Los años en que Hannah Arendt rescataba niños del Holocausto. Por Toni Montesinos

La pensadora Hannah Arendt. La Razón

Thomas Meyer, que ha tenido acceso a documentos inéditos, publica una biografía de la pensadora que eran desconocidos

Por Toni Montesinos

«Sobre la desobediencia civil: Dos ensayos», editorial Página Indómita, de próxima aparición en marzo: el conocido texto de Henry David Thoreau de 1849 con la réplica ofrecida por Hannah Arendt en 1970. «El mundo según Hannah Arendt» (Punto de Vista), de Peter Venmans y Laura Alonso Padula, ese febrero, alrededor de los temas cruciales en la obra de esta filósofa, como el antisemitismo, la traición de colegas como Heidegger o la sociedad de masas. «Una herencia sin testamento: Hannah Arendt» (Herder), de Fina Birulés, también de febrero, en torno a cómo las reflexiones de Arendt surgieron de la experiencia de los totalitarismos. «Hannah Arendt: el mundo en juego» (Katz), también de Birulés, sobre el legado de esta pensadora germana que, ciertamente, se ve hoy como una intérprete de nuestra actualidad. A estas novedades de este trimestre cabría añadir otra del pasado noviembre, «¿Qué es la autoridad?» (Página Indómita), de la propia Arendt, en lo que es uno de sus ensayos más conocidos, en nueva traducción.

Estas novedades en un puñado de semanas dan fe del interés editorial a la hora de destacar esta figura de ascendente prestigio, y a las que se añade «Hannah Arendt. Una biografía intelectual» (traducción de J. Rafael Hernández Arias), de Thomas Meyer. Este profesor de Filosofía que ejerce en la ciudad de Múnich, justamente, empieza su libro apelando al hecho de que «actuales», tomando una frase de Richard Bernstein, es «el calificativo más frecuente que se da a los escritos de Hannah Arendt. Desde hace más de tres décadas se la considera una contemporánea e incluso se la lee como a una «pensadora del momento». Y acto seguido, se pregunta si no sería en efecto útil recurrir al pensamiento de la autora para mirar y comprender la crisis de la democracia, la guerra de Rusia contra Ucrania, el drama de los refugiados en todo el mundo…

«¿Acaso una biografía de Hannah Arendt no debería tomar estos y otros acontecimientos como una oportunidad para reivindicar su continua “actualidad”?», dice Meyer, aduciendo que la pensadora consagró tanto su visión de la realidad como sus acciones a denunciar los totalitarismos y a defender a los débiles. En todo caso, siempre es un tópico recurrente el hecho de traer a un escritor del pasado e intentar presentarlo como el profeta que vio de forma clarividente nuestro ya presente. En esa mecánica hay muchos sofistas e idealizadores de nombres sonados de la intelectualidad que pretenden hacernos creer que el autor pretérito fue un gurú superdotado. Pero, en propiedad, ¿de verdad hay alguno en ese sentido más allá de un hombre que murió hace ciento y un años llamado Franz Kafka? Comoquiera, Meyer propone en su libro, sabiamente, dar un paso atrás, afirma literalmente, «y describir la vida y la obra de Hannah Arendt casi por completo en “su” tiempo. Se comprometió con su propio presente de una manera especial (como queda de manifiesto en esta primera biografía basada en investigaciones de archivo). Otro asunto es que simplemente los problemas sociales que ella vio en su momento sigan en el siglo XXI. En fin, Arendt aprovechó la oportunidad de su exilio parisino, entre 1934 y 1940, para intervenir activamente en favor de niños y jóvenes judíos, contribuyendo así a la salvación de numerosas vidas», escribe el autor. Además, añade lo que irá desarrollando a continuación, esto es, el viaje de Arendt a Estados Unidos, donde siguió comprometiéndose con los acontecimientos que veía el mundo desde el marco de la Jewish Cultural Reconstruction. De este modo, estaríamos hablando de un total de veinte años en los que Meyer pone el foco, desde que Arendt se embarca en Lisboa camino de Norteamérica, junto con otros judíos que huían de Europa, el 10 de mayo de 1941. Pero quizá lo más sorprendente es que, según ciertas informaciones, esta biografía haya sido en Alemania todo un libro superventas, y encabezara las listas de los libros más vendidos de no ficción. No en vano, Meyer es editor de algunas obras de Arendt y conoce en profundidad el terreno que pisa, distanciándose de forma clara de otros biógrafos como Elisabeth Young-Brühl, discípula de Arendt, que publicó su libro en 1985. Tal cercanía con la filósofa pudo generar cierta parcialidad en sus consideraciones, de modo que un trabajo como el de Meyer, que aspira a la objetividad y alejarse de idealizaciones, tan de signo anglosajón, es bienvenida.

