Las lenguas del pensamiento

Es ponente en las IX Jornadas Internacionales de Hispanismo Filosófico y socio de la RSMP.
REAL SOCIEDAD MENENDEZ PELAYO. FORO 1, 2 Y 3 DE ABRIL.
Desde hoy [1 de abril de 2009] y hasta el viernes se celebran en Santander unas Jornadas Internacionales organizadas por la Asociación de Hispanismo Filosófico, un colectivo integrado por hispanistas de todo el mundo interesados en la investigación y difusión de las contribuciones hispánicas, aparecidas en cualquier época histórica, al legado filosófico universal. Al frente de esta institución se encuentra el profesor José Luis Mora, de la Universidad Autónoma de Madrid.

El medio de comunicación con el que cuenta la Asociación para el cumplimiento de estos objetivos, además de la celebración de Jornadas como la que nos ocupa, cuyos trabajos, oportunamente publicados, pasarán a un volumen de Actas, lo constituye la ‘Revista de Hispanismo Filosófico’. El hecho de que en esta ocasión Santander haya sido elegida como sede de las mismas obedece al patrocinio que han dispensado a las Jornadas diferentes instituciones de la capital y de la región y, de manera muy especial, al apoyo organizativo prestado por la Real Sociedad Menéndez Pelayo, presidida por Ramón Emilio Mandado, profesor de la Universidad Complutense.

El tema escogido para este congreso lleva por título ‘Lenguas ibéricas y Filosofía’ A través de él los organizadores pretenden ofrecer una panorámica del pensamiento de los últimos cincuenta años que se haya expresado en cualesquiera de las lenguas ibéricas, por medio de las aportaciones tanto de especialistas consagrados, a cuyo cargo figuran las conferencias y ponencias, como de jóvenes investigadores a quienes se da la oportunidad de presentar en forma de comunicaciones el estado de sus respectivas investigaciones.

Entre Ángel Gabilondo, de la Universidad Autónoma de Madrid, Presidente de la Conferencia de Rectores, que pronuncia la Conferencia inaugural y Pedro Cerezo, de la Universidad de Granada, que clausurará las Jornadas, está previsto que intervengan, bien en calidad de conferenciantes, bien como ponentes, por este orden, los siguientes especialistas: Carlos Nieto Blanco, Ignasi Roviró i Alemany, Juana Sánchez-Gey, Ángel Casado, José Manuel González Herrán, Iván Lissorgues, José Luís Barreiro, Pedro Calafate, José Luís Abellán, Antolín Sánchez Cuervo, Francisco José Martín y Martín González.

Las disertaciones presentarán tanto un balance y una reflexión sobre el pensamiento producido en castellano, catalán, gallego y portugués, desde una perspectiva general, como un análisis más detallado del pensamiento de algunos filósofos en particular, como Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, José Gaos, Eduardo Nicol, José Ferrater Mora o María Zambrano. La Mesa Redonda estará dedicada a repasar el estado de la cuestión de las revistas encargadas de difundir el Pensamiento Filosófico en español.

Lenguaje y filosofía

El lenguaje no es sólo un potente sistema de comunicación que permite la interacción social entre los seres humanos, y que fue desarrollado por nuestros ancestros al representar un ventaja adaptativa frente a otras formas de comunicación en el largo camino de la hominización. Es, sobremanera, aquello que nos permite pensar.

La posesión de un cerebro altamente evolucionado, junto a la existencia de un aparato fonador capaz de articular sonidos, permitió a la especie humana simbolizar en un reducido grupo de fonemas aquello que quería decir, bien con la intención de nombrar lo que le rodeaba, expresar lo que sentía, o conceptuar lo que pensaba. La cultura humana es inseparable del lenguaje. Desde sus orígenes, la filosofía se ha visto enfrentada de lleno con el lenguaje, y ha sido fiel a lo dijera Platón, el “primer“ filósofo, si nos atenemos a la madurez de su escritura, cuando sentenció que pensar es el diálogo que el alma entabla consigo misma. Pero la forma más elocuente que la filosofía tiene de ejercer el pensamiento es de carácter crítico-reflexivo, pues no se limita a elaborar conceptos, producir ideas, o proponer teorías, sino quese introduce de lleno dentro del pensamiento para pensar sobre el pensamiento mismo, aportando una perspectiva auto-referencial.

