El valor de la filosofía

Profesor de Filosofía
La filosofía no se compra ni se vende. No tiene precio y, en consecuencia, no puede ser ni barata ni cara. La filosofía sólo puede ser de dos maneras: buena o mala. Es posible que la mía sea mala, pero de ninguna manera es barata.
A solas, en el laboratorio íntimo de la propia conciencia, el filósofo piensa y sólo después se dirige a todos, aun a sabiendas de que muy pocos seguirán su discurso y escucharán su voz. Y para hacerlo emplea toda la gama de recursos expresivos que le brindan las lenguas. Conceptos que se han especializado como portadores de un sentido filosófico pero también metáforas, y toda una serie de elementos que permitan vencer la perenne utopía del filosofar: decir más de lo que se puede decir con palabras.

Las lenguas son primeramente las responsables de nuestra constitución del mundo y de la visión que tenemos de la realidad. Y, en segundo lugar, un medio para comunicarnos con los demás. Cada lengua es un tesoro y la propia, la lengua materna, es como ese primer amor que se queda anclado para siempre en nuestro corazón. Yo no reniego de ninguna.

El filósofo es, por último, una voz crítica, molesta para algunos, porque señala incoherencias y contradicciones. También esta función debe ejercerla con responsabilidad y valentía, sabiendo que irá contracorriente, torciendo lo políticamente correcto. Así debe ser, porque la filosofía, cuando es verdadera filosofía, no cuesta nada pero vale mucho.

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2 respuestas a "El valor de la filosofía"

  1. muy buen articulo, y felicidades estas lineas constatan el seguimiento y el aprecio en el arduo y dificil camino del filosofo, aun en estos tiempos tan prejuiciado y tergiverzado mas bien por pereza e ignorancia, de un mundo que deambula a maxima velocidad sin conocer sus fines.

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