Sobre la interpelación que puede ejercitar la filosofía

La tradición filosófica, desde los griegos hasta nuestros días, ha vinculado estrechamente esta opción de racionalidady sistematicidad, que representa la filosofía, a aspectos vivenciales y existenciales. La filosofía ha sido a lo largo de la historia y como práctica viva una interpelación directamente vinculada con nuestra existencia, si no interpelara de esa forma quedaría reducida a un saber instrumental más.

Al respecto señala Lucas Soares:

“Al dejar de concebirlas unilateralmente (la filosofía antigua y la contemporánea) y ponerlas en conversación, se trata de recobrar el sentido primordial que los griegos asignaban a la filosofía: un discurso teórico y sistemático sobre el pensar y obrar humanos como expresión de una cierta manera de vivir u opción existencial. Un saber cuyo horizonte es la consecución de la felicidad. En términos aristotélicos, un medio para alcanzar la buena vida, autárquica y feliz.” (en Schujman, G. 2007).

Esta vinculación con la existencia tampoco está ajena en la filosofía contemporánea una de cuyas corrientes, el existencialismo de mediados del siglo XX, fue radicalmente coherente con esta vinculación a la vida y la existencia. Al respecto señala Simone de Beauvoir:

“Esta objeción solo tendría perspectiva si la libertad fuese una cosa o una cualidad vinculada naturalmente a una cosa; en efecto: o bien se la poseería o bien no se la poseería; pero, en verdad, se confunde con el movimiento mismo de esa realidad ambigua que se denomina la existencia y que únicamente es haciéndose ser. Quererse libre es efectuar el tránsito de la naturaleza a la moralidad, fundado en el anhelo original de nuestra existencia de una libertad auténtica.” (De Beauvoir; 1956)

Tanto para los griegos como para los contemporáneos, la filosofía no es un saber que sirva para una mera instrucción en términos de habilitación para cumplir un proceso con respecto al cual podría ser concebida la vida humana. Por el contrario, la vida humana no requiere de saberes procedimentales al estilo de los manuales pseudo psicológicos tan en boga hace unos años, el saber para la vida responde a una profundidad que no se traduce en recetas y que la filosofía, en su veta más profunda se encarga de tematizar. No hay recetas para vivir, ni para ser. La radicalidad con la que asumieron los existencialistas su postulado a favor de la libertad y la responsabilidad nos obliga a hacernos cargo de nuestras opciones y omisiones, de nuestros éxitos y fracasos.

Cuando la filosofía abandona esta radicalidad en su interpelación, cuando abandona su sentido y finalidad y se transforma en un saber procedimental más, se diluye el hilo conductor que la corporizaba como tradición de pensamiento que tiene en común esta radicalidad en torno a la existencia y pasa a ser un saber que puede ser estudiado con la misma asepsia con la que se estudia la física o la matemática.

La filosofía en el currículum escolar tiene este valor, interpelar la existencia de los estudiantes, que se vinculen con esta tradición a partir de aquellas preguntas y temas que están en el medio de su propia vida. Si la enseñanza de la filosofía se transforma en un aprendizaje memorístico sobre los hitos de su tradición, pierde todo su valor y se convierte en una asignatura más, sin la relevancia y sin la riqueza que podría tener en términos de gatillar reflexiones profundas sobre la propia vida de los estudiantes y, por supuesto, alimentar el cultivo del “pensamiento crítico”.

Esta necesaria vinculación de la filosofía con el mundo vital de los estudiantes, y también de los docentes, no es algo fácil de abordar ni de ejercitar, sin embargo, pensamos, que es importante que este sea el desafío de aquellos docentes que, como yo, impartimos filosofía en la escuela secundaria. Vaya a ellos/as, de modo prioritario, mi reflexión.
Fuente: http://elmercuriodigital.es/content/view/23935/244/

SPAIN. 18 de diciembre de 2009



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Una respuesta a "Sobre la interpelación que puede ejercitar la filosofía"

  1. Muy interesante, importante y para reflexionar todas y cada una de las palabras escritas.

    Me parece también muy interesante y para prestarle mucha atención lo dicho respecto a los secundarios.

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