Zoom sobre la prudencia política…

La “filosofía como servicio público” que defiendo debe ocuparse de política, para ayudar a los ciudadanos a orientarse en la selva. Vivimos entre ficciones políticas -“voluntad general”, “Pueblo”, “Nación”, “poder constituyente”, “ley de las mayorías”, “derechos”- que no son mentiras sino invenciones de la inteligencia para resolver los problemas plantados por la convivencia y el poder.
Todos los grandes filósofos -desde Platóna Popper- han hablado de política. Uno de los aspectos que conviene recordar es el de la “prudencia política”. Ahora pensamos que la prudencia es una actitud timorata y cautelosa, opuesta a la audacia, la creatividad y el amor al riesgo, virtudes aplaudidas.

Para los filósofos griegos la ‘phrónesis’ era la culminación de la inteligencia práctica, la sabiduría de las decisiones. La definían como el talento para aplicar los principios generales a los casos particulares. Es decir, tenía en cuenta las circunstancias, las consecuencias, la oportunidad, el kairós.

La sabiduría práctica es lo esencial al buen político. Por eso se equivocó Ortega al escribir: “Impulsividad, turbulencia, histrionismo, imprecisión, pobreza de intimidad, dureza de piel, son las condiciones orgánicas, elementales, de un genio político”. Sería tremendo que acabara teniendo razón.

Fuente: http://www.elmundo.es/cronica/2016/12/18/58551595268e3eef6b8b458f.html

18 de diciembre de 2016



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