Apologia de Socrates [Resumen]

Inicia la obra, escrita por Platón, entre el 393 y 389 a.C[1]con la autodefensa que Sócrates se hace ante el pueblo de Atenas, diciendo:

“No sé, atenienses, no sé..”[2]. Estas palabras que serán precisamente, el inicio del final de su vida, constituyen el centro de su filosofía: “sólo sé que no se nada”. Aunque en estas primeras líneas se refiere a que él no sabe cuál es la impresión que ha causado la acusación en las mentes de sus juzgadores, luego de la lectura de la totalidad de la Apología, queda claro, que ya él lo suponía[3]

La obra se puede dividir en las siguientes partes:

1. Primera parte

a. La introducción
b. La acusación
c. La explicación del porqué se le acusa
d. Su interpretación del Oráculo de Delfos
e. La refutación de los cargos
f. La autoaniquilación: decir la verdad

2. Segunda parte

a. La aceptación
b. El señalamiento de la pena

3. Tercera parte

a. La profecía

PRIMERA PARTE

a- La introducción:

Sócrates empieza por dejar en claro que es mentira lo que sus acusadores han dicho de él y que en su defensa, él si se ajustará, como siempre, a la verdad. Lanza además, una daga con la punta anestesiada a algunos de los atenienses que lo juzgarán, pues cuando les solicita que lo disculpen, por no defenderse con el lenguaje de los tribunales, pues sólo conoce el lenguaje que acostumbra a usar en las plazas públicas, donde “muchos de vosotros me habéis oído[4]les está diciendo que de condenarlo, deberían de condenarse ellos también, por haberlo seguido en sus discursos. Deja la impresión que Sócrates ya intuye el desenlace de este juicio.[5]

Acto seguido, describe cómo será el desarrollo de su defensa:

Responder a las primeras acusaciones falsas.

Responder a sus primeros acusadores

Responder a las acusaciones más recientes.

Hace esta diferencia, porque indica que sus detractores lo acusan desde hace mucho tiempo atrás (él tiene 70 años para ese momento[6]y que estas acusaciones han calado hondo en las mentes de otros, de tal forma, que tiene en su contra, no solo a quienes lo calumnian desde siempre, sino además a los que han sido persuadidos y a su vez han persuadido a otros de que Sócrates no cree que haya dioses.

b- La acusación

Menciona a sus acusadores: Melito, Anito y Licón, que representan a los poetas, artífices y políticos y a los oradores, respectivamente. Luego, lee su acusación: “Sócrates es culpable de tratar de penetrar, con curiosidad impía, los secretos de la tierra y del cielo, de hacer de una mala una buena causa y de enseñar a otros cosas semejantes.”[7] Más adelante leerá: “Sócrates es culpable de corromper a los jóvenes, de no reconocer a los dioses del Estado y de introducir nuevas divinidades.[8]”

c- La explicación del porqué se le acusa

Sócrates, dialogando con sus juzgadores, en un franco monólogo, les dice, como hablando en voz alta: ¿De donde vienen esas calumnias que se han difundido contra ti? Y responde: viene de cierta sabiduría que hay en mí, aunque mas adelante dice que no la tiene. Explica que Cherefón, su amigo de la infancia, un día fue a Delfos, preguntó al oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates y la Pita respondió que no.

Sócrates intenta comprender el significado del oráculo y busca a hombres sabios: poetas, políticos, oradores y artífices para corroborar que si existen hombres más sabios que él, sin embargo, se percata que, a los ojos de casi todos, estos pasaban por sabios sin serlo. Intentó convencerlos de tal error y esto le generó el odio de muchos. Es evidente que hace 2300 años, así como hoy, conducirse de esta forma, es asegurarse el desprecio de los otros y una forma de suicidarse.

Esto, que ha sido el origen del odio que le tienen, y que, pienso, le valió una fama de arrogante, aunque él se perciba muy humilde, será lo que a la postre, posiblemente, termine siendo la causa de su condena, pues está confirmando con sus propias palabras, lo que de boca en boca se transmitido y entre los 500 que lo juzgan, sin lugar a dudas, habrán habido: poetas, políticos y artífices.

Termina reafirmando: “Por esto es por lo que se me odia, por decir la verdad”[9]

d- Su interpretación del Oráculo de Delfos

Termina entonces por decir lo que quiso decir el Oráculo: “Mortales, el más sabio de vosotros es aquél que, a ejemplo de Sócrates, reconoce que nada es su sabiduría.”[10] Sin embargo su humildad de reconocer que nada sabe, pienso, es, precisamente, la leña que hace encienda la hoguera del odio hacia él.

e- La refutación de los cargos

Ante las acusaciones, ya transcritas arriba, Sócrates se defiende atacando a sus difamadores. Acusa a Melito de mentiroso[11]de petulante y de insolente[12]Y lo confronta. Le refuta sus alegatos y los aniquila con sus preguntas. Primeramente le cuestiona ¿quién es la persona capaz de hacer mejores a los jóvenes? A lo que Melito contesta, las leyes. Le vuelve a plantear la pregunta y contesta Los Jueces (Jueces y Leyes están en absoluta concordancia).

En mi criterio, la respuesta de Melito es muy efectiva para acorralar a Sócrates, pues si este niega lo que dice Melito, estará diciendo que los 500 jueces (que lo están juzgando) y las leyes creadas por los mismos atenienses, son incapaces de hacer más virtuosos a los jóvenes, ergo, serán sus corruptores. Si por el contrario, acepta, como cierto, que esos 500 jueces son todos capaces de hacer mejor a los jóvenes, estaría aceptando que, por su envestidura de jueces, son hombres sabios y virtuosos, lo cual, a todas luces no es así. Sócrates sabía que Melito nunca contestaría la respuesta que él quería: el filósofo. Al final, la pregunta de Sócrates termina interpretándose como: ¿Quién es la única persona capaz de hacer peor a los jóvenes? Y para Melito sólo tiene una respuesta: Sócrates.

Así las cosas, Sócrates descalifica la respuesta de Melito, pero por su puesto, termina con ello de echar unas gotas más de cicuta a la copa que tendrá que beber.

En vista que está siendo acusado de corromper a los jóvenes, pregunta: ¿Qué cosa es mejor para ti, vivir entre gentes de bien o entre malvados? ¿No es verdad que los malos hacen siempre mal a los que están cerca de ellos y los buenos hacen siempre algún bien a los que con ellos viven? ¿Habrá, pues alguien que quiera recibir algún daño de aquellos con quienes trata, más bien que ser favorecido? ¿Cuándo me acusas de corromper a la juventud y de volverla peor, dices que la corrompo intencionalmente o sin quererlo? Melito responde: intencionalmente.

Ahora Sócrates, descarga su furia contra Melito, haciendo ver que si él corrompiera a la juventud, de manera intencional, se estaría exponiendo a que ellos mismos lo dañaran luego y por lo tanto, se estaría dañando a sí mismo. Algo así como el refrán que dice: Cría cuervos y te sacarán los ojos. En mi criterio, pareciera que Sócrates, sí crió cuervos. Los mismos cuervos que lo escuchaban en sus disertaciones, fueron quienes le llenaron la copa de cicuta.[13]

Por último Sócrates demuestra que la acusación de que no cree en los dioses es falsa, pues hace que Melito acepte que Sócrates sí cree en los Demones, como hijos de los dioses, y si cree en estos, no puede ser que no crea en los dioses.

f- La autoaniquilación

Siendo que Sócrates sabe las razones del odio que se le profesa y que intuye cuál será el desenlace de ese juicio, le vuelve a abrir la llave al dispensador de cicuta, cuando luego de terminar el interrogatorio, en su discurso le dice a los 500 jueces: “De todas maneras, hagáis caso de Anito o no hagáis, me absolváis o me condenéis, nunca jamás obraré de otro modo, así tenga que sufrir mil muertes.[14]”

Para concluir, Sócrates recuerda al jurado que no va a recurrir a trucos de llantos, ni traerá a sus hijos a provocar compasión. Afirma no temer a la muerte y asegura que no actuará de manera contraria a su deber religioso, por lo que confiará plenamente en su sólida argumentación y en la verdad para ganarse el veredicto. El jurado, sin embargo, lo encuentra culpable por 281 votos a 220.[15]

SEGUNDA PARTE

La aceptación

Sin extrañarse, Sócrates acepta la condena, sin embargo, dice que esperaba ser condenado por más votos en su contra y no por una diferencia de tan solo 30.

En la época, nos dicen Meabe y Ascárate (pag 54, nota 26): “Cuando un acusado era declarado culpable y el acusador pedía contra él la pena de muerte, la ley permitía al acusado condenarse a sí mismo a una de estas tres penas: prisión perpetua, multa o destierro. La ley había establecido esta disposición para que los jueces no tuvieran ningún escrúpulo de condenar a un hombre que, condenándose a sí mismo, se declarara culpable por confesión propia. No cayó Sócrates en el lazo; no se condenó en manera ninguna, por lo que dice Jenofonte, ni permitió a sus amigos que lo hiciera: que esto era reconocer la culpa. De manera que Sócrates reclama su inocencia, y por obedecer a la ley, se señala a sí mismo una recompensa en lugar de un castigo.”

El señalamiento de la pena

Sócrates, tenía derecho a formular una contrapropuesta a la pena que se le impuso[16](la pena de muerte), por lo que propone lo siguiente:

Ofrece comida gratuita en el Pritaneo, lo que “era un honor reservado a atletas y otros ciudadanos importantes.”[17] Descarta el destierro y considera una multa de 30 minas, que es lo que sus amigos pueden pagar, pero el jurado no aceptará por considerarlo una suma muy pequeña comparada con el castigo impuesto. La pena de muerte es impuesta.