Lo innovador de Meyer es que tuvo acceso a material inédito que estaba archivado y que había permanecido prácticamente desconocido, por ejemplo alrededor de la labor de Arendt, entre 1934 y 1940, por medio de una asociación, a la hora de rescatar a niños judíos de la Europa ocupada por los nazis, pensando en que acabaran en suelo palestino. Era aquella época la de París, luchando en favor de gentes vulnerables frente a todo tipo de obstáculos burocráticos, que el autor documenta bien, algo que se presenta de cara al lector con diferencias de tipografía. Así las cosas, si lo que distingue esta obra de otras biográficas sobre Arendt es que le dedica una atención extensa al paso parisino de la filósofa.

Arendt se formó, periodísticamente hablando, en Francia, todo lo cual acabó con la Ocupación hitleriana, el 10 de mayo de 1940, momento en que, recién casada, fue encerrada en el campo de Gurs, hasta que al cabo de dos meses pudo escapar de allí, a todo lo cual le seguiría esta tremenda aventura de huida que tendría un punto de inflexión en el puerto portugués. En paralelo al recorrido vital, Meyer va presentando las obras a las que se consagró Arendt, como en «Eichmann en Jerusalén» o «Un informe sobre la banalidad del mal», que llevaron a la autora a sufrir hasta amenazas de muerte. Pero eso no arredrará a la autora, que llegará al culmen de su pensamiento en Nueva York, en 1951, cuando se publicó su obra principal, «Los orígenes del totalitarismo».

La relación con Heidegger

Qué hubiera pensado de este texto un filósofo como Martin Heidegger, con cuyo discurso en Friburgo, pronunciado en 1933, se ennoblecía el nacionalsocialismo. La misma Arendt estudió con él e incluso mantuvieron una relación amorosa, si bien, en lo que atañe a su pensar, no podían ser más distintos. ¿Cómo sería posible semejante unión en seres de tan extremas distancias ideológicas y hasta humanas? Meyer, por supuesto, no aclara tal extrañeza, pero lo cierto es que los hechos hablan: Heidegger formó parte del partido nazi entre 1933 y 1944, avalando por tanto el exterminio de seres humanos y cómo, en calidad de rector de la Universidad de Friburgo desde la llegada al poder, era lícito quemar libros de judíos y marxistas, como se produjo delante de la misma biblioteca universitaria. Por otro lado, tenemos a una Arendt que, como explica Meyer, era algo moralmente obligado el hecho de atender a los refugiados menores que llegaban solos a Francia, desperdigados por el caos de la Segunda Guerra Mundial, y hacía lo posible por enviarlos a Palestina para ubicarlos en centros de formación agrícola. La propia escritora viajó allí con once jóvenes, vía Marsella, lo cual sería clave para escribir sus posteriores ensayos sobre los aspectos y orígenes del totalitarismo, así como sobre el racismo y el antisemitismo.

Notas

Fuente: https://www.larazon.es/cultura/anos-hannah-arendt-rescataba-ninos-holocausto/20250222/1168757.html

22 de febrero de 2025,  ESPAÑA

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