Ahora bien, dado que lenguaje y pensamiento son dos caras del mismo fenómeno, pues no podemos pensar en ausencia de signos lingüísticos, la reflexión que el pensamiento hace sobre el pensamiento arrastra inevitablemente al lenguaje.

En cada época filosófica se ha desarrollado en mayor o menor medida la conciencia de los vínculos que unen al pensamiento con el lenguaje y hasta de las deudas que aquél tiene contraídas con éste. Ha sido en la época contemporánea, sin embrago, muy especialmente en el tiempo que abarca todo el siglo XX, en donde se ha practicado de forma más resuelta el ejercicio de la conciencia lingüística de la filosofía.

Las cuestiones suscitadas por la reflexión sobre el lenguaje, a partir de nuestra dependencia del mismo, como una nuestra más de nuestra finitud, han acabado por interesar tanto a los principales filósofos -a la cabeza de los cuales hay que situar a Wittgenstein y a Heidegger- como a las corrientes filosóficas más relevantes del pasado siglo. Este fenómeno es lo que, desde que Richard Rorty lo divulgara en 1967, conocemos con el sintagma de «giro lingüístico», o bien, dando mayores precisiones, giro pragmático y giro hermenéutico de la filosofía contemporánea.

El pensamiento hispánico

El lenguaje no existe sin las lenguas, sin los idiomas. El lenguaje representa una capacidad presente en la genética de nuestra especie, pero este potencial quedará baldío de no existir una comunidad lingüística en donde podamos ejercerla. No sólo pensamos con el lenguaje, sino que pensamos en una lengua determinada, o, los más afortunados, en más de una.
Durante algunos siglos se sostuvo la idea de que la filosofía estaba asociada a una lengua. Los romanos de la Antigüedad que querían proporcionar una buena educación a sus hijos los enviaban a Atenas, donde aprendían griego, la lengua de la filosofía. Así se formaron los principales pensadores romanos. Con el paso de los siglos, y hasta el siglo XVII, el latín, ya un idioma muerto, se convirtió en la lingua franca, la koiné de la filosofía, al ser la lengua universal de la cultura en Occidente.

Pero todo empezó a cambiar a partir la Modernidad, cuando las lenguas «vulgares», las que hablaban los campesinos, las amas de casa y los comerciantes se transformaron en lenguas cultas -también lenguas de la filosofía-, a medida que el texto escrito huyó del latín para acogerse a la hospitalidad de los diferentes idiomas europeos, romances o no, en busca de lectores y no sólo de clérigos. Sólo el poder de las naciones impuso el imperio de su propia lengua para la cultura, como sucedió primero con el francés y, posteriormente, con el inglés. En el caso de la filosofía, la lengua alemana emergió por encima de las demás, a partir del siglo XIX, debido a la aportación e influencia de los filósofos alemanes.

Los pensadores españoles más innovadores del siglo XX han desarrollado una perspicaz conciencia lingüística, comenzando por elevar el castellano a lengua filosófica, tarea que debemos agradecer a la reforma de la filosofía emprendida por Ortega y Gasset. Unamuno ya había planteado en su obra más filosófica, Del sentimiento trágico de la vida, que el pensamiento está estructurado lingüísticamente para ponerse al servicio de la necesidad social de la comunicación. María Zambrano nos regala con un pensamiento inédito que sólo puede fraguarse en la frontera lingüística que forman la poesía y la filosofía. Ferrater Mora, además de teorizar sobre el lenguaje, hará algo más, expresarse en tres lenguas. Su profunda inmersión en el inglés del exilio no le impide crear una original obra filosófica en castellano, escribiendo textos en catalán hasta el final de sus días.

No hay, pues, una lengua del pensamiento, sino lenguas. Cada una de ellas aporta su contribución a la variedad y riqueza del pensamiento hispánico, en la medida en que se asoman al mundo desde su propio código. Si bien es verdad que en nuestro medio el castellano ha sido la lengua predominante, también es preciso tomar en consideración a las demás, no sólo por lo que en ellas se haya escrito en el pasado, sino también por las realidades actuales y por los proyectos que se anuncian para el futuro, todo lo cual justifica plenamente la celebración de estas Jornadas Internacionales.
Fuente: http://www.eldiariomontanes.es/20090401/cultura/otras-noticias/lenguas-pensamiento-20090401.html

Santander, Cantabria, Spain. Miércoles, 01 de abril de 2009



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