En búsqueda de una táctica inmediata. Desde el Qué Hacer al Qué No Hacer

Teoría y práctica se encuentran imbricadas. Actuar sin un plan, o sin un contexto cultural que lo signifique es actuar instintivamente; pensar por pensar, por la mera satisfacción individualista, transforma esa actividad en una equivalente ala instintiva puesto que es sólo compulsiva. Desde luego que los animales no pueden teorizar, al menos eso es lo que sabemos hasta ahora, pero un pensador solitario que construye catedrales teóricas sin otro afán que el hacerlo comparte el mismo vicio que mi perro que escarba en el jardín en busca de huesos.
Que nuestro pensamiento se materialice no es una invención marxista ni mucho menos: Platón pretendía erigir su República y Aristóteles su Política. La vertiginosa actividad de nuestros días en que en cada segundo se está publicando un libro ha cambiado bastante las cosas pero, no nos engañemos, sólo ha sido un cambio cuantitativo.

Ni Rouseau legó un manual de instrucciones para aplicar sus ideas como tampoco lo hizo Marx o Engels y eso abonó el camino para los tecnócratas de la revolución desde los Jacobinos hasta los Bolcheviques. Es que la implementación de una teoría a veces es más importante que la teoría misma o más bien, es preciso, para evitar malos entendidos y catástrofes que aquello que consideramos teoría sea capaz de colocar a la ejecución de la misma en un sitial equivalente al de otros aspectos. A propósito de los fracasos y las catástrofes es preciso referirse a la transición del sistema como una cuestión principal.

He escuchado a muchos en la actualidad afirmar que ya se encontraría todo dicho, que inclusive existiría un sobre diagnóstico. Sin embargo aún adhiriendo a lo anterior eso no significa que todo lo dicho esté correcto o que los múltiples diagnósticos sean acertados. La sobreabundancia de teorías de la actualidad nos deja en una situación similar a la de aquellos días en que no existía ninguna, máxime sino hemos construido un método que nos permita evaluarlas. Si para nosotros todas las teorías valen lo mismo quiere decir que la izquierda de la actualidad carece de una teoría, en el sentido fuerte del término, La demanda por una táctica inmediata que satisfaga las energías de los nuevos cuadros que se intentan sumar a cada minuto urge tanto una nueva teoría total como una táctica provisoria a la espera de ésta que si bien no encamine nuestra actividad en un sendero correcto nos permita al menos eludir a los incorrectos.

Lenin escribió “Qué hacer”cuando la teoría marxista aparecía correcta desde la a hasta la z. Su propio ejercicio que erigió a la URSS mostró cuan equivocado se encontraba él y sus seguidores; la reprobable actividad de los bolcheviques en China y España dejó bastante claro que los burócratas soviéticos sólo les interesaba servirse de las ideas marxistas universalistas para conservar el poder local.

Sin que tengamos ahora una teoría de reemplazo y sin que sepamos cuándo la humanidad logre por fin esa tarea de todos modos debemos levantarnos cada día y seguir luchando, y eso nos obliga a una antitáctica, a deseducar a los cuadros del qué hacer mediante el qué no hacer.

Carecemos de un plan y un propósito, la historia carece de una trama y la ciencia más dura es conteste a que la humanidad es libre de construir la que sea sin precedentes. Lo que cada vez tenemos menos claro es qué es el hombre y qué la humanidad. Mientras sabemos que nosotros lo somos y que nos quedan los minutos contados para transformarnos en polvo o en órganos donables o comercializables. Pues carecemos de una teoría sobre todo nuestra actividad política no contiene trabas ni limitaciones que los fracasos pasados; debemos hacer y hacer ¿quién está facultado para cuestionarnos? El único parámetro, la única vara la ponemos nosotros mismos: Sólo debemos procurar no hacer aquello que está probadamente errado. Abandonar los senderos del fracaso aunque sea deambular por los montes ignotos; millones de seres humanos buscando la salida la encontrarán.

Fuente: http://www.alterinfos.org/spip.php?article2556

Jueves 31 de julio de 2008, puesto en línea por Ariel Zúñiga



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