El objetivismo fenomenológico en el joven Xavier Zubiri. Por Manuel Leonardo Prada Rodríguez,

Presentamos la reseña crítica que el profesor Manuel Leonardo Prada realiza del libro “Fenomenología, Intuición y Vida: El objetivismo fenomenológico como nuevo horizonte de la filosofía en Xavier Zubiri” del filósofo Israel Arturo Orrego-Echeverría de la Universidad Libre.

Por: Manuel Leonardo Prada Rodríguez,

Israel Arturo Orrego Echeverría es un filósofo, teólogo y amante del canto lírico, cuyo trabajo académico se ha destacado por el rigor analítico a la hora de abordar temas relacionados con la ontología política latinoamericana, la fenomenología, la hermenéutica y la noología, filosofía de Xavier Zubiri Apalategi a la que dedicó sus estudios doctorales. Su trabajo se caracteriza por un enfoque interdisciplinario que combina la filosofía continental, la historia de las ideas y los estudios culturales, con un énfasis particular en la tradición filosófica andina y su diálogo con pensadores occidentales como Martin Heidegger.

Orrego nació el 11 de febrero de 1981 en Bogotá, Colombia. Creció en el seno de una comunidad anabautista de la Hermandad en Cristo, tradición que enfatiza la no violencia, la justicia social y la comunidad como pilares éticos. Así, en su juventud Orrego se caracterizó por su activismo en comunidades vulnerables, promoviendo la noviolencia y la dignificación de poblaciones afectadas por la exclusión y la pobreza. Su labor como rector de un colegio durante varios años reflejó su enfoque pedagógico centrado en la inclusión y la justicia educativa, antecedente de su posterior carrera académica.

Su interés por el arte y la reflexión social lo llevó a estudiar canto lírico en el Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia, donde consolidó su sensibilidad hacia las expresiones culturales como herramientas de transformación (Perfil en Academia.edu) y entró en contacto con la filosofía. Paralelamente, profundizó en teología anabautista, protestante y de la liberación, corrientes que fundamentaron su compromiso con los derechos humanos y la praxis ética, acogiendo en la comunidad que lideraba a las personas más menospreciadas de la sociedad, tales como el redactor de esta biografía.

Ahora, Orrego es Doctor en Filosofía por la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Su transición a la academia no lo distanció de su raíz social: como profesor universitario, ha integrado la reflexión teórica con el análisis de problemáticas concretas. Actualmente es miembro de la Sociedad Colombiana de Filosofía (SCF) y de la Asociación Suramericana de Filosofía y Teología Intercultural (ASAFTI), imparte cátedras en la Universidad Libre de Colombia y ha colaborado con otras instituciones académicas públicas y privadas. Casado con Viviana Machuca y padre de Julieta y Pablo, Orrego equilibra su labor académica con su compromiso familiar. Su obra va más allá el ámbito teórico: es invitado frecuente a conferencias internacionales y nacionales, como la sesión inaugural de la Cátedra de paz de la Universidad Industrial de Santander (UIS) en 2024, donde abordó la relevancia de la filosofía intercultural en la construcción de la democracia contemporánea.

Entre sus obras está Ontología relacional del tiempo-espacio andino: Diálogos con Martin Heidegger (Ediciones USTA, 2018), en la que Orrego propone un diálogo entre la filosofía heideggeriana y las formas andinas de pensar. Aquí, critica a la ontología occidental por ser estática y propone un modelo relacional donde tiempo y espacio se entienden como procesos dinámicos y colectivos. Esa atracción por la estructura dinámica de la realidad lo va a llevar, más adelante, a los estudios zubirianos.

Orrego también ha incursionado en el pensamiento decolonial. En artículos como Descolonización del pensamiento filosófico: Aportes desde la filosofía andina (2015), El problema ontológico del desarrollo y la educación emancipadora: reflexiones desde la educación para el desarrollo latinoamericana (2018), cuestiona el eurocentrismo académico y rescata epistemologías indígenas, en línea con pensadores como Enrique Dussel y Walter Mignolo. Como autor de Filosofía política y ontología relacional, analiza cómo las estructuras de poder coloniales persisten en América Latina, abogando por modelos educativos y políticos basados en la reciprocidad y la comunidad. Entre sus publicaciones están: Ontología relacional del tiempo-espacio andino (Ediciones USTA, 2018), Ontología política desde América Latina (Ediciones USTA, 2021), Ciudadanía al debate: concepciones críticas de la ciudadanía (Editorial UNIMINUTO, 2021), Territorios conflictos y resistencias (Ediciones USTA, 2020), entre otros. Así, Israel Arturo Orrego Echeverría es un referente en la filosofía latinoamericana por su enfoque transdisciplinar.

