El hiperconsumo

Gilles Lipovetsky decodifica la civilización del deseo y anuncia la nueva sociedad del hiperconsumo con sus promesas de bienestar y una ansiedad que habla de la pérdida del sentido y de un narcisismo colectivo.
¿Cómo interpretar los signos de nuestro tiempo y descubrir los nuevos encantamientos?

¿Cuáles son las dimensiones de las sociedades individualistas de bienestar?

¿Estaremos viviendo la era de la felicidad de masas y al mismo tiempo una época de vacío y decepción?

Gilles Lipovetsky, quien acaba de estar en la ciudad dictando conferencias, responde a estas interrogantes. Decodifica la civilización del deseo y anuncia la nueva sociedad del hiperconsumo con sus promesas de bienestar y una ansiedad que habla de la pérdida del sentido y de un narcisismo colectivo.

Maestro universitario, profesor de filosofía en la Universidad de Grenoble, miembro del Consejo de Análisis de la Sociedad y del Consejo Nacional del Ministerio de Educación Nacional de Francia, este pensador contemporáneo lleva como tarea la revelación de los tiempos actuales con sus símbolos y representaciones, acciones y valores, desvelando las nuevas formas del individualismo occidental, de la organización social y de la ruptura con las antiguas sociedades modernas caracterizadas por sus visiones ideológicas-coercitivas, democráticas, disciplinarias y universalistas, frente a las transformaciones actuales que corresponden a una sociedad flexible sustentada en la información y en la estimulación de los procesos de personalización: sentido del humor, culto a lo natural, seducción-comunicación, viraje de la lógica temporal hacia el presente, vaguedad existencial por la abundancia de modelos.

En obras como “El imperio de lo Efímero”, “La Era del Vacío”, El Crepúsculo del Deber”, “La Tercera Mujer”, “El Lujo Eterno” o “Metamorfosis de la Cultura Liberal”, Lipovetsky habla de las tendencias de la sociedad hiperconsumista, define cómo los bienes están orientados hacia las personas, de manera que estos bienes son más emocionales y capaces de brindar una satisfacción subjetiva que aprovecha la disposición del hombre contemporáneo a vivir nuevas experiencias y buscar aquellas acciones donde el consumo pueda convertirse en una vivencia, tal es el caso de los deportes, la moda o el turismo. El proceso de personalización promueve la realización personal y el respeto al hecho de ser uno mismo, a disfrutar de la libertad y el placer de vivir instalado en lo cotidiano y en la búsqueda de lo inmediato que intensifica el presente.

Para Lipovetsky, la cultura del bienestar se sustenta en normas y códigos que estimulan un trabajo permanente de vigilancia y autocontrol; después del imperativo categórico kantiano del deber ser, sigue el imperativo narcisista glorificado: velar por una alimentación saludable, luchar contra las arrugas, broncearse, mantenerse delgado, una felicidad individual que optimiza nuestros potenciales. Se trata del “mejor estar” y “mejor parecer”, mas no del ser.

¿Cómo se instaura el hedonismo dual, desenfrenado y desresponzabilizador para las nuevas minorías, y prudente e integrador para las mayorías silenciosas? Estamos destinados a consumir aunque sea de manera distinta. En los 60 escuchábamos la sentencia de estar condenados a ser libres, lo cual significaba que, quisiéramos o no, elegíamos nuestros modos de ser, si no otros (grupos sociales, familia, escuela) lo harían.

Hoy la situación es distinta, se dice que las personas no compran las cosas por sí mismas, sino para ser miradas, ganar prestigio social, diferenciarse del otro, y afirma la existencia de un consumo más emocional y experimental. Existe una presión colectiva por sistematizar el mundo obrero, el estudiantil, la forma de vestirse, la moda, crecen las exigencias y con ello las inequidades económicas aumentadas por la globalización.

¿Qué sentido tiene describir el hiperconsumo en los países con índices de desarrollo muy bajos, grandes desigualdades y con carencias esenciales en el más estricto sentido de la sobrevivencia? ¿Qué significa el bienestar o la felicidad en un mundo donde el valor lo tiene el hecho de comprar y la seducción de los objetos se convierte en una búsqueda de marcas, sean éstas de ropa, automóviles o relojes? ¿A qué estamos obligados cuando una gran mayoría no tiene oportunidad de acceder a sus satisfactores inmediatos? ¿Qué hacer ante el sufrimiento y la pobreza?

El consumismo, explica Lipovetsky, llevaa la alienación y al mismo tiempo provoca un vacío de sentido frente a la vida, es un paliativo ante las dificultades y las miserias cotidianas. Desde su perspectiva describe el bosque para particularizarlo y hablar sobre él, abordando nuestro siglo desde el afuera, contemplando los fenómenos socioculturales con el fin de definirlos.

Con sus ideas, este pensador nos coloca un espejo frente al rostro, podemos engañarnos negando la realidad o tomar conciencia crítica acerca de los hilos que mueven al tiempo, interpretar sus signos y descubrir sus encantamientos.

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Fuente: http://www.elnorte.com/

Francés de origen polaco, de 54 años, Gilles Lipovetsky es autor de libros como La era del vacío y La tercera mujer. Es juzgado, tanto en Europa como en América, como uno de los mayores filósofos contemporáneos, pero no solamente como un intelectual académico sino como alguien que desciende al llano y habla con la gente común de igual a igual, toda vez que trata temas concretos como la moda, el consumo, la libertad, los excesos y otros ítem.
Aunque da clases y conferencias en el mundo entero y pasa viajando varios meses al año, su lugar preferido es su casa en Grenoble, que comparte con su familia, y desde donde ve los Alpes nevados.

Fuente: http://www.revistanueva.com.ar/00697/nota05/index.htm



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