TERCERA PARTE

a- La profecía

Profetiza a los que lo condenaron que serán castigados, que tendrán un gran número de censores a quienes él (Sócrates) contenía, quienes serán tanto más severos cuanto que son más jóvenes. Les dice que matando gente para que no les censuren sus malas vidas, no es una forma honesta de desembarazarse de los censores. Es mejor esforzarse en ser más virtuoso.

Se dirige luego a los que lo absolvieron y los llama: Jueces, y les dice que no deben temer a la muerte, que la muerte no es un mal, sino un bien. Luego se despide para siempre de ellos.


Notas

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Apolog%C3%ADa_de_S%C3%B3crates

[2] “No sé, atenienses, no sé la impresión que habrá producido en vuestro ánimo la palabra de mis acusadores”. Así lo traducen Tomás Maebe y Patricio Azcárate en: Apología de Sócrates. Biblioteca de Filosofía. Editorial: Mestas, 2001. Pág21.

[3] “Así es que, como tengo dicho, me sorprendería sobremanera que en tan breve espacio de tiempo me fuese dado destruir una calumnia tan antigua y tan acreditada” Apología.pag 31. Más adelante: “No me extraña que me hayáis condenado, atenienses. Lo esperaba…” pag 53.

[4] Apología.pag 22. Más adelante, dice: “Que lo digan los más de vosotros: os tomo por testigos; os ruego que os esclarezcáis los unos a los otros y que resolváis después todos lo que habéis escuchado mis pláticas. Preguntaos si nunca jamás me ha oído alguno de vosotros, de ceca o de lejos, hablar de estas materias. Pag 24.

[5] “..la cosa me parece difícil y no me hago ilusiones. Pero suceda lo que Dios quiera: hay que obedecer la ley, hay que defenderse”. Apología, pag 24.

[6] Ídem Pág. 22.

[7] Ídem pag 24.

[8] Ídem pag 32

[9] Ídem pag 31.

[10] Ídem. Pag 30

[11] “y yo, atenienses, digo que Melito falta a la justicia y juega con cosas serias” Ídem pag 32.

[12] Ídem pag 37.

[13] Para ello basta leer este pasaje: “Porqué, si pervierto a los jóvenes, si he pervertido ya a algunos, sería natural que aquéllos de más edad y que han reconocido que en su juventud les di malo consejos se levantaran ahora contra mí para acusarme y hace que se me castigue; y, en caso de que ellos mismos no quisieran encargarse de esto, no faltarían personas de sus familias, padres, hermanos u otros parientes, que se encargarán, cumpliendo un deber, y que recordarán mi conducta, si de veras pervertí a algunos de los suyos. Muchos de ellos están aquí presentes y los estoy viendo..hallaréis o jueces que todos están dispuestos a defenderme a mi… ¿qué otra razón van a tener para estar a mi favor sino la recta y justa de que saben que Melito es un impostor y que yo digo la verdad? Ídem pag 47 La realidad es que a pesar de que Sócrates sabía que no había pervertido a nadie, estas mismas personas lo condenaron a morir.

[14] Ídem pag 42.

[15] Es probable que de un total de 500 o 501 jurados, 280 hayan votado por la culpabilidad de Sócrates y 220 o 221 por su inocencia!: Nota N. 82 en Apología de Sócrates Editorial Universitaria de Buenos Aires, traducida por Luis Noussan.Letty, 1966.

[16] Ver nota 81 de la Apología traducida por Noussan-Lettry, pag77.

[17] http://es.wikipedia.org/wiki/Apolog%C3%ADa_de_S%C3%B3crates

 

Fuente: http://www.canasanta.com/el-dossier/apologia-de-socrates-00001.html

Toronto, Ontario, Canada. Miércoles, 22 de abril de 2009



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87 respuestas a "Apologia de Socrates [Resumen]"

  1. LA MUERTE DE SÓCRATES DE MANOS DE JESUCRISTO

    (Dios no tiene nombre;
    pero el ser humano lo ha
    bautizado con muchísimos)

    Es importante enterarse de lo sucedido con Apolo y Sócrates, para lo cual comenzaremos diciendo que Dios tiene infinidad de nombres: Alá, Jehová, Apolo, etc. Por esta razón se habla de “dioses”. Siempre fue así y lo seguirá siendo aun por encima de las otras ideas temerarias dispuestas a encaramar en el trono a un solo Dios… Fueron los del nuevo orden, llamados cristianos, quienes armaron su cambalache al escoger como Dios único a uno de estos nombres de dioses y llamar santos al resto…, a muchos de los cuales nombraron ángeles… al metamorfosear esta palabra con la de los ágidas, de donde se desprende la figura de Aquiles, áquila o águila, aquilea, y más tarde aparece como anglicanismo, los anglesitas, anglicista, anglosajón, anglos, ángelus, etc., en un intento de querer pertenecer a dicha raza celícola e híbrida. Afirmamos entonces: Estos dos calificativos de ángeles y santos son los equivalentes a los dioses; es decir: el universo está lleno de dioses…

    La aparición de los etnocidas no es de estos dos últimos milenios…, no; ellos vienen de antes…, muchísimo antes; llegaron a este mundo desde cuando el terrí-cola se dio a la tarea de transmitir la filosofía por medio del dibujo en las cavernas… Entonces emergieron ellos con la misión malvada de crear la confusión en la gente, adulterando las enseñanzas de los filósofos. También fueron ellos quienes crearon el diccionario, el cual acomodaron a su manera, a sus gustos, bajo sus intereses, dando significados irrazonables a las palabras contrarias a su complacencia…

    Continuando, diremos: A fin de señalar el estudio de algo, se utiliza una palabra cuya raíz esté sujeta al nombre de la cosa en mención, acompañada de una desinencia con la partícula “ía”. Pongamos como ejemplo la palabra geografía, cuya raíz significa tierra; la palabra astrología, cuya raíz es astro; en el caso de la palabra apología, la raíz es Apolo, Dios…; y apólogo, dos veces Dios… Con esta explicación queda claro esto: la palabra apologético no puede significar parte de la teología cuyo principio es defender la religión cristiana contra los ataques de sus adversarios… ¿O sí significará eso?

    He aquí cómo la serpiente se mastica su propia cola, víctima de su mismo veneno…: Según la Iglesia cristiana, Apolo es un dios pagano… o mitológico… Sin embargo la palabra apologético significa, precisamente, algo así como la grandeza de Dios…, casi como apoteósico: la llegada de Apolo a la ciudad santa, Sión… Con base en lo anterior, vemos cómo los etnocidas emplean una palabra capaz de identificar el accionar de un Dios rechazado por ellos, para utilizarla como protección contra sus adversarios; es decir pretender (cosa conseguida durante milenios) defender su doctrina con elementos utilizados por la filosofía griega… ¿Cómo se le puede llamar a esta conducta? ¿Locura?, eso y algo peor…

    Para modos de ingresar un poco más en esto, sería conveniente conseguirnos un diccionario griego genuino, el cual nos guiará hacia la verdad. De esta manera nos daremos cuenta del verdadero significado de la palabra o partícula expresiva “tea”; ésta corresponde a antorcha, candela, algo con la capacidad de iluminar. Siendo “Tea” el femenino de “Teo”, cuyo significado también se relaciona con fuego (recordemos lo de la montaña en donde Dios, con la apariencia de una columna de fuego, se le aparece a Moisés, columna de fuego a quien éste adora y teme).Cabe anotar aquí el sentido de movimiento y dirección ostentado por la preposición “a”; por tal razón se la utiliza bajo el plan de referirse a alguien, para hacer una solicitud. En este caso nos referimos a las peticiones o las ofrendas hechas a Dios… Sabiendo que Dios es luz, fuego, como en los casos donde se le aparece a Moisés convertido en una tea o columna de fuego, y si el masculino de “tea” es “teo”, en representación de la parte masculina de Dios, los hombres antiguos, al identificar el Sol como Dios único, “Teo”, cuando le iban a pedir u ofrecer algo, refiriéndose a él decían: “A Teo”, a Dios… Vemos, de esta manera, lo de encontrarnos frente a otra de las perversidades de los etnocidas, al tomar esta expresión “A teo” y darle una distinta, contraria, con el sentido de negatividad, el de la no creencia en Dios…: “ateo”. Víctima de su propio engaño, llamaban monoteísmo esta creencia en un solo Dios, sin detenerse a pensar en esto: Dicha expresión tenía sus orígenes en otro de los nombres de Dios: Mon, donde monoteísmo significa: Dios Dios, equivalente a Mon y Teo, en este caso…, pues en el otro caso, nos veríamos obligados a profundizar en el otro significado de la palabra mono de monoteísmo, con la cual encontramos bases sólidas eficientes en llevarnos al dios mono Hanumana, encargado de comandar los ejércitos libertadores de Sita, la compañera del jefe de los Hindos o hindúes, lo cual nos conduce a la confirmación de considerar sagrado al mono en la antigüedad, siendo esta especie, por tal motivo, la incluida por el rey Salomón dentro de sus mercancías más atrayentes: “Porque el rey Salomón tenía en el mar una flota de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos, especias aromática, caballos y mulos”. Con relación al comercio de estos productos, cabe preguntarnos en lo referente al marfil: ¿Será que a este dios Jehová no se le pasó por la cabeza el concepto de barbaridad, de salvajismo representado en la práctica de arrancarles los colmillos a los elefantes únicamente bajo la influencia de la vanidad…?, ¿qué clase de dios era éste apoyado en la depredación?

