La inteligencia artificial y el concepto de pensamiento
La discusión sobre la inteligencia artificial (IA) ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente en el ámbito académico, donde se cuestiona si estas máquinas pueden realmente «pensar» o si su capacidad se limita a procesar información. Para entender este dilema, es fundamental recurrir a las reflexiones de los filósofos griegos, que desde hace milenios han explorado las nociones de intelecto y pensamiento. Aunque los términos «inteligencia» y «pensamiento» a menudo se utilizan como sinónimos, existe una distinción sutil pero significativa entre ellos que se puede desentrañar a través de sus enseñanzas.
En la obra «República» de Platón, se presenta la analogía de una «línea dividida» que separa diferentes formas de comprensión. En la parte más alta de esta jerarquía se encuentra la «noesis», o comprensión intuitiva, que va más allá de la razón o la percepción sensorial. Más abajo se sitúa la «dianoia», que se basa en el razonamiento y la argumentación. En los niveles inferiores, se encuentran «pistis», que representa la creencia fundamentada en la experiencia, y «eikasia», que se refiere a las opiniones infundadas. Esta estructura nos invita a reflexionar sobre la capacidad de la IA para alcanzar niveles superiores de comprensión, dado que carece de un cuerpo físico que le permita experimentar el mundo de manera similar a un ser humano.
Aristóteles, el estudiante de Platón, también ofrece una perspectiva valiosa sobre la diferencia entre inteligencia y pensamiento. En su obra «Sobre el alma», distingue entre el «intelecto activo» y el «intelecto pasivo». El primero, que él denomina «nous», es una capacidad inmaterial que da sentido a las experiencias, mientras que el segundo se limita a recibir impresiones sensoriales sin razonamiento. Esta dualidad sugiere que el pensamiento requiere de un cuerpo que experimente y que, por lo tanto, la IA, a pesar de su capacidad para analizar datos y reconocer patrones, no puede experimentar el mundo de la misma manera que los seres humanos.
En la actualidad, la IA se manifiesta en diversas formas, desde vehículos autónomos hasta robots humanoides. Sin embargo, estas manifestaciones siguen siendo productos de algoritmos y datos, sin la capacidad de experimentar de manera intuitiva o emocional. Un ejemplo revelador es la respuesta de un modelo de IA cuando se le pregunta si puede «pensar». Aunque puede simular ciertas facetas del pensamiento humano, reconoce que carece de conciencia, emociones e intenciones. Este reconocimiento resuena con las ideas de Platón y Aristóteles sobre la necesidad de un cuerpo para el verdadero pensamiento y la comprensión. Así, el debate sobre la IA y su relación con el pensamiento humano continúa siendo un tema de gran relevancia en nuestra sociedad contemporánea.
Notas
19 de julio de 2025. ESPAÑA
En nuestros pueblos: comunidades locales y pueblos indigenas, es una polémica social hablar de Inteligencia Artificial,en base a nuestra mala calidad educativa en nuestros centros escolares.
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