La vocacion del hombre como humanismo

El hombre nace con un fin que es el de perfeccionarse con la libertad y conciencia de realizar actos que lo llevan a la trascendencia. Esta sólo es posible si cada hábito de conducta está encaminado a la moralidad que es regulada por los principios que le conciernen…
… que son tres:
1. El criterio subjetivo de la moralidad haciendo alusión a la conciencia.
2. El criterio objetivo próximo de la moralidad que es la recta razón.
3. El criterio objetivo remoto de la moralidad es la ley moral natural.
La conciencia tiene la acción de hacer una interiorización sobre los actos humanos que se realizan para implicar un deber ser que persiguen un Bien Común.
La interiorización realiza un ejercicio espiritual que orientan y hacen apetecer a nuestras obras bajo el Bien Común respetando el origen de la naturaleza humana bajo el sentido ético que debe poseer la vida en comunidad.
La conciencia hace participar a la racionalidad de los actos en un desarrollo personal e integral que hace que las facultades humanas (racional, sensitiva, vegetativa y locomotiva), sean dispuestas para un orden natural, donde se enfatiza la dignidad y la valía de la persona.
El hombre se engrandece respecto a otro ser viviente guiado por la Recta Razón cuya capacidad nos hace comprender la realidad humana y la importancia del campo ético en la formación del hombre, para ejercer en cada ser humano una virtud que lo hace perfectible o en su fallo ser vicioso sin dejar de ser perfectible porque acuden en su corregimiento un juicio moral apoyado en las fuentes de la moralidad.
La Recta Razón llevada a un orden ético aparece como sindéresis lo cual hace que se efectúe la moralidad del hombre como acto de interiorización en los hechos cotidianos que hacen del llamado del hombre como vocación, es decir, como llamados a ser éticos, a ser un ente dispuesto y digno de recibir la Verdad y la Bondad de Dios, que invitan al hombre a ejercer su libertad dignamente.
La realización del fin último aparece como la tendencia que tiene al hombre al Bien común, esto es a la vocación humana.
El hombre es llamado a trascender a través de la libertad que apetece por medio del acto espiritual sobre la deliberación constante que llena la vida del hombre.
La autorrealización como participación del ser personal infunde en el trato con los demás el deber ser como el buen vivir en comunidad cumpliendo con ello la vocación del hombre como humanidad. El hombre deja de ser individual para donarse al hombre en el vínculo de la caridad.
La comunidad como objeto quod de la vocación del hombre debe ser fuente de virtudes que inviten a cada uno de sus integrantes a ser éticos, por lo tanto, humanos. Ser rectos por tanto libres de apetecer el bien y con un compromiso de aprender a ser sociables regulado por una normatividad.
Las virtudes morales invitan al hombre a realizar la vocación humana. Estas son la prudencia como virtud principal, la justicia, fortaleza y templanza.
La Prudencia como Recta Razón es el medio por el cual se conoce en forma natural la ley moral natural, que invita al hombre a prevalecer en la Verdad. Esta manifiesta un orden moral pegado a la naturaleza que da la iluminación al resto de las virtudes que persiguen el fin último.
La prudencia realiza la aplicación de la ley moral natural implicando con ello el deber ser en la comunidad que se infunde en la normatividad moral, social, jurídica y religiosa, forjando a la persona a llegar a la trascendencia.
Sólo a través de la ley moral se puede establecer el modelo ético que debe conformar la vida humana en tendencia al fin último que haga de la vida comunitaria un núcleo humano, un amor a la persona como el respecto a ella misma.
La comunidad debe poseer testimonios de vida en donde la persona debe ser un fin nunca un medio en la vida diaria, en base a las a las virtudes que cada persona posee para poder lograr la trascendencia.
El hombre justo puede y debe reconocer la propiedad y el derecho que se adquiere con los logros que se alcanzan en una conciencia civil.
La fortaleza hace al hombre rebasar el mal que puede recibir en forma intencional o no de otros hombres. Esta es la disposición del alma al enfrentar las injusticias como daños que puede sufrir una comunidad.
La templanza invita al hombre a no dejarse llevar sólo en una vida pasional sino invita a la moderación de las pasiones para engrandecer la vida humana. Llevar una vida equilibrada pasionalmente hace al hombre doblemente digno al ordenar sus pasiones al deber ser.
La prudencia es la Recta Razón que conduce al Recto Obrar como modo operandis en la orientación de cada acto que sabe y comprende cada situación en orientación al fin último. La prudencia invita al hombre a dejar a un lado el fin particular que prende al hombre de egoísmo y por tanto hace que el hombre no realice la vocación humana.
En síntesis sólo se puede realizar la vocación del hombre que es el origen de la humanidad, viviendo rectamente en comunidad tomando como promotor el deber ser que infundido por los criterios de la moralidad hacen que los actos humanos se conviertan en obras, que manifiestan las virtudes: la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia como los puntos cardinales del humanismo.



