Enseñar Platón en Palestina. Filosofía en un mundo dividido


El autor intenta mostrar la utilidad del diálogo filosófico en la promoción de la tolerancia y el pluralismo
Carlos Fraenkel, que trabaja en el departamento de Filosofía de la Universidad McGill (Canadá), ha sido profesor en lugares como Palestina, Brasil o Indonesia. Ha enseñado también a un grupo de judíos hasídicos de Nueva York y a los mohawak, que pertenecen a la Confederación Iroquesa. En todos estos casos, ha buscado que los alumnos cuestionaran su propia cultura y los valores recibidos, que valoraran la discrepancia y que admitiesen su falta de certezas.

Con Enseñar Platón en Palestina, que ha sido un éxito de ventas en EE. UU., intenta mostrar la utilidad del diálogo filosófico en la promoción de la tolerancia y el pluralismo. La dimensión crítica de la filosofía tendría como objetivo desestabilizar nuestras creencias y orientarnos paulatinamente en la búsqueda de la verdad.

En la primera parte, Fraenkel recoge sus experiencias docentes y las estrategias socráticas que usa para espolear a su alumnado. Con ejemplos de la tradición filosófica musulmana y judía, les acerca la actitud inquisitiva de Maimónides o Averroes así como de otros pensadores que recibieron la filosofía griega y que, en ocasiones, tuvieron conflictos en sus comunidades religiosas.

En la segunda parte, la propiamente filosófica, Fraenkel desvela su concepción filosófica falibilista y la cultura del diálogo que nace de ella. Su propuesta se desvincula del dogmatismo y del relativismo: acepta la verdad, pero consciente de la contingencia y la posibilidad de error de todas sus concreciones. Supera el multiculturalismo, pues este es incompatible con ese horizonte de verdad común a todas las cosmovisiones.

Una sociedad tolerante, según Fraenkel, estaría compuesta por individuos que, aun suscribiendo ciertos compromisos, serían conscientes de su vulnerabilidad epistémica. La cultura del debate se sostiene sobre la tesis de que la verdad se ha de buscar de forma cooperativa. En este contexto, la filosofía adquiere una dimensión pública: es la encargada de inculcar y promover el diálogo, determinar las destrezas argumentativas, diagnosticar las falacias y denunciar las manipulaciones y los prejuicios. Por eso resulta imprescindible tanto en las sociedades occidentales como, sobre todo, en aquellas más cerradas y dominadas por la creencia en una verdad absoluta y exclusiva.

Como alternativa a otros planteamientos, que no admiten la noción de verdad, la perspectiva abierta por Fraenkel es interesante. Sin embargo, su visión de la filosofía resulta demasiado procedimental y hereda los déficits de la filosofía analítica: más que de aventurar propuestas, su misión es vigilar el cumplimiento de ciertos estándares de racionalidad. Es obvio que la filosofía no puede renunciar a la crítica, pero tampoco a su dimensión sustantiva.

El falibilismo admite la existencia de la verdad, pero puede ubicarla en un horizonte tan inaccesible que tiene el riesgo de inclinarse hacia el escepticismo, debilitando su fuerza persuasiva. La crítica de Sócrates es diferente de la cartesiana y Fraenkel se apoya en la duda metódica racionalista. Se puede tener la impresión, tras la lectura, de que la religión –toda, pues el autor no diferencia las aportaciones ni los presupuestos de la teología musulmana de los de la judía o cristiana– es la principal amenaza para el ejercicio de esa razón debilitada.

Sería bueno ampliar el análisis y profundizar sobre las consecuencias psicológicas y éticas de esos ciudadanos tan ilustrados que apoyan sus creencias sabiendo que están condenados inexorablemente al error. ¿No depende la vigencia social de nuestros valores seculares, por ejemplo, de un honesto, pero también profundo, convencimiento sobre su corrección?

Hubiera sido deseable una mayor precisión: no son iguales las certezas teóricas que las verdades prácticas, ni las discusiones sobre la ciencia que sobre la mejor forma de gobierno. Más allá de ello, y de algunas interpretaciones filosóficas que podrían matizarse, el ensayo de Fraenkel enriquece el panorama cultural y muestra lo inevitable que resulta la verdad para quien intenta tomarse en serio la vocación filosófica.


Autor: Carlos Fraenkel
Ariel.
Barcelona (2016).
242 págs.
16,90 € (papel) / 11,99 € (digital).
Traducción: Ana Herrera Ferrer.

Fuente: http://www.eldiarioexterior.com/ensenar-platon-en-palestina-filosofia-47711.htm

27 de mayo de 2016. ESPAÑA



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