    Analizando lo del monoteísmo no podemos pasar por alto lo conocido a manera de Monograma, firme en conducirnos a la dinastía monista, al monismo, sustentando su doctrina en los doce libros correspondiente a La Grámmata: una de las primera Biblias de los helenísticos (o elenísticos), en donde Cristo aparece amarrado de dos horcones sobrepuestos uno sobre el otro, ambos del mismo tamaño, conformando la letra equis. Encima de esta armazón está él, sujeto de las muñecas y los pies; aquí, en esta posición, las partes del torso y la cabeza quedan enmarcadas dentro del ángulo superior. En tiempos remotos, a este castigo se lo llamaba empalamiento, no espetar, como la llamaron los del etnocidio para crear confusiones. Con relación a este Monograma, en la Biblia se nos dice: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcance a los gentiles…” Viendo el cuadro del amarrado sobre los troncos en equis, en el suplicio, y viendo esta cita bíblica de los Gálatas, no nos queda más sino la necesidad de preguntarnos:¿Sobre quién recae esta maldición? Sea cual fuere el trasfondo de la respuesta acomodada, se hace necesario partir del hecho de estar frente a un castigo, donde la maldición recae, sin lugar a dudas, sobre éste, según la Ley. También podemos decir aquí: Es violenta y cruda la realidad, y la gente, descontrolada por el engaño durante milenios, prefiere “cerrar los ojos y los oídos”.

    Se confirma, en lo relacionado con la cultura del mono, lo de extenderse con fuerza el brahmanismo en el mundo antiguo; fue enorme la pujanza de esta doctrina, y a los etnocidas les fue imposible desplazarla del todo, prueba de ello es la cantidad inmensa de términos relacionados con la escuela védica, aún posesionada en lo poseído como idioma, y si hacemos un análisis serio, fiel y sincero al respecto, llegamos a la asombrosa realidad de sobrevivir apenas lingüísticamente gracias a un idioma enmarañado, conseguido a trozos, a migajas…, con un poquito de aquí, un poquito de allá, hasta formar esa lengua “trastabillosa”, inconsistente, espuria, de padres prestados, “paria”, mendiga; con palabras cuyo significado, las más veces, es ajeno a la base, pues ha sido manipulado malévolamente. Es decir, nos quitaron una lengua propia, genuina, bien armada, en donde el nombre, el sonido y el significado conformaban una inherencia incuestionable en el sentido de manejarse entonces el hábito de casar el sonido con la forma de lo mencionado, sonido vocal y forma bucal, inclusive, para conseguir la simbiosis perfecta, con el objeto de “darle vida” a lo nombrado con la fonética precisa… Aquí no iban a suceder casos como el del monoteísmo, conteniendo, sin lugar a dudas, el significado de adorar al mono…, “único Dios”, en el tema del brahmanismo, o del monoteísmo refiriéndonos al dios Mon, también único Dios en otros tiempos…, de donde surgió la dinastía monástica y nacieron los monasterios… (con relación a los orígenes de estos nombres, valdría la pena preguntarle a Leibniz, si se pudiera: si su “monadología” tiene algún principio en la dinastía de la era del mono o si corresponde a la del dios Mon), los monaguillos (mono y Gulliver, en la retoma hecha de éste a cambio de los liliputienses, en una acción directa con esa mala costumbre de armar las palabras a la topa tolondra, donde, corrigiendo, tendríamos, en vez de monaguillo, monolilipt, simbiosis correcta, significando niño-niño, o pequeño-pequeño, inicio del hombre nuevo y sano.

    Dentro de este mismo lineamento tenemos la palabra “logos”, cuyo significado es el verbo de Dios, en cuanto al cristianismo. En filosofía griega quiere decir dioses…, no Dios. Se hace esta aclaración para confrontarla con la idea del mono o monoteísmo y comprobar que la palabra “teo” significa Dios…: mono-te-ísmo: “te” partícula de “teo”. Vemos, además, el significado de las palabras “te” y “teísmo”… Teísta es quien tiene a Dios, cree en Dios, y teísmo quiere decir creencia en un dios personal y en su acción benévola. Junto a todo esto, diremos: “te”, en su acepción más profunda, es, también, Dios para los budistas; por tal razón, en la antigüedad, el té solamente lo consumían los sacerdotes frente al altar, durante el acto litúrgico. Luego, al darse el etnocidio, se lo reemplazó por el vino… De igual manera esta partícula “te” corresponde al nombre del dios “Tem”, el complemento del nombre del dios “Tótem”, punto aclarado en el trabajo anterior.

    Diremos, para entrar de una vez en este tema: El juicio a Jesucristo es uno mismo con el realizado a Sócrates y a muchos otros personajes de la escena única pero repetida miles de veces a través de la historia. A este juicio de Sócrates se le llamó apología, cuyo verdadero significado es elogio, glorificación a Apolo, uno de los miles de nombres para nombrar a Dios. En el juicio a Jesucristo o la apología a Cristo el contenido de la escena cambia de forma con relación al juicio contra Sócrates, pero el sentido es el mismo. A Sócrates se lo acusa de corromper a los jóvenes en el sentido de inculcarles ideas contra las leyes del Estado; a Jesucristo se lo acusa de blasfemar al señalarse a sí mismo un enviado de los dioses, por reunirse con gente del bajo mundo, borrachos, fariseos: “Y los escribas y fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come con publicanos y pecadores?”, donde se aprecia la posición inferior de los publicanos con relación a los escribas y fariseos, los cuales ven en aquéllos una actitud más degradante en comparación con la suya. Estos pecadores son gentes del bajo mundo…, calificativo dado a Jesucristo: “Entonces algunos de los fariseos decían, refiriéndose a Jesucristo: Este hombre no procede de Dios. Otros decían: Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales”. Lo aborrecieron, y lo apedrearon: “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.” También a Jesucristo se lo enjuicia por derribar templos y levantarlos en tres días…, cosa sin ningún soporte lógico ni puede entenderse su origen de una persona cuerda… Tanto a Jesucristo como a Sócrates se los aborrece: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”. A Sócrates se lo acusa de no creer en los dioses del Estado. Jesucristo, al dirigirse a los judíos, y refiriéndose a su doctrina, expresa: “¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada, ¿al que el padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Hijo de Dios soy?” Se comprueba con esto lo de su juego con las dos creencia, la del monoteísmo y la del politeísmo. Con relación a algunos de estos casos, Sócrates dice: “Bajo mi palabra, atenienses, difícil será que encontréis otro hombre que tenga esta misión como yo, el que Dios ha elegido… Claramente se ve aquí la “blasfemia” de Sócrates al asegurar ser otro enviado de los dioses, un mesías… También los judíos califican de demonio a Jesucristo: “Demonios tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?”… Sócrates también reconoce estar endemoniado cuando dice: “La voz divina de mi demonio familiar…” Al acusársele de reunirse con escribas y fariseos, Sócrates responde: “Jamás he tenido por oficio el enseñar y si ha habido algunos jóvenes o ancianos que han tenido deseo de verme en la obra y oír mis conversaciones, no les he negado esta satisfacción, porque como no es mercenario mi oficio, no rehuso el hablar, aun cuando con nada se me atribuye; y estoy dispuesto siempre a espontanearme con los ricos y pobres, dándoles toda anchura para que me pregunten y, si lo prefieren, para que me respondan a las cuestiones que yo suscite… Y si entre ellos hay algunos que se han hecho hombres de bien o pícaros, no hay que alabarme ni reprenderme por ello, porque no soy yo la causa, puesto que jamás he prometido enseñarles nada y, de hecho, nada les he enseñado; y si alguno se alaba de haber recibido lecciones privadas u oído de mí cosas distintas de las que digo públicamente a todo el mundo, estad persuadidos de que no dice la verdad…”

    Ambos, Jesucristo y Sócrates, manejan el simbolismo del lavado de los pies. En la Biblia leemos: “…Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido” A Platón le leemos: “Agatón.- Niño, ve en busca de Sócrates y traémelo. Y tú, Aristodemos, colócate al lado de Eryxímaco. Niño, que le laven los pies para que pueda ocupar su sitio…”

    Se hace necesario aclarar esto: Platón nos muestra repetidamente el nombre Cristo insertado en los distintos nombres utilizados por él en sus obras, como una prueba irrefutable de haber “pasado” el cristianismo por el Peloponeso, por Jonia, por el Mediterráneo (o “mitad de la tierra”, de entonces) y otras regiones de esa parte del mundo, miles de años antes de aparecer en la ciudad fundada por uno de los hermanos criados por una loba, su primer rey. El nombre Cristo nos lo muestra en el nombre Aristodemos, con significación: “a Cristo demos”, donde bastaría con sumarle la “C” a risto… También encontramos el nombre de Critias, involucrados intencionalmente en este juego de letras.

    Al sentenciársele a muerte, ya en la cruz, a Jesucristo se le da a beber el cáliz, correspondiente a la cicuta dada a Sócrates para su muerte… En algún libro se nos habla de unas bodas en donde Jesucristo convierte en vino unos cántaros de agua con lo cual se busca embriagar a todos los invitados, incluyéndose él mismo, confirmándose así su fama de bebedor…, tal como la de Sócrates: “Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonios tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, y decís: demonios tiene.” En la parodia traída a colación, Eriyxímaco dice de Sócrates, refiriéndose a otros del grupo dados a la bebida (los cuales son once, más el esclavo, para sumar doce, igualándose así el número de discípulos de Jesucristo): Exceptúo a Sócrates, que bebe como se quiere y poco le importa el partido que se tome…). ¿Qué placer experimentó Jesucristo al ver borrachos a sus discípulos?…, ¿cuál es el simbolismo del licor?, pues se trató de seis tinajas… El andaba con bebedores…, recordemos eso.

