Duns Escoto (Doctor sutilis). A los 700 años de su muerte.

Doctora en Filosofía y Letras
Profesora Emérita de la UNaM
Nació poco antes de 1270, no se sabe con certeza si en Escocia, Inglaterra o Irlanda. Todavía muy joven entró en la Orden de San Francisco y cursó estudios en Oxford, donde después enseñó hasta 1304, año en el cual el general de la Orden lo mandó a París para que consiguiera el grado de maestro. Ya recibido, enseñó en París desde 1305 hasta 1308, cuando fue trasladado a Colonia, donde murió el 8 de noviembre del mismo año. Allí fue sepultado en la Iglesia de la Orden de los Menores.

A pesar de su corta vida escribió muchísimas obras.

Haremos un breve índice de las mismas según la edición de Lucas Wadding de Lyon de 1639: 1) 12 volúmenes de comentarios a la Sagrada Escritura y además 2) Los comentarios a Aristóteles: el “De rerum principio” (El principio de las cosas). 3) “De primo rerum omnium principio” (Principio de todas las cosas), que trata de la existencia y esencia de Dios. 4) “De cognicione Dei” (El conocimiento de Dios).
Pero su principal obra fue el “Angelicanum”: un amplísimo comentario a los cuatro libros de las Sentencias.

Tal vez Duns Escoto sea el más agudo y sutil de todos los filósofos medievales, de allí el título de “Doctor sutilis”.

Si quisiéramos resaltar las principales doctrinas de Escoto tendríamos que indicar:
La relación entre Filosofía y Teología.

Metafísica: en la que toma la forma, y no la materia, como principio de investigación.

Teoría del conocimiento: con el rechazo de la iluminación agustiniana (apriorismo), para acercarse a Santo Tomás, a pesar de que, como todo franciscano, en general no acepta muchos puntos de vista del Aquinate, para seguir en general la visión agustiniana del mundo, de la vida, de las cosas, de las relaciones del hombre con Dios, creador y guía de la vida real.

Sería muy largo, complicado y difícil explicar en pocas columnas un pensamiento tan profundamente intrincado para nosotros.

Nos baste conocer, aunque en forma muy resumida, lo que, en materia filoteológica, se pensaba y discutía hace ocho siglos y aprender que, a través de la filosofía y de la teología,se buscaba de saciar la necesidad intelectual del hombre, que siempre luchó para aclarar sus conocimientos del mundo que lo rodea y la necesidad que siempre sintió de sondear los significados profundos de lo que intuye existente, más allá del mundo material.

Por ello y para no enredar a los lectores en vagas disquisiciones, voy a transcribir el pensamiento, sobre este tema, de mi profesor de “Historia de la Filosofía” en la Universidad de Génova, en la década del ’40: Michele Federico Sciacca (Historia de la Filosofía, pág. 248: “El voluntarismo de Duns Scott”: “Duns Scott, campeón del agustianismo franciscano, se formó en Oxford, fue crítico del Tomismo puro en nombre de un agustianismo, que ya ha abandonado algunas tesis tradicionales y ha introducido otras aristotélicas.

El escotismo, desde este punto de vista, puede considerarse como una interpretación de algunos principios aristotélicos dentro del espíritu de la tradición agustiniana.

Scott no aceptaba, por ejemplo, la solución tomista del problema de las relaciones de la fe y la razón, llegando a una posición casi antitética a la del agustianismo tradicional, es decir, a la separación entre teología y filosofía.

Por lo tanto, para Scott, no hay verdades de fe indiscutibles racionalmente: como la inmortalidad del alma individual y la Providencia Divina.

Todas las verdades de fe son meramente creíbles.

Para darse cuenta de esta conclusión, es necesario considerar que, para Scott, la demostración racional sólo es posible con el proceso silogístico, según el cual es verdadero solamente lo que puede ser deducido “a priori” (o sea descendiendo de la causa al efecto) de conceptos dados. En cambio, la demostración “a posteriori”, que parte de los efectos para llegar a la causa, carece de valor apodíctico (o sea necesariamente válido).

Así que como nosotros no tenemos un concepto adecuado de la esencia divina, las verdades de fe no son deducibles “a priori” y por consiguiente no se pueden demostrar racionalmente.

Por lo tanto, la teología no puede tener una base científica, una sistematización racional: se apoya sólo en la Revelación.

Scott no niega la certeza sobrenatural de la verdad revelada sino que, separada la razón de la fe, ha abierto el camino, primero a la absoluta independencia de la filosofía respecto a la teología y después a la rebelión abierta de la razón”.
Hasta aquí es el pensamiento de Michele Federico Sciacca.

Si algo no le resulta claro a una primera lectura, no se asuste Ud., ni se enoje conmigo. Léalo otra vez y piense que, superando con paciencia lo que a primera vista parece difícil, se llega a la comprensión de cosas bellísimas; nuestra mente se agiliza, nuestra mirada aprende a ver lo profundo y nuestro yo, aceptando sus límites, pregunta a quién puede realmente ayudarlo con paciencia y amor.

Para otros lectores tal vez la solución sería más fácil: repasar las páginas de cualquier texto de Lógica usado en los años de la escuela secundaria y que ahora duerme en algún estante cubierto de polvo.

Fuente: http://oberaonline.com.ar/portal/content/view/8548/1/



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3 respuestas a "Duns Escoto (Doctor sutilis). A los 700 años de su muerte."

  1. He leído brevemente sus apuntes sobre la discusión de la filosofía de Scotto, creo , porque lo investigo, que la fe es una salida , al muro que encontramos cuando entramos al campo subjetivo, Kant así lo plantea y el Budismo también , pero el velo se va corriendo a medida que pedimos con fe la luz que debe iluminar nuestras preguntas…Cralos Castaneda también lo plantea con otros metodos…con amor Federico.

  2. Mi interés está centrado en la posición de Duns Scoto en relación a la analogía, cuestión que me parece central en su doctrina sobre la unibocidad del ser.
    ¿Podrían recomendarme bibliografía idónea al rspecto?

    Muchas gracias.

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