Pinceladas de etica y politica en la historia

En el pensamiento antiguo nos encontramos con Platón que hace una reducción de la política a la ética, principalmente en su obra “Diálogo con Glauco, en la República”. En Aristóteles vemos, por el contrario, una reducción de la ética a la política, en su obra “Ética Nocomachea”, junto a esto toda su propuesta de regreso a la creación de la “polis” como mejor sistema de gobierno.
Respecto al pensamiento cristiano la Iglesia primitiva y de los santos padres fue esencialmente evangelizadora, no haciendo o elaborando una teoría política explícitamente, no obstante inspiró muchas acciones sociales, contribuyó sin duda alguna en la construcción de la sociedad y cultura occidental. Podemos ver ejemplos en los hechos de los apóstoles y consejos del mismo Pablo en sus cartas. Muy importante fue la distinción ente religión y estado, partiendo del principio evangélico “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, igualmente la aportación del concepto de “Persona”. Hay obras como “Vida de Constantino e Historia eclesial” de Eusebio, donde vemos cómo se va desarrollando el pensamiento político cristiano de los primeros siglos, se reflexiona en la situación del cristianismo como religión oficial. Posteriormente encontramos la “Ciudad de Dios” de San Agustín, que a raíz de la caída del imperio romano, busca explicar la relación entre cristianismo y la historia. Tenemos también la bula pontificia de Bonifacio VII “Unam sanctam”, que afronta la situación complicada que comenzó a existir entre el poder de los así llamados estados pontificios y el naciente poder de estados independientes.

En el medioevo nos encontramos con la contribución del pensamiento de Santo Tomás, que va desarrollando los conceptos de bien común y normas para el estado, y para el individuo. en la summa teológica encontramos cierta subordinación del individuo al estado, y al mismo tiempo, una fuerte afirmación y defensa de la persona y de su fin trascendental de cara a una convivencia en una sociedad en forma orgánica. El pensamiento político esta fuertemente sustentado por la doctrina metafísica de la participación. Es este pensamiento el que viene a explicar la subordinación de las partes al todo, sea con relativa autonomía respetando siempre la dignidad de las partes.

En la edad moderna juegan un rol fundamental los procesos de independencia del poder estatal respecto al poder religioso, y viene el desarrollo de la jurisdicción racionalista. Los juristas ven el estado como una realidad natural y temporal, buscando sustentar la autoridad en un poder inmediato manado del pueblo.

La separación de la política de la ética, viene consumada principalmente con el pensamiento de Maquiavelo, reflejado en sus obras “El príncipe” y el “Discurso sobre la primera década de Tito”. Maquiavelo dice claramente que la política se dedica a cosas concretas y reales, mientras que las consideraciones abstractas de un estado imaginario no llegan muy lejos en un mundo de política real. Salpicado por la inestabilidad de lo regímenes políticos de su tiempo, Maquiavelo buscaba estrategias de estabilidad. Por eso mismo, decide sobre lo absurdo y malo: “Dios es el amor de los hombres fuertes, porque ven que siempre castiga a los impotentes con los poderes”. El político debe saber combinar el bien y el mal, ser al mismo tiempo zorro y león, bestia y hombre. No debe alejarse del bien cuando se pueda, pero debe estar dispuesto a hacer el mal cuando sea necesario. Necesita proceder según los criterios de como están las cosas y según el criterio de cómo deben ser las cosas. De alguna manera se piensan las cosas unas en la plaza y otras en palacio.

Para Maquiavelo la base de la sociedad política es la cautividad humana (vive en un pesimismo radical). Se entiende muy bien esto si se tiene en cuenta la situación política que el autor vivía: existía una gran inestabilidad, por eso quería establecer criterios para una estabilidad del Príncipe, durante el ducado de Urbino existieron diez dominaciones diferentes en un lapso de 20 años junto con tres regímenes. Nos dice: Se necesita saber usar la parsimonia, buscar ser temido más que amado, saber ser bestia u hombre al mismo tiempo, según la situación. No se debe mantener la fe. Al final, no se debe partir del bien, es necesario saber entrar en el mal que es necesario. El fin justifica para él perfectamente los medios.

Un concepto clave para Maquiavelo es el de “fortuna”. El sentido que le da es el siguiente: el mundo no es gobernado por la leyes, sino de lo imprevisible. La “fortuna” es la mitad de la vida. Se necesita saber resistir también a la fortuna y superarla con la astucia política. La fortuna representa las ocasiones para el político de sangre. La cualidad máxima es la astucia: no estar jamás fuera de tiempo, fuera de la jugada.

Cabe mencionar la teología protestante y su interpretación de la realidad política. Subrayando sobretodo el contraste entre gracia y naturaleza. Afirman que no es posible encontrar la rectitud moral por medio de la ley natural, pasando por una forma de pensar racionalista. Buscan que la Revelación y la Sagrada Escritura sean las únicas fuentes de la auténtica moralidad. Esta concepción favoreció aún más una separación radical entre política y fe.

Max Weber, más cercano a la figura de sociólogo, ha venido siendo un referente en el mundo de la ética política con su libro “La política como profesión”, en el que encontramos un propuesta especial. Weber busca establecer una distinción entre la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad. Por ética de las convicciones entiende una ética de tintes Kantianos, que mantiene inamovibles los principios; mientras que por ética de la responsabilidad desarrolla una ética sensible a las consecuencia de las acciones. Busca que se cuide este doble efecto del poder político. No existen fines de los cuales vienen solamente efectos buenos. Existirán siempre efectos no queridos y no previstos. En cierto sentido, la ciencia política es una ciencia de medios y no de fines. De fines, de valores no sin la ciencia. Son en realidad extracientíficos. El hombre político deberá ejercer una combinación personal de estas dos éticas. Un político sin convicciones será un hombre sin pasión y no podrá guiar al pueblo. Un político sin principios, que no toma una sana distancia para analizar las consecuencias de sus actos, estaría equivocado y haría un daño enorme a su pueblo llevándolo a la decadencia.

Muy cercana a Weber está la opinión del patrón de los políticos Tomás Moro, en su libro “Utopía”, en el que Moro contesta respecto a las ambiciones políticas y humanas.

La ética siempre se ha visto en problemas y en dificultades reales en la gestión ordinaria que afronta un político. Hay quienes ven en la política una tragedia griega, en la cual no hay salida ni manera de imbuir el ambiente de valores y principios. También existen y en buen numero, quienes se esfuerzan en vivir la vocación política con un profundo sentido ético y social, no sin afrontar constantemente el martillo de las contrariedades y reveses que el mismo medio les presenta. El político debe caminar sobre principios éticos sólidos, sustentados en la verdad y el bien común, por encima de otro tipo de aspiraciones que el medio le puede ofrecer. La auténtica política en su sentido originario consistía en buscar servir para encontrar el bien de la ciudad y de los ciudadanos, jamás dañando la dignidad y los derechos de los mismos.

Recientemente y de manera muy acertada comentaba en el parlamento alemán al respecto el Papa Benedicto XVI respecto a la labor del político: “El criterio último y la motivación para su trabajo como político no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material. La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz. Naturalmente, un político buscará el éxito, que de por sí le abre la posibilidad a la actividad política efectiva. Pero el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia”. La vivencia de unos principios y de la ética en el mundo político, ayudan al mismo político a elevar su dignidad personal y elevar la sociedad a un nivel superior que al mero legal o dejándose seducir sólo por una visión pragmática de su trabajo.

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Fuente: http://www.epicentrodemexico.com.mx/voz-experta/10753-pinceladas-de-etica-y-politica-en-la-historia.html

MEXICO. 25 de octubre de 2011



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