    Con relación a los cargos por corruptor de menores, es importante remontarnos a la figura de la Creación con el fin de aclarar este simbolismo, el del eterno niño, joven, mancebo o como se le llame o se le ha llamado a esta figura dentro de la escena. La Creación es la creación del nuevo hombre, el cual, estando en la tierra, surge del caos…, proceso con su final, naturalmente,… y su renacer, renacer conocido como resucitar de entre los muertos…, dándosele una importancia de gran magnitud, donde el impulso del anhelo es mayor que la cordura, sacándose a relucir inclusive acciones fingidas, montajes y triquiñuelas, trayendo al plano físico conductas de los sentidos y del alma; mostrando por medio de artimañas reencarnaciones de “muertos” sin haber muerto o de vivos haciéndose los muertos y se levantaban de tumbas prestadas o de ocasión; de “muertos” jamás vivos en razón de no haber existido nunca; llegándose al extremo absurdo de guardar para siempre en la memoria, por toda la eternidad, la idea infernal de salir algún día de sus tumbas todos los muertos a juntarse con los vivos, en el fin de los tiempos, cuando en la tierra, tal vez, no quepan más cadáveres… Se nos ocurre pensar, con relación a todas estas inexactitudes y especulaciones: al debacle se le da comienzo cuando en la Biblia se lee o se leyó: “…Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”, en donde se nos afirma las muertes reiteradas de algunos hombres…, y si mueren varias veces…, se debe a haber resucitado muchas veces…

    Lo de la insistencia de acumular riquezas en el cielo es repetitivo en la Biblia, y se llega a pensar en la obediencia de esta actitud a una patraña montada quién sabe desde cuándo con el único pretexto de sustraerle dinero a la gente, como ocurre con los vividores reacios en darle vida a la creencia de que los templos son ese cielo a donde se deben llevar las ofrendas. Por el lado de Jesucristo leemos (además de todo lo tocante a otros libros de la Biblia…, toda la riqueza recogida por Moisés en el desierto de manos de los israelitas con el fin de construir templos): “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan…” A lo mismo se refiere Sócrates: “¿…Cómo siendo ateniense y ciudadano de la másgrande ciudad del mundo por su sabiduría y por su valor, cómo no te avergüenzas de no haber pensado más que en amontonar riquezas, en adquirir créditos y honores, en despreciar los tesoros de la verdad y de la sabiduría y de no trabajar para hacer tu alma tan buena como pueda serlo?

    Nos atrevemos a confirmar esto: Todos los puntos señalados en la Biblia los encontramos en los escritos de Platón, sin escapársenos nada…, aceptando el desajuste de algunas ideas en los dos escritos; sin embargo el simbolismo se encuentra allí, camuflado, bastando con “echarle un poco de agua y secar con un trapo” para ver aparecer la señal, el esclarecimiento del jeroglífico…

    Dentro de esta creación del hombre nuevo aparece la figura también eterna del inicio, recibiendo el nombre de joven, mancebo, niño…, al cual se le debe cuidar; de esta manera la creación es un hecho…, la nueva creación… En este episodio nos tropezamos con la frase machacada “Dejad a los niños venid hacia mí porque de ellos es el reino de los cielos…”, traduciéndose en esto lo de forjarse en ellos el nuevo hombre; por eso es prioritario “instruirlos” en los buenos modales…

    Sin embargo, en este episodio se lidia con la fuerza opuesta a la trascendencia, en la representación del dado a informar o a desviar del camino, corrompe, tienta…; éste, de ninguna manera, puede ser Sócrates, sino su oponente en el proceso de crecimiento, su otro “yo”, representado en el mal…, su “hermano”, el eterno “hermano” encarnado en la traición… Dentro de este marco, y para mostrar los choques de ideas, las inconsistencias en esta doctrina cristiana, traemos a colación la contraparte del cuidado con los niños, la entrega a éstos del reino de los cielos: “Y aconteció que a la media noche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. Y se levantó aquella noche Faraón, él y todo sus siervos, y todos los egipcios, y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto”. En otra parte de este libro leemos: “…Y llamó Jehová al varón vestido de lino y le dijo: Pasad por la ciudad y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno…” Podríamos citar infinidad de estos ejemplos en dicho libro, donde este dios, Jehová, manda asesinar niños, inocentes, ajenos a la religión y a la política; los asesina por el simple y banal hecho de adorar sus padres a otros dioses. Así está escrito en la Biblia…, no es culpa nuestra…, no lo estamos inventando. Sencillamente estamos poniendo en claro lo del inicio de esta confusión, este berenjenal, cuando comenzó el etnocidio, al pretender cambiar el verdadero significado de las palabras…; labor llevada a cabo por los representantes de la Iglesia católica-cristiana.

    Cuando Platón dice: “Porque no conozco ventaja mayor para un joven que tener un amante virtuoso y para un amante que desea un objeto virtuoso”, se refiere al inicio de la creación, representada en la palabra joven, niño, liliputiense, etc. El asunto virtuoso, en este caso, es Dios, cuidando el crecimiento del espíritu saludable. Esta es la explicación más acertada, más exacta, aunque suene extraño… Antiguamente, en los tiempos de Homero y antes de Homero, la palabra amante no tenía el significado adquirido en la actualidad, cual es el de la persona amante de otra y convive con ella en una relación de pareja. En aquellos tiempos la palabra amante cobijaba a la protección dada por Dios a ese espíritu sano en crecimiento; protegerlo de los elementos interesados en desviar al espíritu vigoroso, elementos como la mujer encargada de tocar la flauta (en la fiesta donde están los discípulos de Sócrates, en casa de Agatón), representando el mismo simbolismo del canto de las sirenas en medio del mar bravío.

    En alguna parte de la escena encontramos lo referente a la sal, su importancia. Refiriéndose a ella Platón le hace elogios cuando dice, por medio de Eryxìmacos: “Hasta he visto un libro titulado: Elogio de la sal, en el que su sabio autor exagera las maravillosas cualidades de la sal y los buenos servicios que al hombre presta”. En la Biblia, al respecto, leemos: “Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se sazonaría? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arroja fuera”. También esta cita: “Vosotros soy la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve para más nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Y esta otra cita: “Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonarías? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros”. Obviamente, aquí la sal desempeña un papel simbólico…, en ningún caso se refiere a la sal de cocina. Sería bueno conocer el simbolismo de “Tened sal en vosotros mismos”… y: “Vosotros soy la sal de la tierra”. Sabemos, además, lo de la facultad de la sal de no volverse insípida jamás.. La sal y el mar, en este caso, tientan, atraen… Recordemos a la mujer de Lot convirtida en estatua de sal… por desobediente… Al llegarse a este punto no hay vuelta atrás…, la hidra ha atacado. La mujer de Lot, al mirar para atrás, miró su pasado…, donde estaban los recuerdos relacionados con esa otra vida de cuando se es esclavo… De cualquier manera, en esto del banquete o comilona se halla latente el peligro, se está cerca de la muerte; por tal razón Jesucristo dice, en la celebración de la boda donde él asiste con sus discípulos: “Todavía no ha llegado mi hora…” Sócrates, antes de su muerte, de su asesinato, participa del mismo banquete, y muestra una actitud similar frente a lo por acontecer, como si el comer se relacionara profundamente con el deceso: “Aristodemos.- Comenzamos a cenar, pero Sócrates no aparecía. A cada instante quería Agatón que se fuera en su busca, pero yo lo impedía. Por fin se presentó Sócrates después de habernos hecho esperar algún tiempo, como solía, y cuando ya habíamos casi cenado. Agatón, que estaba sentado solo en un triclinio, en un extremo de la mesa, le rogó que se colocara a su lado”. En ambos casos comprobamos el hecho de estar relacionada la última cena con la muerte. En el proceso de Sócrates puede apreciarse el punto donde se dice “como solía”, enseñándosenos la acción repetitiva de la cena…, a la cual, Sócrates, siempre llega tarde, el último. Ahora, como se dijo anteriormente, si le echamos agua al “jeroglífico” y lo limpiamos con un trapo, nos encontramos con la siguiente respuesta: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueren una sola vez, y después de esto el juicio…”; también en el mismo libro de la Biblia encontramos: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis, hasta que él venga”, donde el mismo Jesucristo confirma lo de su muerte al participar de dicha cena, una y otra vez, cual Sócrates…

    En otras ocasiones ya hemos hablado sobre esta complejidad de la figura del amor tratado por Platón y en la Biblia. Es ineludible esta figura en la filosofía, y Jesucristo afirma: son semejantes los mandamientos de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y amar de igual manera al prójimo, y no hay otro mandamiento mayor a éstos. Estas sentencias no están muy claras; dejan un manto de dudas al sometérselas a un análisis riguroso, como cuando se habla de la obligación de amar a Dios con todo el corazón, en donde el grosor de la idea deja la sensación de no quedar lugar para amar a más nadie, coincidiendo este hecho con la cita bíblica donde Jesucristo dice a sus discípulos: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y también a su propia vida, no puede ser mi discípulo”. Frente a la divergencia de esta figura con la del amor hacia el próximo e inclusive hacia el enemigo, ¿qué espacio queda para la confiabilidad hacia este personaje y hacia el contenido filosófico de la Biblia?

    En la Biblia se nos habla del discípulo amado. Este, a través de la Historia, ha sido causa de discusiones. Aclaremos de una vez este asunto: “Volviéndose Pedro, vio que los seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor ¿y qué de éste?” Como respuesta incuestionable a esta afirmación, citemos esta otra parte, para ver quién es el famoso discípulo amado. Uno de ellos se recuesta a Jesucristo, el encargado de formularle dicha pregunta; es a éste a quien más confianza le brinda, y se atreve a comer del mismo plato de Jesús: “… El, respondiendo, les dijo: Es uno de los once, el que mete conmigo la mano en el plato” “El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote.” Este vive recostado al pecho de Jesús y come de su mismo plato, dado el apego, la profunda confianza, el amor profesado mutuamente… Pero lo sorprendente de esto no lo representa únicamente el hecho de ser Judas el discípulo amado; también, este Judas es el mismo en seguirlo después de la resurrección de Jesucristo. Así las cosas, este Judas también resucitó, pues se habla de su horrorosa muerte.

