes debería hacer horas extras con el candil.
Fuente: http://www.hoy.es/20090520/opinion/candil-20090520.html
Badajoz, Extremadura, Spain. 20 de mayo de 2009
Me ha gustado el comentario. Comparto la creencia de las muchas horas extras que el Diógenes de hoy tendría que hacer con su candil.