Reseña del libro: Fenomenología, Intuición y Vida: El objetivismo fenomenológico como nuevo horizonte de la filosofía en Xavier Zubiri

El libro Fenomenología, Intuición y Vida: El objetivismo fenomenológico como nuevo horizonte de la filosofía en Xavier Zubiri, escrito por Israel Arturo Orrego-Echeverría, se centra en la etapa temprana del pensamiento de Xavier Zubiri (1921-1928), analizando su relación con filósofos como Husserl, Ortega y Gasset, Bergson y Heidegger, y cómo estos influyeron en el desarrollo de un objetivismo fenomenológico. El propósito del texto es mostrar cómo Zubiri, en su juventud, utilizó la fenomenología como un medio para superar el subjetivismo y el idealismo de la modernidad, abriendo un nuevo horizonte filosófico. La tesis central del autor es que Zubiri, en esta etapa, no solo se limitó a la fenomenología husserliana, sino que la integró con elementos del vitalismo de Bergson y Ortega, así como con categorías heideggerianas, para desarrollar una filosofía que anticipa su posterior metafísica de la realidad.

El libro se estructura en cuatro capítulos, cada uno dedicado a un aspecto específico del pensamiento temprano de Zubiri y su relación con otros filósofos. En el Capítulo I, Orrego-Echeverría muestra la necesidad de establecer un estado de la cuestión que permita una aproximación rigurosa a la obra de Zubiri. También expone la formación filosófica de Zubiri, basada en el pensamiento de Edmund Husserl, José Ortega y Gasset, Henri Bergson y Martin Heidegger. Así, el autor muestra que el interés de Zubiri por la objetividad y la teoría del juicio tienen una clara influencia de Husserl, aunque el autor también indica cómo Zubiri se distancia de algunos presupuestos idealistas de la fenomenología clásica. Orrego-Echeverría también resalta el impacto de la filosofía de la razón vital y la idea de la circunstancia en el pensamiento de Ortega. La preocupación orteguiana por la realidad concreta y la historia como horizonte filosófico afectó positivamente al pensador vasco. Por su parte, la obra de Bergson es, según el autor, un antecedente para la comprensión zubiriana de la intuición, la temporalidad y la experiencia vital. Finalmente, la ontología fundamental heideggeriana impactó la concepción de Zubiri sobre la realidad, la facticidad y la estructura dinámica del ser.

Si bien en este capítulo Orrego-Echeverría hace una investigación exhaustiva y bien documentada sobre las influencias filosóficas de Zubiri, comprende dichas relaciones en términos de una progresión lineal, tal vez por haber leído tantos textos protestantes durante su juventud, que tienen justamente esa manera de organizar la historia. Por eso, quizás sea conveniente que, más adelante, elabore una lectura basada en el enfoque de la complejidad.

Posteriormente, en el Capítulo II, el autor analiza el papel de la intuición fenomenológica en la superación del subjetivismo y el idealismo, centrándose en las influencias de Bergson y Ortega y Gasset. Aquí, el autor argumenta que Zubiri encontró en la intuición bergsoniana una forma de acceder a la realidad de manera directa, evitando los errores del idealismo moderno. Bergson, con su concepto de intuición como acceso inmediato a la realidad, influyó en Zubiri al mostrar que la filosofía no debe limitarse a la abstracción conceptual, sino que debe buscar una conexión directa con lo real. Sin embargo, Orrego-Echeverría también señala que Zubiri no adoptó la intuición bergsoniana de manera acrítica. Aunque valoró la idea de Bergson de que la intuición permite acceder al interior de las cosas, Zubiri criticó la falta de rigor ontológico en la filosofía de Bergson. Para Zubiri, la intuición no es suficiente por sí misma; debe estar acompañada de una estructura metafísica que permita comprender la realidad en su totalidad. Esta crítica es fundamental para entender cómo Zubiri integró la intuición bergsoniana en su propio sistema filosófico, sin caer en un vitalismo romántico o en un empirismo ingenuo.

