Recordando a mi maestro

Me han contado que un día como hoy murió uno de mis más extraordinarios maestros. Se asumía médico y descendiente directo de una familia de estos profesionales, por lo que desde niño tuvo acceso a conocimientos de anatomía que despertaron en él el gusto, interrogantes y asombro por la investigación experimental directa y la ciencia positiva. Aunque quienes conocieron a su familia decían que su padre había nacido en un pequeño pueblo y más que profesional de la salud, le gustaba ser maestro, estilista y peluquero de su nieto.
Curioso de todo, le dio por ordenar el mundo y clasificar todo de éste y lo que en el existe, convirtiéndose en un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian.

Él decía una y otra vez y así nos lo dejo escrito en sus apuntes, que los seres pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología. Sustancia, esencia, forma; serían algunos de los términos acuñados por él, quien al ver la madera de los bosques, se referiría a ésta como “la matera”, la materia y haría de este componente natural un término análogo para referirse a todos los componente esenciales de los seres. Inquieto siempre, gustaba de colectarlo todo, afición que le llevo a ser de los primeros humanos en crear zoológicos, museos y bibliotecas y a cuestionar también los sistemas de enseñanza de la mismísima Academia, para proponer un nuevo modelo de formación fundado en el razonamiento lógico, pero también indagatorio y vivencial de la Ciencia.

Padre de la Física y de La Ontología o de La Metafísica – como le llamaron sus reeditores-, pero también de la Psicología Racional, La Estética, La Etica,- obra que dedico a su hijo- Las Ciencias Políticas, La Administración Pública y La Logística a las que llamo Crematística, entre muchísimas otras obras. Fue un Filósofo ejemplar a quienes hoy los Químicos y Físicos le deben su más amplio respeto y parecen haberlo olvidado cuando a su arte lo consideran hoy cosa poca y no el fundamento esencial de los saberes exactos que profesan. Autor de más de 170 obras o tratados documentados fundamentalmente para la enseñanza y traducidos a todos los idiomas, de los cuales solo 30 se han conservado. Se casó muy joven, enviudó y se volvió a casar, pero su legado se lo dejo a un alumno que le imitó en la enseñanza, no a su hijo.

Murió, a sus 62 años por un padecimiento gástrico y todos los que le hemos conocido y aprendido de el, sabemos que como este maestro habrá pocos, sus contemporáneos le llamaban el Estagirita, pero en la Escuela, su escuela El Liceo y el mundo su nombre por siempre será inolvidable: Aristóteles.

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Fuente: http://impreso.milenio.com/node/9129162

MÉXICO. 14 de marzo de 2012



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