Los papeles de Nietzsche


(Oviedo, 1980) es doctor en filología alemana por la Technische Universität Braunschweig. Actualmente trabaja como investigador y editor en el Goethe- und Schiller-Archiv de Weimar. Entre otras publicaciones, ha traducido textos y autores fundamentales del romanticismo alemán (E.T.A. Hoffmann, Wackenroder y Tieck) así como un relato de Jakob Wassermann para KRK Ediciones (Oviedo).

Un recorrido por la fascinante y esclarecedora exposición que el Goethe und Schiller-Archiv de Weimar dedica al filósofo con motivo del 170 aniversario de su nacimiento.


Nietzsche, Lecturas Carta de Friedrich Nietzsche a Umberto I, rey de Italia (nota demente). 4 de enero de 1889. Klassik Stiftung Weimar / Goethe- und Schiller-
Con motivo del 170 aniversario del nacimiento de Friedrich Nietzsche, el Goethe- und Schiller-Archiv (GSA, Archivo Goethe y Schiller) de Weimar presenta una exposición de los papeles del filósofo alemán. Inaugurado en 1885 para conservar el legado de Goethe tras la muerte de su último nieto, el GSA es el archivo literario más antiguo de Alemania y uno de los más relevantes del mundo. En él se conservan no sólo la mayor parte de los legados de los cuatro principales autores de la época dorada de Weimar (Goethe, Schiller, Wieland y Herder), sino también los documentos de varias editoriales y sociedades, de autores como Georg Büchner y algunos representantes de la época moderna como Franz Liszt, Henry van de Velde o Harry Kessler.

El caso de Nietzsche es, por varios motivos, especial. Tras el colapso mental del filósofo en Turín a principios de enero de 1889, los amigosHeinrich Köselitz, alias Peter Gast, cuyo valioso legado se conserva también en el GSA, y Franz Overbeck se hicieron cargo de sus papeles y le llevaron de regreso a casa de su madre en Naumburg, a unos 50 Km. al noreste de Weimar. En 1893, su hermana, Elisabeth Förster-Nietzsche, regresó de Uruguay ―su marido, un antisemita furibundo, se había suicidado tras el fracaso de la colonia aria Nueva Germania― dispuesta a luchar por el legado del filósofo y, sobre todo, a imponer su propia interpretación de la obra. Como primera medida, expulsó a Overbeck y Peter Gast (al que luego readmitió) y maculó la edición que éstos habían iniciado; como segunda, impulsó en 1894 la creación del Nietzsche-Archiv (Archivo Nietzsche). Tras una disputa legal con su madre, Elisabeth adquirió los derechos de la obra de su hermano y trasladó, dos años después, el archivo a Weimar. Tras la muerte de la madre, en 1897, se llevó a su hermano a la villa Silberblick, la nueva sede del archivo, donde viviría hasta su muerte en 1900.

Una obsesión casi enfermiza

Gracias a la obsesión casi enfermiza de Elisabeth por la obra de su hermano, el legado de Nietzsche es uno de los más completos. Por un lado, había conservado desde un primer momento todos los documentos de su hermano; por otro, logró, con un trabajo detectivesco, recuperar una serie de papeles que habían quedado en Italia. Pese a todos los ―justificados― reparos morales hacia la conducta de Förster-Nietzsche y sus posturas antisemitas, nacionalistas y reaccionarias, la posteridad le debe un archivo completísimo, que comprende documentos desde que el futuro filósofo aprendió a escribir hasta algunos que el propio Nietzsche querría haber destruido, del que tan sólo faltan algunas de las cartas, que se hallaban en poder de Overbeck y acabaron en la biblioteca de la universidad de Basilea.

El Archivo Nietzsche funcionó desde su fundación como un archivo moderno, emprendiendo la ardua tarea de archivar sistemáticamente y conservar rigurosamente los testimonios vitales y editar la obra del filósofo, y convirtiéndose, bajo la égida del cosmopolita Harry Kessler y hasta la cesura que supuso la primera guerra mundial, en un centro de intercambio intelectual de rango internacional. El archivo, que se mantuvo durante décadas sin dinero público, sobrevivió a una serie de avatares: sin entrar en detalles, la primera guerra mundial conllevó la pérdida de los contactos internacionales bajo la dirección del nacionalista Max Ohler, la inflación de los años veinte casi llevó a la fundación a la ruina y, tras la segunda guerra mundial, sólo la decidida actuación del director del GSA pudo impedir que el ejército rojo se llevase los papeles a la Unión Soviética.

En 1945, el archivo fue clausurado, y, durante 40 años, hasta el colapso de la DDR, fue sólo accesible para investigadores provenientes del extranjero y en condiciones harto difíciles ―de ahí la accidentada historia de la canónica edición crítica de Giorgio Colli y Mazzino Montinari―. La decisión de las autoridades culturales de la DDR de dejar el archivo clausurado pero visible para todos, da fe de las dificultades del régimen comunista con el problemático legado del filósofo.

Una edición complejísima

La muestra del GSA, la institución que alberga el legado de Nietzsche, concebida por Martina Fischer, Thomas Föhl y Bernhard Fischer, no pretende aportar nuevos conocimientos sobre la obra de Nietzsche, sino más bien ofrecer al visitante la posibilidad de seguir la historia de una edición complejísima y de entender, con ayuda de los manuscritos expuestos y de los materiales adjuntos (transcripciones, fotografías, apuntes), la génesis y la recepción de una obra de carácter tan universal.