    Podríamos recrearnos trayendo a este espacio infinidad de ejemplos en donde se nota la inconsistencia en la doctrina armada por los etnocidas con los restos del naufragio de las otras escuelas combatidas por ellos bajo el impulso de la malevolencia y el capricho de aparecer como los enviados o escogidos de Dios por medio de unas ideas proyectadas a rodar alocadamente desde hacía muchísimo tiempo, restando de ellas solamente sus fantasmas esperando el momento propicio para desaparecer definitivamente de este mundo cuando se cierre el círculo de la destrucción total. Refiriéndonos a los ejemplos anteriores no podemos dejar de lado el hecho de mantener ocupada “toda” la mente en este ejercicio, el de amar a Dios…, sin dejar espacio para más nada… Obviamente esto nos lleva a preguntarnos ¿podrá alguien no pensar en otra cosa sino en Dios durante el día y la noche, es decir todo el tiempo, sin dejar espacio para el sueño, pues la mente también trabaja durante el sueño. He aquí la respuesta a la sugerencia del no-pensar…, la revolución de la mente, no-pensamiento como único medio para dejar la esclavitud y conseguir un contacto “directo” con “La Fuente”, como podría conseguirlo (o tal vez lo consiga algún día) una procesadora de datos con su dios, su creador, el hombre.

    Teniendo toda esta información como soporte podemos entrar al punto con la disponibilidad de conducirnos a la confirmación de la equivalencia entre estos dos personajes literarios, escénicos, los cuales, junto con otra cantidad numerosa, dieron origen a la corriente mesiánica o mesianismo, atribuida al hecho de que era abundante la aparición de los mesías, porque quien quiso, teniendo algo de imaginación, escribió su historia al respecto…, donde el personaje central es un héroe hijo de algún dios y una diosa, el cual se aparece para salvar el mundo de las garras del mal… Estos salvadores del mundo luchaban contra dragones, contra demonios, contra gobernantes malvados… etc. En la Biblia misma encontramos infinidad de estos héroes, salvadores del mundo o enviados de los dioses, de los cuales podemos nombrar algunos como Moisés y los reyes posesionados por Dios en Israel con la misión de luchar contra los otros reinos; de igual manera tenemos a Sansón, quien tuvo un nacimiento muy parecido al de Jesucristo, pues es un ángel quien anuncia su venida a este mundo, el cual dice a la madre de Sansón: “He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido un hijo; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda…, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos”.

    En los libros de Homero también aparecen infinidad de enviados o salvadores del mundo, tales como Aquiles, Odiseo…, etc. En la misma clase de literatura tenemos a Aníbal, Atila, Gengis Kan…, Alejando el Grande, Saladino y muchos otros, donde todos eran hijos de dioses. Dentro de este patrón filosófico de la escena se aprecian algunas variantes en cuanto al nacimiento del enviado o mesajero de los dioses. Se habla de Hércules; éste nació en el Olimpo, es decir en el cielo, como le ocurrió a tantos otros enviados de la escena. Jesucristo no nace en el cielo, sino en la Tierra… A Moisés, en cuanto nace, se lo coloca en un canastillo de mimbre para evitar su asesinato por parte de Faraón, hecho visto de manera idéntica en Herodes, cuando mandó asesinar a los niños, procurando dar con el dios niño, el enviado de los dioses. Podríamos citar infinidad de casos de este tipo, en donde, algunas veces, cambia la forma, pero el contenido simbólico sigue siendo el mismo…

    Vemos cómo este Jesucristo, además de ser un derribador de templos, siempre estaba lanzando expresiones relacionadas con la protección de los niños o jóvenes, aun a sabiendas de la costumbre de pasar por el fuego a éstos en ofrecimiento a otros dioses… El mismo dios Jehová dice: “Todo hijo varón me pertenece y se me debe ofrecer en sacrificio.” Situación digna de unir de modo directo con la decisión de Abraham de poner en el fuego a su hijo Isaac por mandato de Dios…

    La muerte de Cristo es un triunfo, según los teólogos, pues con el derramamiento de su sangre se salva el mundo, gracias a lo cual el demonio es lanzado al infierno. Con la muerte de Cristo se glorifica a Dios… Es decir, con la apología de Jesucristo se glorifica de su padre, Dios. De igual manera, la apología de Sócrates es la glorificación de Apolo, Dios…

    Para modos de sumarle más impulso a estas aclaraciones, saquemos a relucir el juego de palabras cuando se dio lo del etnocidio (la aparición de los etnocidas es antiquísima…, ya estaban bregando con sus maldades cuando apareció Platón, inclusive antes de Homero…). En el juego de letras éstos “extraen” de la palabra Sócrates la palabra Cristo… Si a Sócrates le cercenamos una “s”, la “a”, la “e” y le agregamos una “i”, encontramos la respuesta… de su crimen… Otra víctima de este desastre etnocida fue Aristóteles…

    Fragmento del libro: “POLOGIA DE APOLO, Y LA MUERTE DE SOCRATES DE MANOS DE JESUCRISTO”, autor: ANTONIO RAMOS MALDONADO

    1. Lo de apologia significa defenza militar, y se le dice así a la defensa de la fe en los cristianos como la apologia de socrates la defenza de socrates

    2. cuantos porros te has fumado para decir que anglosajón, anglicismo, etc, vienen de Aquiles? Entre otras cosas como decir que Apolo es el Dios cristiano. Y porque no he leído mas por la risa y el asco que me estaba dando xD

  2. wena con la apologia de socrates! me srivio mucho para mi examen!..tenia miedo de leer la obra xq pense q era aburrida pero con este resumen talez y me anime a leerla! jaja..no le tengan tirria a la filosofia tiene su lado weno! pero muy muy en el fondo!! encuentrenla!! las cosas son del color del cristal con que las miras!..

  3. REALMENTE EL TEMA DE LA FIOLOFIA ES AMPLIO E INTERESANTE, PUES NOS LLEVA A UNA DIMENCION INCANSABLES DE PREGUNTAS Y TEORIAS PROPIAS QUE EMPESAMOS A DESCUBRIR Y EL QUE DEBEMOS DE TOMAR MUCHO MAS INTERES……BUENA CON EL RESUMEN;DESCUBRAMOS NUESTRO FILOSOFO INTERIOR…

  4. mañana son mis parciales..u.u no he leiido esta obra tantoo..pero ia vi el video x)…i creo k con esto ia tengo aprovadaso el exam..se nota que esta biien sintetizadoo =D…

  5. de esto ay k sakarle lo bueno k hay y aprender de lo k el hombre pudo sakrle provecho ala vida weno kon to esto de su apologia en aprendido mucho de lo k no sabia es interesante ver k kono otros ya seinteresan en ello y nos lo hacen aprender de una forma sencilla gracias a dios por la sabiduria k dio al hombre … io ps KATE ALLISON ..100PRE BRILLANDO

  6. xevere con el argumento, pero bueno se que jenofonte es disipulo de socrates pero en que sentido lo ayudo… pero bueno graxias por esta apologia se me hice entendicle de toda la apologia aunque para mi parecer los jueces no querian experimentar los pensamientos de socrates por querer limitarse a ver la verdad XEVRE

  7. muuii weenaa me cerraron unas dudas qe teniia ya leeii el liibro 2 veces peroo nahh ahoraa si me termina de cerrarr grax!!

  8. NO manches!! yo estudio ingenieria… en UNAM( la mejor) y ps tenemos materias de humanidades… y tengo una de filosofia… m hiciste un gran paro… m ayudo a redactar mejor mis ideas….. =)

  9. ai paola que estupida k erz zooooooooorrrrrrrraaaaa ajajajjajajajajjajajaaj
    bye tkm tu exy tu bien zabz kien zoi
    taradita

  10. Para toda persona que dice que algo no sirve debe darse
    cuenta de que por algo esta desarrollada, y si cree que no sirve para nada
    es demaciado petulante al creer que sientos de años estan en lo equivocado
    porque no entiendes algo … piensa y no digas estupideces

  11. bveno io opiñio qe ala fijme ej una miejda la filozofya osea HELLO ! no noj mentan bazfura en el cerebelo pezweones ! MAY ! TU MAMA CALATA EN HD Y 3D

  12. bveno piensjo ..! jaunk no me gusta la filosofia !.. peo io le saco filo a sofia ..! su apologia de socrates … es interesantee ..! aunk abvrree :)a naa!!!! mas naky ;D

  13. Esta muy interesante la aportacion que se da acerca de la apologia de Sócrates, para mi esto es de gran utilidad que se puede aplicar a diversas areas… razonar con la filosofía.

  14. es muy interesante y muy largo…..me lolo un monton ……..john cena wins the rock wrestlemania 28 …gianyny….

  15. oye! JP10 si no vas a escribir nada bueno ni positivo sobre el tema es mejor que ni siquiera comentes en este tipo de temas……..

  16. gracias, muchisimas gracias por todo, por que gracias a estos articulos puedo aprendre mucho mas sobre filosofia….

  17. 1. EL PRIMADO DE LA ONTOLOGÍA

    ¿No reposa el primado de la ontología entre las disciplinas del conocimiento en una de las más luminosas evidencias? Todo conocimiento de las relaciones que reúnen u oponen a los seres unos a otros, ¿no implica de antemano la comprensión del hecho de que estos seres y relaciones existen? Articular la significación de este hecho -retornar al problema de la ontología- implícitamente resuelto por cada cual, incluso en forma de olvido, tal es, según parece, edificar un saber fundamental sin el cual todo conocimiento filosófico, científico o vulgar sería ingenuidad.