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7 respuestas a "La vocacion del hombre como humanismo"

  1. * Comentario por Juan Carlos

    Si nos vamos a raíz etimológica de la palabra vocación, nos dice que viene del latín VOCATIO y del verbo VOCARE, esto es: llamar, es un llamado, pero me pregunto ¿a qué estamos llamados? y lo que para mí es más importante ¿quién es el que llama.
    Según el artículo, se lee que el hombre está llamado a alcanzar su fin último, por medio del perfeccionamiento de la libertad y el ejercicio de las virtudes, pero insisto ¿quién es el que llama? Y ahora bien, aquél que nos llama, ¿nos dará también los medios para acudir a su llamado? Y por otra parte ¿para qué nos llama?

  2. Bien, Juan Carlos.
    en efecto, la vocación es un llamado, de la propia naturaleza constitutiva del ser humano, algo así, como el genoma espiritual, una singularidad caracteristica de cada una de las almas (temperamento y vocación).
    El llamado es a completarse cabalmente, a asumir integramente nuestra condición de personas.
    Ingenuamente creerias que el ser humano tan solo necesita alimento para coservar su salud corporal, necesita BUEN ALIMENTO en cantidad(regularidad) y calidad(regularidad), y quien lo exige es nuestra propia salud (naturaleza). dejar a la casualidad la salud espiritual, que tambien necesita alimentarse, en el intelecto(conocimiento) y en la voluntad(apetito) de un manera racional(conciencia) y con ello tratar de alcanzar su finalidad(perfección intramundana).
    El llamado a la trscendencia, es originario, el perfecto lazo de únion entre la creatura y el creador, o el artifice y el artefacto(si se me vale el simil), la liga necesaria entre lo que es y lo que lo produce, efectivamente estoy hablando de amor, y solo el ser humano reconse el gesto amoroso del creador, tendiendo a el para integrarse en un todo perfeccionador.

  3. de las hombres no se puede decir nada x q de ser feos y lindos la paja y cojemiento existe en cualquier lado… jajajajajaja

    para las mujeres somos todos piolas, jajajajajaja
    garchamos todos los dias i nada + pero es lo mejor del mundo
    jajajajajuajajajaj

  4. bien juan carlos estas en lo cierto vocacion es un llamado y alguien que llama al hombre, para ello debemos tener en cuenta que el hombre es la creacion de Dios y que es llamado a una amistad intima y a desarrollar su vida en ël. aun que las ciencias tratan de desmentir esta verdad el hombre como ser en lo mas intimo de su ser tiene la certeza de existe por alguien y para alguien que no es el mismo

  5. vocacion significa destino natural, la vocacion de la semilla es a ser planta, crecer y dar frutos, es su destino natural, de la mismam manera el ser humano tiene un destino natural, un destino guiado por el maestro, dor dios, por el ser, por la consciencia, vivir nuestra vocacion es una desicion, vivir nuestra vocacion es ser obedientes con el maestro, es llevar a la practica la mision, las tareas encomendadas.

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