En diciembre de 1888, unas semanas antes de la enajenación de Nietzsche, sus amigos empezaron a preocuparse seriamente por su salud: Nietzsche había comenzado a enviar sus famosas notas dementes a personajes reales, históricos o mitológicos, que firmaba como Dionisio o El Crucificado. Por ejemplo, se expone una nota dirigida a Umberto I de Italia: “A mi querido hijo Umberto: / ¡Mi paz sea contigo! Llego el martes a Roma y quiero verte al lado de su Santidad el papa. / El Cruzificado.” Pese a que Nietzsche la escribió en caracteres latinos y letras de molde de gran tamaño para que pudiesen ser leídas sin dificultad, es evidente el temblor de la mano, síntoma de su enfermedad. [véase imagen 1: GSA, Sign.: 71/BW 279, propiedad de la Klassik Stiftung Weimar / Goethe- und Schiller-Archiv.]

La muestra permite ―mediante un aforismo de Humano, demasiado humano― percibir el origen y desarrollo de nuevos pensamientos desde el momento en el que surge la idea ―casi como una epifanía y generalmente durante un paseo, ya que Nietzsche no era aficionado al trabajo de escritorio―, con la primera anotación en el cuaderno de notas (en octavo), la segunda fase en el cuaderno en cuarto, el dictado ―a causa de su miopía extrema y de sus frecuentes migrañas, Nietzsche tenía que recurrir a asistentes― puesto a limpio por Peter Gast, la corrección de las galeradas y, en una última fase, la reordenación de los fragmentos, un trabajo hecho con tijera y cola, recortándolos y pegándolos sobre un folio.

La escritura de Nietzsche sigue siendo aún un desafío para los filólogos y especialistas más avezados, por su gran variabilidad y por ser extremadamente difícil de descifrar. Las causas son diversas: por un lado la miopía, que casi llegó a la ceguera, a la que más adelante se sumó el temblor de la mano ―uno de los muchos síntomas de su enfermedad nerviosa―; por otro, como es el caso de los cuadernos de notas ya aludidos, Nietzsche a menudo escribía caminando. Él mismo, consciente del problema ya que a veces tenía dificultad para leer sus propias notas ―”escribo como un cerdo”―, intentó solucionarlo adquiriendo en 1881 una de las primeras máquinas de escribir producidas en serie, la Schreibkugel o esfera escribiente, diseñada por el danés Malling-Hansen, profesor de sordomudos.

La máquina de escribir, carísima, resultó un aparato muy delicado y de difícil manejo para un Nietzsche que estaba siempre de viaje, de forma que sólo la usó durante ocho semanas en la primavera de 1882. Gracias a las últimas investigaciones de los rollos de tinta, se han podido datar con precisión varias notas mecanografíadas y se ha podido demostrar que Nietzsche, que al principio escribía con dos dedos, llegó a usar hasta ocho. En el GSA se muestra, como una de las piezas más espectaculares, este aparato de Nietzsche, que sólo tiene letras mayúsculas y los signos más habituales, junto a una nota mecanografiada con tinta azul y roja. [véase imagen 2, propiedad de la Klassik Stiftung Weimar / Direktion Museen.]

Otras vitrinas están dedicadas a la problemática relación con Richard Wagner y a ideas centrales en su filosofía, la inversión de los valores y el eterno retorno, del que se exhibe un cuaderno con un primer esbozo de la idea. Especial atención merece La voluntad de poder. Intento de una inversión de todos los valores (Der Wille zur Macht), en tanto que no se trata de una obra original de Nietzsche, sino de una compilación del Archivo Nietzsche. Elisabeth Förster-Nietzsche fue expulsando sucesivamente a los directores del Archivo que trabajaban en la edición de las obras completas, manipulando el legado de su hermano para lograr su objetivo principal: ofrecer una visión completa de la obra y elevar a su hermano a la altura de los clásicos de la filosofía. Para ello necesitaba esta obra culminante, con un sistema positivo de su doctrina. La obra, que salió a la venta como obra original de Nietzsche, es en realidad una reconstrucción del Archivo Nietzsche bajo la dirección de Förster-Nietzsche a partir de restos abandonados y reutilizados y de aforismos inéditos.

En la exposición se documentan la manipulación y las falsificaciones de Elisabeth Förster-Nietzsche, que, pese al enorme mérito de haber conservado todos los testimonios escritos de su hermano, por nimios que fueran, seguía su propio interés. El ejemplo más ilustrador es una serie de cartas de Nietzsche que ella copió y entregó a los investigadores declarando haber hecho una copia literal del original y que, en realidad, había censurado, cambiando nombres y destinatarios. Al comparar esas copias con las de Malwida von Meysenbug ―amiga del filósofo―, salta a la vista la manipulación de Förster-Nietzsche, que, en el caso de la carta expuesta, había quemado una parte de la misiva en la que precisamente Nietzsche cargaba contra el antisemitismo de su hermana.

Fuente: http://mas.asturias24.es/secciones/lecturas/noticias/los-papeles-de-nietzsche/1415186511

6 de noviembre de 2014. ESPAÑA



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