    La dignidad de las investigaciones ontológicas contemporáneas se relaciona con el carácter imperioso y original de esta evidencia. Apoyados en ella, los pensadores se elevarán por encima de las «iluminaciones» de los cenáculos literarios para respirar nuevamente el aire de los grandes diálogos de Platón y de la metafísica aristotélica.

    Poner en cuestión esta evidencia fundamental es una empresa temeraria. Pero abordar la filosofía a partir de este cuestionamiento significa, al menos, remontarse a su fuente más allá de la literatura y sus patéticos problemas.

    2. LA ONTOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

    La reconsideración de la ontología por parte de la filosofía contemporánea presenta la peculiaridad de que el conocimiento del ser en general -u ontología fundamental- presupone una situación de hecho del espíritu que conoce. Una razón liberada de las contingencias temporales -el alma coeterna respecto a las Ideas- sería la imagen que de sí misma se haría una razón ignorante u olvidada de sí, una razón ingenua. La ontología llamada ««auténtica» coincide con la facticidad de la existencia temporal. Comprender el ser en cuanto ser es existir en este mundo. No se trata de que este mundo, debido a las pruebas que impone, eleve y purifique el alma hasta hacerla apta para adquirir receptividad con respecto al ser. Tampoco se trata de que este mundo inaugure una historia cuyo progreso será lo único que hará pensable la idea del ser. Este mundo no extrae su privilegio ontológico ni de la ascesis que comporta ni de la civilización que suscita. En las ocupaciones temporales está ya inscrita la comprensión del ser. La ontología no se cumple en el triunfo del hombre sobre su condición, sino en la tensión misma en la que se asume tal condición.

    Esta posibilidad de concebir la contingencia y la facticidad, no como hechos que se ofrecen a la intelección sino como el acto mismo de intelección, esta posibilidad de mostrar en la brutalidad del hecho y de los contenidos dados la transitividad del comprender y la intención significante» -una posibilidad descubierta por Husserl, pero que Heidegger ha vinculado a la intelección del ser en general- constituye la gran novedad de la ontología contemporánea. Así pues, la comprensión del ser no supone únicamente una actitud teorética, sino la totalidad del comportamiento humano. El hombre todo es ontología. Su obra científica, su vida afectiva, la satisfacción de sus necesidades y su trabajo, su vida social y su muerte articulan, con un rigor que reserva a cada uno de estos momentos una función determinada, la comprensión del ser o la verdad. Toda nuestra civilización depende de esta comprensión, incluso aunque sea olvido del ser. No es que haya verdad porque existe el hombre, sino que hay verdad porque el ser en general es inseparable de su apertura o, si se prefiere, hay humanidad porque el ser es inteligible.

    El retorno a los ternas originales de la filosofía -y es aquí donde la obra de Heidegger es impresionante- no procede de una decisión piadosa de volver una vez más a una presunta philosophia perennis, sino de una atención radical hacia las preocupaciones más urgentes de la actualidad. La cuestión abstracta de la significación del ser en cuanto ser y las cuestiones de actualidad se vinculan espontáneamente.

    3. LA AMBIGÜEDAD DE LA ONTOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

    La identificación de la comprensión del ser con la plenitud de la existencia concreta corre de entrada el riesgo de anegar a la ontología en la existencia. Esa filosofía de la exístencia que Heidegger rechaza por su parte, no es sino la contrapartida inevitable de su propia concepción de la ontología. La existencia histórica que interesa al filósofo en la media en que es ontología interesa también a los hombres y a la literatura por su carácter dramático. Cuando la filosofía y la vida se confunden, es imposible saber si nos inclinamos hacia la filosofía porque es vida o si tendemos a la vidaporque es filosofía. La aportación esencial de la nueva ontología puede presentarse como opuesta al intelectualismo clásico. Comprender el útil no es verlo, sino saber manejarlo; comprender nuestra situación en lo real no es definirla, es hallarse en cierta disposición afectiva; comprender el ser es existir. Todo ello indica, en apariencia, una ruptura con la estructura teorética del pensamiento occidental. Pensar ya no es contemplar sino comprometerse, estar englobado en aquello que se piensa, estar embarcado -acontecimiento dramático del estar-en-el-mundo.

    La comedia comienza con el más simple de nuestros gestos. Todos ellos comportan una inevitable torpeza. Al extender la mano para acercar una silla, he arrugado la manga de mi chaqueta, he rayado el suelo, he derramado la ceniza de mi cigarrillo. Al hacer lo que quería hacer, he hecho miles de cosas no deseadas. El acto no ha sido puro, he dejado huellas. Y, al borrar esas huellas, he dejado otras. Cuando Sherlok Holmes aplique su ciencia a esta irreductible torpeza de cada una de mis iniciativas, la comedia se convertirá en tragedia. Cuando la torpeza del acto se vuelve contra el fin perseguido, nos encontramos de lleno en la tragedia. Para frustrar las funestas predicciones, Layo hará exactamente lo que se precisa para que se cumplan. Edipo, al triunfar, construye su propia desgracia. Como la presa que huye en línea. recta por la llanura cubierta de nieve al escuchar a los cazadores y deja de ese modo las huellas que serán su ruina.

    De este modo, somos responsables más allá de nuestras intenciones. Es imposible, para la mirada que dirige el acto, evitar esa acción producida por descuido. Nuestros dedos están presos en el engranaje, las cosas se rebelan contra nosotros. Es decir, nuestra conciencia y nuestro dominio de la realidad mediante la conciencia no agotan nuestra relación con ella, en la que estamos presentes en toda la densidad de nuestro ser. Que la conciencia de la realidad no coincide con nuestra habitación en el mundo, eso es lo que de la filosofía de Heidegger ha causado tanta impresión en el mundo literario.

    Pero, con todo, la filosofía de la existencia se desvanece ante la ontología. El hecho de estar embarcado, el acontecimiento en el que me encuentro comprometido, al estar ligado como lo estoy a aquello que debía ser mi objeto por vínculos irreductibles a pensamientos, esta existencia se interpreta como comprensión. Así es como el carácter transitivo del verbo conocer se transmite al verbo existir. La primera frase de la Metafísica de Aristóteles: «Todos los hombres aspiran por naturaleza al conocimiento», sigue siendo verdadera para una filosofía a la que por ligereza se ha creído despectiva para con el intelecto. La ontología no corona únicamente nuestras relaciones prácticas con el ser, como lo hacía la contemplación de las esencias en el libro X de la Ética a Nicómaco, que coronaba las virtudes. La ontología es la esencia de toda relación con los seres e incluso de toda relación en el ser. El hecho de que el ente esté «abierto», ¿no pertenece al hecho mismo de su ser? Nuestra existencia concreta se interpreta en función de su entrada en lo «abierto» del ser en general. Existimos en un circuito de inteligencia con lo real -la inteligencia es el acontecimiento mismo articulado por la existencia-. La incomprensión no es más que un modo deficiente de la comprensión. Sucede así que el análisis de la existencia y de eso que se llama su ecceidad (Da) no es sino la descripción de la esencia de la verdad, de la condición de la propia inteligibilidad del ser.

    4. EL PRÓJIMO COMO INTERLOCUTOR

    No puede mantenerse un lenguaje sensato favoreciendo un divorcio entre razón y filosofía. Pero tenemos derecho a preguntarnos si la razón, considerada como posibilidad de tal lenguaje, le precede necesariamente, si el lenguaje no está fundado en una relación anterior a la comprensión y que constituiría su razón. Las páginas que siguen intentan caracterizar muy generalmente esta relación irreductible a la comprensión, incluso tal y como Heidegger la delimitó, superando el intelectualismo clásico.

    Para Heidegger, la comprensión reposa en última instancia sobre la apertura del ser. Mientras el idealismo de Berkeley hallaba en el ser una referencia -al pensamiento a causa de los contenidos cualitativos del ser, Heidegger percibe su inteligibilidad en el hecho en cierto modo formal de que el ente es -en su operación de ser, en su propia independencia-. Ello no implica una dependencia previa respecto de un pensamiento subjetivo, sino una suerte de vacante que espera a su titular, que está abierta merced al hecho mismo de que el ente es. Así es como Heidegger describe, en su estructura más formal, las articulaciones de la visión en las que la relación del sujeto y el objeto se encuentra subordinada a la relación del objeto con la luz -una luz que no es objeto-. La inteligencia del ente consiste, entonces, en ir más allá del ente -precisamente hasta lo abierto- y percibirlo en el horizonte del ser. Es decir, que la comprensión, en Heidegger, recupera la gran tradición de la filosofía occidental: comprender el ser particular es situarse ya más allá de lo particular, comprender es entrar en relación con lo particular como existente único mediante un conocimiento que es siempre conocimiento de lo universal.

    A esta venerable tradición continuada por Heidegger no pueden oponerse preferencias personales. Contra la tesis fundamental que sostiene que toda relación con un ente particular supone la intimidad o el olvido del ser no se puede esgrimir la preferencia por una relación con el ente como condición de la ontología. Parece como si, en este punto, al comprometernos en la reflexión, y debido justamente a las mismas razones que desde Platón someten la sensación de lo particular al conocimiento de lo universal, nos viésemos obligados a someter las relaciones entre los entes a las estructuras del ser, la metafísica a la ontología, lo existencial a lo existenciario. Por otra parte, ¿cómo podría en principio la relación con el ente ser otra cosa que su comprensión como ente, el hecho de dejarlo ser libremente en cuanto ente?

    Excepto en el caso de los otros. Nuestra relación con otro consiste ciertamente en querer comprenderle, pero esta relación desborda la comprensión. No solamente porque el conocimiento del otro exige, además de curiosidad, simpatía o amor, maneras de ser distintas de la contemplación impasible, sino porque, en nuestra relación con otro, él no nos afecta a partir de un concepto. Es ente y cuenta en cuanto tal.

