Renace el anticristo

El pensamiento radical y la crítica descarnada sobre la cultura occidental del filósofo se podrá leer en castellano tras editarse su obra más completa. Aquí el encargado del texto habla de las tergiversaciones y de las manipulaciones que nazis y pensadores de izquierda hicieron del alemán.
Con 40 años de retraso pero con la misma potencia avasalladora, los manuscritos más importantes del filósofo Friedrich Nietzsche, “Fragmentos póstumos” (1869-1889) han sido publicados en castellano. La obra consta de cuatro volúmenes, cuyos tomos I y IV ya están en librerías españolas, mientras que el II y el III saldrán el 2008.

“Era importante traducir estos manuscritos al castellano, ya que estaban en todos los idiomas, menos en el nuestro. Ahora, el lector hispano notará la emotividad y no sólo el contenido de sus textos; con su multitud de guiones, su uso tan personal de las comillas, comas, etcétera. Es un texto emotivo y potente”, señaló a LCD en la presentación de la obra en Madrid, Diego Sánchez Meca, presidente de la Sociedad Española de Estudios sobre el filósofo y supervisor de la obra.

“Fragmentos póstumos”, explicó Sánchez Meca, se basa “en la edición de los italianos Colli-Molinari, que fue publicada en 1967, y que puso a disposición de los lectores, no sólo la totalidad de los textos de manera fiel y rigurosa, tal y como habían sido redactados por Nietzsche; sino que además, ponía al descubierto las tergiversaciones y manipulaciones que contenía la edición de la hermana en ‘La voluntad del poder’, y que conectaba al pensamiento de Nietzsche con el nazismo”.

Polémica antigua esta que vincula el pensamiento del alemán con la ideología de Tercer Reich.

“En el pensamiento de Nietzsche nos encontramos también con críticas a elementos fundamentales de la ideología nazi. Como son su crítica incisiva al mito de la raza, su crítica demoledora del nacionalismo alemán, su crítica a la redención estética del judeófobo Richard Wagner, que abre un abismo entre los dos amigos y que finalmente terminará para siempre con la amistad entre ambos en 1869”, reveló Sánchez Meca.

En contraste con esa utilización nazi de Nietzsche, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, se desarrolló otra línea totalmente opuesta, donde el filósofo es utilizado por la izquierda. “El nuevo análisis sobre Nietzsche y su pensamiento empieza a calar fuerte en autores franceses e italianos, Deleuze, Foucault, Derrida, Vattimo o Cacciari, quienes defienden y resaltarán al Nietzsche ilustrado, al crítico de la cultura y así redescubrirlo para el debate de la izquierda. Aquí es elemental la edición Collin Molinari. Eso sí, también hay que reconocer que se ha criticado esta manipulación por parte de la izquierda”, dijo.

Nihilismo ahora

En “Fragmentos Póstumos” se encuentran los conceptos básicos del pensamiento de Nietzsche. En ellos se anuncia la irrupción del nihilismo, después de la muerte de Dios, como el problema de la pérdida de la fe en la religión cristiana en las sociedades contemporáneas occidentales.

“El nihilismo”, dice Nietzsche, quiere decir que los valores tenidos como supremos han perdido su valor y se han convertido en nada. Este nihilismo, lo valora en sentido positivo, no es una razón de represión ni lamento. Y es positivo para él en la medida en que representa una conquista de la conciencia moderna en su esfuerzo de liberación y auto superación. Con la muerte de Dios, que es lo mismo decir que con el debilitamiento del poder de la religión cristiana, por fin el hombre europeo es libre por primera vez en la historia”, dice Sánchez Meca.

Nietzsche no era físicamente un superhombre. Hijo de un pastor protestante, nació en Prusia en 1844 y a los cuatro años quedó huérfano de padre. Vivió sumido en la pobreza, no tenía dinero para comprar papel y, debido a las enfermedades que diariamente le afectaban, se jubiló temprano de la Universidad de Basilea como profesor de filología clásica.

“Nietzsche se salió de la universidad porque el mundo de los doctos, de la erudición con todos sus problemas y sus convencionalismos, le resultaba insoportable. Era incompatible con su estilo y pensamiento”, acota el especialista.

En relación con su enfermedad, muchos investigadores siguen señalando que la locura terminó con sus días. Pero los estudios más acabados sobre él, apuntan a que sufrió una parálisis cerebral, la misma enfermedad por la que murió su padre. “Él cuenta esta historia en sus manuscritos. Su padre tuvo un período de deterioro y mientras se bañaba, murió. Pero a Nietzsche no le alcanzó a matar el mismo colapso. Él quedó en estado casi vegetal. Todos esos mitos que se han creado de que en realidad estuvo loco desde hace mucho tiempo y que esa locura culminó en ese día fatídico que cayó enfermo demente en la plaza Carlos Alberto de Turín en 1889, es mentira. Él no estaba loco, sino que se le quiere desacreditar, difamar”, dice Sánchez Meca.

Lo que sí es cierto, es que el esfuerzo mental que él realizó sobre todo en los últimos años y también por el estilo de vida que llevaba, visitaba muchos prostíbulos, le produjeron una situación de deterioro físico que terminó con su muerte en 1900 en Weimar. “Los diagnósticos que se conocen de los manicomios donde estuvo internado por orden de su hermana informan de que la sífilis lo mató. Al final, más que nada fue una cosa genética heredada de su padre y además, el elevado esfuerzo mental para construir su proyecto final y que tuvo que abandonar porque no podía más”. LCD
Fuente: http://www.lanacion.cl/



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