Heidegger o el tiempo en futuro

Apenas cuarenta páginas bastan a Heidegger para fascinar al lector sobre su concepción temporal. Trotta recupera la conferencia que el maestro impartió en la Sociedad Teológica de Marburgo en 1924 y la transforma en un delicioso libro, ‘El concepto del tiempo’, al que añade un interesante prólogo de Raúl Gabás y Jesús Adrián Escudero y un epílogo (que tanto en falta se echa en algunos libros de hoy en día) del editor Hartmut Tietjen.
HEIDEGGER-T-F
Martin Heidegger (Alemania 1889- 1976) es posiblemente la mente más iluminada del XX. Sus razonamientos, mitad poesía en estado puro, mitad hallazgos alambicados de la razón (y, por tanto, triunfo del hombre) cautivan desde la primera línea. Exige esfuerzo seguirle, pero él allana el camino del discurso con una sencillez reservada para quienes tienen claro lo que quieren transmitir.
 
Desde Aristóteles, pasando por todos los filósofos –y físicos- hasta llegar a Bergson, se ha hablado de dos tipos de tiempo, uno objetivo, cuantitativo y cuantificable, y otro subjetivo, dependiente de un estado de conciencia determinado. Proust lo convierte en literatura en su magna obra ‘En busca del tiempo perdido’.
 
Por naturaleza, el tiempo en Heidegger está imbricado al concepto ontológico y al teológico. Al ontológico por cuanto el ser está hecho, en parte importante, de tiempo; al teológico porque la finitud del ser contrasta con el Ser supremo ajeno al espacio temporal.
 
Para trazar su propuesta, Heidegger recala en la concepción del tiempo en Kant, parapetado en su ley de la causalidad,  y el Hegel, tan próximo a la intuición. Heidegger concede mayor protagonismo al futuro, al porvenir, y resuelve que el tiempo es cíclico y responde no a las preguntas de cuándo y qué, sino a la proyección y posibilidad: “por el que lo se proyecta en el porvenir es lo que ya ha sido y a su vez lo que ya ha sido es lo que se proyecta en el porvenir”.
 
Es lógico que Heidegger condene al fracaso a cuantos se pertrechan al reloj para tratar de detener el tiempo. El tiempo el la posibilidad del ser y, desde ese punto de vista, puede ser conquistado una y otra vez. Permite el triunfo de la proyección materializada. Pensar en lo que haremos, y hacerlo, en vez de llorar por lo que pudimos hacer y no hicimos.
 
Buena lectura para cerrar otro ciclo temporal, el estío.
Fuente: http://solidaridaddigital.discapnet.es/SolidaridadDigital/Noticias/Cultura%20y%20ocio/DetalleNoticia.aspx?id=11438

SPAIN. 29 de agosto de 2011



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