Vattimo: la academia de filosofía itinerante

El ensayista italiano estuvo de ronda en Buenos Aires dejando a su paso cuestionamientos sobre los conceptos absolutos. “En Europa, hay clima de resignación”, sentenció.


EN ARTE SIN TECHO. “Parece un centro civil italiano, feo, sucio y malo”, dijo en broma.
El filósofo italiano Gianni Vattimo anduvo por Buenos Aires y, como los futbolistas que se adaptan a distintas posiciones en el campo, se movió en escenarios diferentes y ante públicos disímiles, pero en cada conferencia subrayó dos de sus ideas más importantes: que con el correr de los años –de las décadas, de los siglos– crece lo que él ha llamado “el pensamiento débil”, y que no existe una única verdad sobre un hecho, sino tantas interpretaciones como testigos haya. Para Vattimo, se trata de dos conceptos irrenunciables.

La primera de sus presentaciones fue el domingo 6 en la Feria del Libro: a su cargo estaba la última de las conferencias magistrales de la 38º edición del evento, y ante casi doscientas personas, el autor de El fin de la modernidad, ejemplificó el debilitamiento de los conceptos absolutos a través de la evolución de la figura de Dios: “Antes era algo muy misterioso, muy trascendente, caía un trueno y se le rogaba al Dios del Trueno que no destruyera la propia casa. Con la figura de Jesús aparece un hombre que les dice a sus prójimos que no son servidores de Dios sino sus amigos; eso debilita la primera idea tan fuerte y tan temible”, sostuvo, y agregó que el pasaje entre la unción divina de los reyes medievales hasta las elecciones democráticas actuales es otra señal de ese debilitamiento.

Esos mismos ejemplos utilizó el miércoles 9 en Arte Sin Techo, una Organización No Gubernamental que trabaja con gente en situación de calle desde una especie de casa ocupada –ocupada por sus intervenciones artísticas y por su trabajo constante, desde que emergió en medio de la crisis de 2001– en el corazón de Almagro. Apenas llegó a esa casa, Vattimo bromeó en su castellano casi perfecto: “Parece un centro civil italiano, feo, sucio y malo”. Allí lo escucharon unas veinte personas, en una actividad organizada entre la ONG, el Centro de Excelencia Jean Monnet de la Universidad de Bologna, y el Laboratorio en Humanidades “Política, Estética y Comunicación” constituido por el Instituto Italiano di Cultura y el Servicio de Cooperación y Acción Cultural francés.

En ese segundo encuentro fue en el que el también diputado del Parlamento Europeo profundizó más sobre conceptos filosóficos: Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger, a quienes estudió largamente, fueron los más citados ante un público más especializado que el que había llenado la sala Leopoldo Lugones de La Rural, en su mayoría estudiantes universitarios. Sobre los años en los que Heidegger avaló al nazismo, Vattimo intentó una explicación, aunque no una justificación: “Tiene que ver con el lugar que ocupa un filósofo cuando se cruzan dos triunfalismos, como fueron el capitalismo y el comunismo”, señaló. Las intenciones de un intelectual al unirse a un sistema político son claras para Vattimo: “Enseguida el intelectual querrá liderarlo”, sentenció, y destacó el rol de Rusia sobre el final de la Segunda Guerra Mundial aseguró: “Si Rusia no hubiera hecho lo que hizo, liberado lo que liberó, estaríamos completamente dominados, seríamos todos nazis”.

En Arte Sin Techo hubo tiempo para reflexionar sobre el arte y también sobre la política, tema que especialmente interesa a Vattimo y que lo llevó a definir a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como “una organización disciplinaria hasta el día de hoy”. Para el filósofo, “el impresionismo, el cubismo y el surrealismo fueron una defensa de la actividad humana contra la tecnificación de comienzos del siglo XX, cuando se fundaban Ford y Fiat, y el taylorismo se imponía como modelo de producción fabril”. Esa tecnificación, explicó el autor de Adiós a la verdad, se está dando actualmente en Europa, en las más altas esferas del poder político: Mario Monti, el actual premier italiano, economista y con más experiencia institucional que en el barro partidario, es para Vattimo una muestra de esa “tecnocracia” posterior a la renuncia de Silvio Berlusconi, a quien critica duramente cada vez que tiene el margen de hacerlo.

En Europa “hay un clima de total resignación, la gente no ve que le propongan mejoras alentadoras como para orientar su voto hacia allí”, aseguró, y vinculó esto a su idea de dominación: “El dominio hacia el otro se funda sobre la idea de que la realidad es de tal manera, inamovible. Hoy esa realidad la delinean los banqueros, y no los débiles, por eso es importante desterrar el concepto de una verdad única”, dijo Vattimo, a medio camino entre el entusiasmo y la preocupación.

Hay otro concepto que debe ser reformulado, según el italiano: se trata de la esencia, un tema del que la filosofía se ha ocupado largamente. “Un papa, un dirigente político o un filósofo ambicioso puede decirte ‘Esta es tu esencia, tú no lo sabes pero yo te lo digo’”, le dijo a su público atento, esta vez en la Feria, y continuó: “Yo no creo en eso; la única esencia es la libertad de cada uno, que merece ser respetada, y la única verdad posible es la que nos deja ser más libres, aunque acepto interpretaciones porque de eso les hablé toda la tarde”, matizó.

En cada ámbito que Vattimo visitó en una ciudad que define como “una segunda patria”, hubo público atento a su obra y sobre todo a los pensamientos que elabora ante las nuevas preguntas, y que empieza a responder después de tomarse unos segundos la cabeza con las dos manos. Hay una convicción que lo sigue a cada charla: “Hay que ser fuerte para ser uno de los débiles, hay que saber poner la otra mejilla y darse cuenta de que uno no debe ser el violento, porque el orden imperante siempre será más violento que uno”, concluyó. “Y basta”, dijo.
Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/filosofia/Vattimo-academia-filosofia-itinerante_0_703129695.html

23 de mayo de 2012



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