    El partidario de la ontología presentará aquí una objeción: pronunciar ente, ¿no es ya insinuar que el ente nos concierne a partir de una revelación del ser y que, por ende, al estar situado -en la apertura al ser, está de antemano establecido en el seno de la comprensión? En efecto, ¿qué significa la independencia del ente si no es su referencia a la ontología? Relacionarse con el ente en cuanto ente significa, para Heidegger, dejar ser a lo ente, comprenderlo como independiente de la percepción que lo descubre y aísla. Gracias a esta comprensión se da precisamente como ente y no sólo como objeto. Por ello, el estar-con-otro -el Miteinandersein- reposa, para Heidegger, en la relación ontológica.

    Nuestra respuesta es ésta: en nuestra relación con otro, ¿se trata de dejarle ser? ¿no es en su papel de interpelado dónde se cumple la independencia del otro? Aquel a quién hablamos, ¿es previamente comprendido en su ser? De ningún modo. El otro no es primero objeto de comprensión y después interlocutor. Las dos relaciones se confunden. En otras palabras, la invocación del otro es inseparable de su comprensión.

    Comprender a una persona ya es hablarle. Plantear la existencia de otro dejándole ser es haber aceptado ya esa existencia, haberla tomado en cuenta. «Haber aceptado», «haber tornado en cuenta» no remiten a una comprensión, a un dejar-ser. La palabra designa una relación original. Se trata de entender la función del lenguaje no como subordinada a la conciencia que tenernos de la presencia de otro, de su proximidad o de la comunidad con él, sino como condición de esa «toma de conciencia».

    Ciertamente, tenemos aún que explicar por qué el acontecimiento del lenguaje no se sitúa ya en el plano de la comprensión. Pues, ¿por qué no ampliar la noción de comprensión, según ese procedimiento con el que nos ha familiarizado la fenomenología? ¿Por qué no presentar la invocación del otro como la característica propia de su comprensión?

    Tal cosa nos parece imposible. Por ejemplo, el manejo de los objetos de uso se interpreta como su comprensión. Pero la extensión de la noción de conocimiento se justifica, en este ejemplo, por la superación de los objetos conocidos, que se cumple a pesar de todo lo que pueda haber de compromiso preteórico en el manejo de «utensilios». En el seno de la manipulación, se sobrepasa el ente en el movimiento mismo que le capta, y en este «más allá» necesario para la presencia ««en las inmediaciones de» se reconoce el itinerario mismo de la comprensión. Esta superación no tiene únicamente que ver con la aparición previa del «mundo» cada vez que entramos en contacto con lo manejable, como quiere Heidegger, sino que remite también a la posesión y al consumo del objeto. Pero nada de esto ocurre en mi relación con otro. También en ese caso, si se quiere, comprendo el ser en el otro, más allá de su particularidad de ente; llamo a ser a la persona con la que entro en relación, pero al llamarle ser apelo a ella. No pienso únicamente que es, sino que le hablo. Es mi asociada en el seno de la relación que únicamente debería hacérmela presente. Le he hablado, es decir, he olvidado el ser universal que ella encarna para atenerme al ente particular que es. La fórmula «antes de entrar en relación con un ser es preciso que lo haya comprendido en cuanto ser» carece aquí de aplicación en sentido estricto: al comprender el ser, le digo simultáneamente mi comprensión.

    El hombre es el único ser con quien no puedo encontrarme sin decirle este encuentro, y es por ello que el encuentro se distingue del conocimiento. Hay en toda actitud relativa a un ser humano un saludo -aunque sea como rechazo del saludo-. Aquí, la percepción no se proyecta hacia el horizonte -campo de mi libertad, de mi poder, de mi propiedad- para adueñarse del individuo sobre este fondo familiar. Aquí se relaciona con el individuo puro, con el ente en cuanto tal. Y, para expresarlo en términos de «comprensión», ello significa precisamente que la comprensión del ente en cuanto tal es ya la expresión que le ofrezco de tal comprensión.

    Esta imposibilidad de abordar a otro sin hablarle significa que en este caso el pensamiento es inseparable de la expresión. Pero la expresión no consiste en trasvasar de algún modo un pensamiento relativo a otro a su espíritu, como sabemos no ya desde Heidegger, sino desde Sócrates. La expresión tampoco consiste en articular una comprensión que compartiría de antemano con otro. Consiste, antes de toda participación de un contenido común mediante la comprensión, en instituir la socialidad merced a una relación irreductible, en consecuencia, a la comprensión.

    La relación con otro no es, pues, ontología. Este vínculo con otro que no se reduce a la representación del otro sino a su invocación, y en el que la invocación no va precedida de una comprensión, es lo que llamamos religión. La esencia del discurso es la plegaria. Lo que distingue al pensamiento que arrostra un objeto del vínculo con una persona es que en este último se articula un vocativo: lo que se nombra es, al mismo tiempo, aquel a quien se llama.

    Al escoger el término «religión» -sin haber pronunciado la palabra «Dios» ni la palabra sagrado-, pensamos en principio en el sentido que esta palabra tiene para Auguste Comte al comienzo de su Política Positiva. Ninguna teología, ninguna mística está disimulada tras el análisis que acabamos depresentar del encuentro con otro y cuya estructura formal hemos procurado subrayar: el objeto del encuentro se nos da y, al mismo tiempo, está en sociedad con nosotros, sin que este acontecimiento de socialidad pueda reducirse a una propiedad cualquiera que se revelase en lo dado, sin que el conocimiento pueda preceder a la socialidad. Si la palabra «religión» debe, no obstante, anunciar que la relación con los hombres, irreductible a la comprensión, se aleja por ello del ejercicio del poder y refleja el Infinito en los rostros humanos, aceptaremos esta resonancia ética del término con todos sus ecos kantianos.

    La «religión» sigue siendo la relación con el ente en cuanto ente. No consiste en concebirlo como ente, acto en el que el ente resulta ya asimilado, incluso cuando esta asimilación conduce a separarlo como ente, a dejar-ser. Tampoco consiste en establecer clase alguna de pertenencia ni en escapar de lo irracional mediante el esfuerzo por comprender lo ente. ¿Se reduce lo racional a un poder sobre el objeto? ¿Es la razón la dominación que vence la resistencia del ente en cuanto tal, no en una invocación a esa misma resistencia, sino como por una astucia de cazador que atrapa aquello que el ente comporta de fuerte e irreductible a partir de sus debilidades, de su renuncia a su particularidad, a partir de su ubicación en el horizonte del ser universal? La Inteligencia como astucia, la Inteligencia de la lucha y la violencia hecha a las cosas, ¿es capaz de constituir un orden humano? Paradójicamente, se nos ha acostumbrado a buscar en la lucha la manifestación misma del espíritu y su realidad. Pero, ¿no se constituye más bien el orden de la razón en una situación en la que «se habla», en la que la resistencia del ente en cuanto ente no resulta quebrantada sino pacificada?

    La preocupación de la filosofía contemporánea por liberar al hombre de las categorías que únicamente se adaptan a las cosas no debe, pues, contentarse con oponer a lo estático, a lo inerte, a lo determinado de las cosas el dinamismo, la duración, la trascendencia o la libertad como esencia del hombre. No se trata tanto de oponer una esencia a otra, de decir cuál es la naturaleza humana, como de encontrar ante todo el lugar en el que el hombre deja de concernirnos a partir del horizonte del ser, es decir, de ofrecerse a nuestros poderes. El ente en cuanto tal (y no como encarnación del ser universal) no puede hallarse más que en una relación en la que se le invoca. El ente es el hombre, y sólo en cuanto prójimo es el hombre accesible, sólo en cuanto rostro.

    5. LA SIGNIFICACIÓN ÉTICA DEL OTRO

    Al referirse al ente en la apertura del ser, la comprensión le encuentra una significación a partir del ser. En este sentido, la comprensión no le invoca, simplemente le nombra. De ese modo ejerce con respecto a él una cierta violencia y una cierta negación. Una negación parcial, que es violencia. Y esta parcialidad reside en el hecho de que el ente, sin desaparecer, se encuentra en mi poder. Esa negación parcial que es la violencia niega la independencia del ente: es mío. La posesión es el modo en que un ente, sin dejar de existir, resulta parcialmente negado. No se trata sólo del hecho de que el ente sea instrumento o útil consumible, es decir, medio, ya que también es fin; se trata de que es alimento y, en el goce, se ofrece, se da, es mío. La visión, sin duda, calcula mi poder sobre el objeto, pero ella es ya goce. El encuentro con otro consiste en el hecho de que, no importa cuál sea la extensión de mi dominación sobre él y de su sumisión, no lo poseo. No penetra del todo en la apertura del ser en la que me mantengo como campo de mi libertad. No viene a mi encuentro desde el ser en general. Todo lo que me llega de él a partir del ser en general se ofrece sin duda a mi comprensión y a mi posesión. Le comprendo a partir de su historia, de su medio, de sus hábitos. Lo que escapa en él a la comprensión es él mismo, el ente. No puedo negarle parcialmente, mediante la violencia, captándolo a partir del ser en general y poseyéndolo. El otro es el único ente cuya negación sólo puede anunciarse como total: el asesinato. El otro es el único ente a quien puedo querer matar.

    Puedo quererlo. Y, a pesar de ello, este poder es todo lo contrario del poder. El triunfo de este poder es su derrota como poder. En el mismo momento en el que se realiza mi poder de matar, el otro se me ha escapado. Sin duda, puedo perseguir un fin al matar, puedo matar del mismo modo que cazar, talar árboles o abatir animales; pero en ese caso capto al otro en la apertura del ser en general, como un elemento del mundo en el que, me encuentro, le percibo en el horizonte. No le he mirado a la cara, no me he encontrado con su rostro. La tentación de la negación total, que mide lo infinito de esta tentativa y su imposibilidad, es la presencia del rostro. Estar en relación con otro cara a cara es no poder matar. Y ésta es también la situación del discurso.

