Aún más Platón y menos Prozac

EL autor de Más Platón y menos Prozac insiste en la necesidad de aprovechar más los recursos de la reflexión filosófica que los enfoques pseudomédicos para hacer frente a las patologías propias del mundo postindustrial.
Aprovechando el nuevo estado de opinión en el que el libro de Marinoff situó la filosofía, me he tomado la libertad de presentar una obra de Rafael García Santos, una paráfrasis del diálogo platónico La república, titulada De la aristocracia militar a la tiranía en el ‘República’: en definitiva, aún más Platón y aun menos Prozac. Editada en Badajoz por Abecedario, esta obra presenta en once capítulos los elementos principales del diálogo platónico, así como la influencia platónico socrática en Karl Popper.

Desde mi modesta opinión, la oportunidad de esta obra es de gran utilidad en un doble sentido. Académicamente, en la medida que el diálogo platónico forma parte del elenco de autores que componen el temario de Selectividad. Vitalmente, pone a nuestro alcance la posibilidad de reflexionar sobre la obra que Platón dedicó a la justicia, cuestión siempre actual por la importancia que ésta tiene para la vida de las personas, que por naturaleza somos sociales, como diría después Aristóteles. Es este segundo sentido, en el que centraré mi reflexión.

Platón, discípulo de Sócrates, vivió en Atenas entre los siglos V y IV a. C. Según se desprende de su biografía, tan pronto como se lo permitió la edad, quiso intervenir en la vida pública. Sin embargo, la condena a muerte de su maestro bajo el régimen de la democracia que siguió a la dictadura de los tiranos, le llevó a reflexionar sobre las condiciones que ha de reunir un Estado justo. Este es el contexto en el que nació el diálogo La República. Ciertamente, estos no son los tiempos de Platón, ni nuestros estados modernos son los de entonces, sin embargo, como bien recuerda Rafael, «en la meta está el origen»; es decir, somos herederos de una antigua tradición que desde sus inicios reflexionó sobre la justicia.

En el diálogo platónico, la justicia se vislumbra a la luz del isomorfismo persona Estado. Esto es, para Platón difícilmente podrán ser justos los hombres que habiten en Estados injustos, de ahí su búsqueda de la República ideal. Esta correspondencia parece irrenunciable. Ahora bien, en las democracias modernas, lejanas a la estratificación social platónica, la experiencia dice que no son suficientes las leyes justas para que los hombres sean justos. En este sentido, creo que el isomorfismo platónico requeriría una vuelta de tuerca: los Estados con leyes justas no son suficientes sin la colaboración virtuosa de los ciudadanos que desarrollen en función de la justicia dichas leyes. Así pues, a modo de conclusión, un Estado justo sólo podrá serlo si lo habitan hombres justos y viceversa.

En este sentido, el libro apunta a un futuro esperanzado como se desprende de la dedicatoria que Rafael dirige a sus vástagos: «con el deseo de que se asomen fruitivamente desde este balcón al mundo griego y contemplen con deleite la Verdad, el Bien, y la Belleza en el pensamiento clásico».
Fuente: http://www.hoy.es/prensa/20090311/opinion/platon-menos-prozac-20090311.html

Extremadura, Spain. Miércoles, 11 de marzo de 2009



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