En defensa de causas perdidas, de Slavoj Žižek

La violencia y el terror se encontrarían, según Žižek, en la génesis de cualquier sistema de político, también en el de la democracia.


Akal continúa publicando alguna de las obras más relevantes de la que es, con pocas dudas, una de las voces más influyentes y autorizadas de la izquierda global: la del filósofo esloveno Slavoj Žižek (Ljubljana, 1949). ‘En defensa de las causas perdidas’ (Akal, 2011; colección: Cuestiones de Antagonismo 62, disponible en FantasyTienda) se introduce en las raíces de su perspectiva teórica, la neofreudiana izquierda lacaniana, y vuelve a demostrar la fuerte influencia en su posición filosófica de autores como Hegel, Marx o Lenin.

El fuerte compromiso de Žižek con el análisis de la contemporaneidad lo lleva a enfrentarse directa -y por veces vehemente y furibundamente- con otras propuestas autorales, además de con sus propios fantasmas. Y es que, quizás por la claridad y contundencia de sus propuestas, quizás por la pasión exhibida permanentemente en su construcción y su defensa, ha levantado a su alrededor un debate casi igual de encendido entre sus seguidores y sus detractores. Con todo, la honestidad intelectual de Žižek le permite responder con solvencia a voces como las de Laclau, Mouffe y sus seguidores -especialmente a Yannis Stavrakakis-, o proponer lecturas críticas de la obra y pensamiento de Heidegger, Deleuze o Badiou.

La democracia liberal, formal y supuestamente asentada en la libertad y el pluralismo, oculta sin embargo que, en cuanto propuesta política concreta, niega y lucha contra otras formas de organización política.

‘En defensa de las causas perdidas’ (Akal, 2011) es, sin embargo, un ensayo con un objetivo que va mucho más allá de su apariencia afirmativa a través del desarrollo de su posición filosófica, o su legítimo ejercicio de la réplica y la contrarréplica. La viabilidad de un proyecto de izquierda desde el análisis marxista y a partir de las propuestas del Lenin previo 1917, más libre de las responsabilidades del gobierno conquistado tras la Revolución Rusa, intentan aplicarse a un contexto muy distinto al que surgieron: con un capitalismo en constante transformación de sí mismo, y con una izquierda política con una experiencia (oportunidad y lastre) muy diferente a la de hace casi cien años.

En este tiempo, dos han sido las líneas estratégicas sobre las cuales han tendido a posicionarse las izquierdas: el universalismo/particularismo de las alternativas concretas, y su grado de aceptación/ruptura respecto al marco institucional de los sistemas políticos en que se realiza(ría)n.

Aquí, Žižek pone en pie un densísimo e inteligentísimo análisis de aquellas opciones que, desde posiciones radicales, en su oposición antagónica al omnímodo gobierno del capitalismo y al fiel gobierno visible de las élites burguesas, han optado en su elección por una alternativa (en su opinión) incoherente con los fines perseguidos.

O sea, alternativas que renuncian al universalismo en aras del particularismo, y a la conquista del poder del Estado para optar por construir espacios políticos externos a la vez que desconectados del proceso de legitimación y decisión sociopolítica. Una alternativa incapaz, en consecuencia, de mantener la coherencia respecto a la estructura esencial del análisis histórico marxista e, incluso, de algunos conceptos clave como los de ‘clase’, ‘antagonismo’ o ‘dictadura del proletariado’.

Se percibe un especial malestar por el cambio producido en la actitud de estas alternativas respecto a la articulación social de su antagonismo. El proyecto que vienen diseñando habría pasado de la lucha a la resistencia, de combatir por la articulación de la hegemonía y la conquista del poder social, a la espera pasiva y la resistencia dentro de unas condiciones que parecen no querer desenmascarar y transformar.

En su reflexión se muestra especialmente crítico con Toni Negri y su lectura de la lucha dentro del sistema capitalista, dentro de las reglas fijadas por las democracias liberales, y en un espacio político alternativo/ajeno al Estado y/o al partido tradicional. Una propuesta asentada, para Žižek, en la pasividad y en la total falta de decisión para llevar la lucha por la hegemonía y la transformación social hasta sus últimas consecuencias.

Así, la violencia y el terror se encontrarían, según Žižek, en la génesis de cualquier sistema de político, también en el de la democracia. Aún más, la democracia, en cuanto Significante-Amo a partir del cual articular la hegemonía de una alianza capitalista-burguesa sentada encima de su propia contradicción, exige/incorpora constantemente su contrario como base legitimadora. El miedo a la materialización del contrario difumina (que no elimina) las contradicciones, esconde (que no suprime) el terror primigenio, y sobredimensiona en su lugar la política fundamentada en el temblor (el miedo al Otro). Una estrategia más deshonesta y, a la vez, más eficaz en la construcción de bases de adhesión.

La democracia liberal, formal y supuestamente asentada en la libertad y el pluralismo, oculta sin embargo que, en cuanto propuesta política concreta, niega y lucha contra otras formas de organización política –incluida la socialista. Por eso, para Žižek, optar por la resistencia es renunciar a las posibilidades de una izquierda Real, y propone como alternativa una dictadura del proletariado perseguida desde un auténtico Acontecimiento de terror revolucionario. Un argumento profusamente desarrollado a partir de textos de Robespiere, Mao, Stalin, Trostky, etc.

‘En defensa de las causas perdidas’ (Akal, 2011), ciertamente, no es un libro aconsejable para lectores ajenos a la base filosófica y teórica de la Izquierda Lacaniana, pero si se supera este hándicap sí es una obra absolutamente apasionante y apasionada, inteligente e incisiva, evocadora y retadora. Al cerrarla uno siente la necesidad de acceder inmediatamente a otras lecturas y a otras referencias, a sumergirse en las entrañas de un debate tan necesario como ineludible.

En un momento como el actual, donde la izquierda parece estar en descomposición, y con la incerteza de si será capaz de volver a recomponerse a tiempo para presentar una alternativa clara al modelo capitalista, una obra con el compromiso de ‘En defensa de las causas perdidas’ (Akal, 2011) supone una puerta a la esperanza y a la posibilidad de una lucha real y una victoria definitiva. La izquierda política tiene en Žižek a una de sus voces más valiosas, y en esta obra uno de sus análisis más lúcidos.
Fuente: http://www.fantasymundo.com/articulos/3827/defensa_causas_perdidas_slavoj_%C5%BDi%C5%BEek

3 de agosto de 2011



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