    Si las cosas son solamente cosas, la relación que con ellas se establece es de comprensión: como entes, se dejan sorprender a partir del ser, a partir de una totalidad que les otorga una significación. Lo inmediato no es objeto de comprensión. Un dato inmediato de la conciencia es una contradicción en los términos. Darse es exponerse a las astucias de la inteligencia, ser captado mediante el concepto, mediante la luz del ser en general, gracias a un rodeo u oblicuamente; darse es significar a partir de aquello que no se es. La relación con el rostro, acontecimiento de la colectividad -la palabra-, es una relación con el ente mismo en cuanto puro ente.

    Que la relación con el ente sea invocación de un rostro y ya en sí misma palabra, una relación con una profundidad más que con un horizonte -una ruptura del horizonte-, que mi prójimo sea el ente por excelencia, todo esto puede resultar quizá sorprendente si nos atenemos a la concepción de un ente insignificante por sí mismo, silueta en el horizonte luminoso que no adquiere significación más que por esta presencia en el horizonte. El rostro significa de otro modo. En él, la infinita resistencia del ente a nuestro poder se afirma precisamente contra la voluntad asesina que arrostra, porque, en su desnudez -y la desnudez del rostro no es una figura estilística-, significa por sí misma. Ni siquiera puede decirse que el rostro sea una apertura, porque ello implicaría pensarlo como relativo a una plenitud que le rodease.

    ¿Pueden las cosas adquirir un rostro? ¿No es el arte la actividad que otorga un rostro a las cosas? La fachada de una casa, ¿no es una casa que nos mira? El análisis realizado hasta aquí es insuficiente para responder a estas preguntas. En todo caso, nos preguntamos si no sucede acaso que, en el arte, el tenor impersonal del ritmo, fascinante y mágico, sustituye a la socialidad, al rostro, al habla.

    Oponemos la significación del rostro a la comprensión y a la significación que se captan a partir del horizonte. ¿Bastan las breves indicaciones mediante las cuales hemos introducido esta noción para dejar entrever cuál es su papel en la comprensión misma y cuáles sus condiciones, que proyectan una esfera de relaciones casi insospechadas? Lo que en ellas entrevemos nos parece, no obstante, sugerido por la filosofía práctica de Kant, a la que nos sentimos particularmente cercanos.

    ¿Por qué la visión del rostro no es ya visión, sino audición y palabra? ¿Cómo puede describirse el encuentro con el rostro -es decir, la conciencia moral- como condición de la conciencia en sentido estricto y del desvelamiento? ¿De qué modo se afirma la conciencia como imposibilidad de asesinar? ¿Cuáles son las condiciones de la aparición del rostro, es decir, de la tentación y de la imposibilidad del asesinato? ¿De qué modo puedo aparecerme a mí mismo como rostro? ¿En qué medida, en fin, la relación con otro o la colectividad es nuestra relación -irreductible a la comprensión- con lo infinito? Tales son los temas que se desprenden de esta primera contestación del primado de la ontología. La investigación filosófica no podría de ningún modo contentarse con la reflexión sobre sí o sobre la existencia. La reflexión no nos entrega más que el relato de una aventura personal, de un alma privada que retorna a sí sin cesar, incluso cuando parece escaparse. Lo humano sólo se ofrece a una relación que no es un poder.

  18. buen aporte…. ahora tengo una idea de que era lo que me decía la Prof….. porque la verdad no le entendía ni J..!!!

  19. ESTOY CONVENCIDO QUE LA FILOSOFÍA AGUDIZA NUESTRA CAPACIDAD DE REFLEXIÓN. SI BIEN ES CIERTO, ES MUY AMPLIA, PERO ES MUY INTERESANTE SABER CÓMO SURGE EL CONOCIMIENTO EN NOSOTROS, CUÁL ES LA FUENTE DEL MISMO, A DÓNDE IREMOS DESPUÉS DE LA MUERTE, ETC. ME GUSTÓ ESTE ARTÍCULO SOBRE LA APOLOGÍA DE SÓCRATES. FELICITACIONES

  20. Muy interesantes los argumentos..estudio Derecho y sinceramente me ayudó mucho a comprender el pensamiento cientifico desde la filosofía.. 🙂

  21. aburridooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

    pero tengo q acer un trabajo con esto

  22. Si nos entregamos a la vana ilusión que no hay nada, y utilidad alguna en saber lo que ignoramos, he aqui por lo estoy dispuesto a luchar de hecho y de palabra para saber lo que ignoramos ” palabras de el Gran máster Platon”

  23. Hola. Soy la persona que escribió el artículo. Me alegra saber que a partir de un pequeño aporte, hay tantas personas a las que les pude ayudar. Qué bueno que les gustó.
    Franz Vega

  24. la obra de platon es muy interesante ya que muestra como socrates defiende a la filosofia y pone a prueba que no hay hombre mas sabio que dios.

  25. Excelente resumen. Ah! Para los lavaperros que no entienden o no les interesa, que sigan haciendo su trabajo, lavar perros ajenos.

  26. Tengo algunas dudas.. Ya que tenía algunos conocimientos que en parte no concuerdad con este resúmen !! No obstante esta apología esta muy completa y me gustarón tus pensamientos en algunas partes !!
    Muchas Gracias…

  27. ay, dejen de desinformar a las personas, de dónde sacaron que porque Platón usaba la palabra Cristo o Christos o Chrestos, era porque los cristianos habían pasado por el Peloponeso? No saben que Platón es del 400 ac; eso para no hablar de todas las comparaciones-incomparables que hacen de Jesús y Sócrates y encima le meten religión al asunto… definitivamente como bien dicen: “nada más peligroso que un bruto con iniciativa”. No mezclen cosas que desinforman, descontextualizan y confunden a la gente, ¿no les quedó nada de Sócrates? “Solo sé que nada sé”

  28. Correcto que triste que comparen a Socrates con Jesus no eran contemporáneos solo fue un gran filosofo que lo tildaban de loco por llevar al ser humano a ver mas allá de lo que detectaban sus narices , fue incomprendido pero nuestras generaciones lo han sabido comprender y resultaron siendo locos aquellos que lo juzgaban

  29. Es solo que hay algunas cosas que no cambian como las personas que creian que Socrates (quien si creía en los dioses) trabajaba el pensamiento de los demás para convencerlos de otros dioses o de la inexistencia de los mismos y hacerce ver mas sabio el mismo y el hecho que los haya puesto en ridículo creyendose sabios (como el tipo de “Jesús mato a Socrates”) eso fue lo que les dolió y por eso mintieron en cuanto a las palabras de Socrates llevando su venganza hasta lo más, que nadie tome en cuenta lo que se dice sin sentido si quieren conocer la “verdad verdadera” busquenla como lo hizo Socrates el método es sencillo se platica con una persona a la vez se llega a un punto que se crea verdad y luego se cuestiona hasta llegar a un punto que no se pueda debatir (como la existencia o no de Dios, quien sabe a ciencia cierta la respuesta?) en este punto ya no sirve el método pasemos mejor a buscar la siguiente verdad no sea que terminemos como ese tipo en ridículo por no saber que no sabe absolutamente nada 🙂 saludos desde el mas allá

  30. En el presente se vive con en pasado, como bien dijo Platón que reconstruye el discurso que Sócrates pronunció en su defensa ante los jueces atenienses que lo consideraron por corromper a la juventud y no creer en los dioses de la polis.Es una obra de juventud, que pertenece al ciclo de las obras “socraticas”. como es posible que creas que Jesús mato a Socrates si el forjador de las disciplinas esta en tu yo, para el veredicto, tras la sentencia de lo que buscas para ser comprendido o bifurcado que blasfema sin indagar hacia donde va su barquinera y que al final boga con la amplitud de sentirse vos de alabar vuestra justicia.

  31. Socrates fue tan sabio que al iniciar su viaje con la esperanza de descartar lo dicho por el oraculo de delfos lo llevo a crear dentro de sí una bitácora donde da cuenta de que los conocimientos de los demás filósofos, notando dentro de cada uno de ellos un sentimiento de orgullo nato e implacable de orgullo, lo que actualmente se encontraría en las pirámides de las necesidades: la aceptación y reconocimiento de los poblados cercanos, creando mini disputas entre todos los filósofos por obtener una verdad absoluta y conocer quién era el descubridor de ella. Aunque esta no fue una batalla que se diera a conocer de una manera publica o directa se encontraba de manera sutil en el entorno, una vez dicho que Socrates era el hombre más inteligente por dar a conocer que no sabia nada se volvió uno de los mayores objetivos de la sociedad.
    Me parece lógico el pensar que fue difícil poder derrocar sus ideas o supuestos debido a la falta de registro de la información e ideales que compartía, ya que se limitaba a dejar todo a voz y el único registro que se podía tener era de parte de Platón, pero este podía haber sido alterado por la perspectiva del mismo.
    Como en tiempos actuales la organización política se encarga de mantener el orden en las sociedades, el gusto que Socrates despierta en algunos de sus seguidores quizás puso en riesgo situaciones políticas que en conjunto con la rivalidad con otros filósofos, pensadores y poetas fue lo que culminó con su vida.
    Su forma de auto regirse fue importante, ya que él siempre fue fiel a sí mismo, rechazando ceder por salvar su vida o vivir en la pena del exilio.
    Su concepción de la cadena de injusticias lo llevó a decidir finalizar con su vida y negar la opción de un escape por el cumplimiento de la justicia, que en este caso no fue justa, pero como el dijo era mejor sufrir una injusticia antes que cometerla.

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