Por otro lado, Ortega y Gasset, con su idea de la razón vital, aportó a Zubiri una perspectiva dinámica de la realidad, en la que la vida no es un mero dato biológico, sino una tarea que el ser humano debe realizar. Zubiri adoptó esta idea, pero la llevó más allá al integrarla con la fenomenología husserliana. Para Zubiri, la vida no es solo un hecho biográfico (βίος), sino también una realidad metafísica que debe ser comprendida en su radicalidad. En este punto, Orrego-Echeverría hace una contribución importante al mostrar cómo Zubiri logró sintetizar el vitalismo de Ortega y Bergson con la fenomenología de Husserl. Sin embargo, cabe preguntarse si esta síntesis fue tan armoniosa como el autor sugiere. ¿No hubo tensiones entre el vitalismo, que enfatiza la vida como proceso dinámico, y la fenomenología, que busca describir las estructuras esenciales y, por ende, invariables o inamovibles de la experiencia?

En el Capítulo III, el autor se enfoca en la relación entre Zubiri y Heidegger, particularmente en cómo Zubiri se inspiró en las categorías heideggerianas para desarrollar su propio objetivismo fenomenológico. Zubiri valoró la crítica de Heidegger al subjetivismo moderno, especialmente en Ser y Tiempo, donde Heidegger propone una ontología basada en la existencia (Dasein) como apertura al ser. Sin embargo, Zubiri también criticó a Heidegger por su falta de atención a la realidad concreta, argumentando que la ontología heideggeriana se centra demasiado en el ser y no lo suficiente en la realidad. Por eso, en lugar de ser su discípulo, Zubiri interpretó las categorías heideggerianas, como la temporalidad y la aperturidad, para desarrollar su propia filosofía. Por ejemplo, aceptó la idea de Heidegger de que el tiempo es el fundamento ontológico de la comprensión del ser, pero criticó la idea de que este último solo se da en la comprensión temporal del Dasein. Para Zubiri, la realidad es anterior al ser, y este último es solo un momento de la realidad. Sin embargo, Orrego-Echeverría no profundiza lo suficiente en las implicaciones de esta crítica. ¿Qué significa que la realidad sea anterior al ser? ¿Cómo se relaciona esta idea con la tradición metafísica occidental?

Finalmente, en el Capítulo IV, el más importante del libro, Orrego-Echeverría desarrolla su tesis central, a saber: que Zubiri, en su etapa temprana, hizo una síntesis entre la fenomenología, el vitalismo y el objetivismo en una filosofía que anticipa a su posterior metafísica de la realidad. El autor argumenta que Zubiri no se limitó a repetir las ideas de Husserl, Bergson o Heidegger, sino que las reinterpretó de manera original para crear un nuevo horizonte filosófico. Para sostenerla, Orrego-Echeverría analiza la tesis doctoral de Zubiri, Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio, en la que el filósofo vasco critica al psicologismo y el idealismo moderno, proponiendo en su lugar un objetivismo basado en la fenomenología. El autor expone cómo Zubiri utilizó la reducción eidética de Husserl para describir las estructuras esenciales de la experiencia, pero sin caer en el idealismo de la reducción trascendental. En lugar de ello, Zubiri insistió en que la realidad no puede ser reducida a la conciencia, sino que debe ser comprendida en su radicalidad. Este análisis es uno de los puntos fuertes del libro, ya que muestra cómo Zubiri superó las limitaciones de la fenomenología husserliana, sin tener que abandonarla por completo. No obstante, a Orrego-Echeverría le faltó explicar cómo esta superación se relaciona con la filosofía madura de Zubiri. ¿Cómo se conecta el vital-objetivismo-fenomenológico del filósofo donostiarra con su posterior concepto de inteligencia sentiente?

El texto de Orrego-Echeverría es una contribución importante al estudio del pensamiento temprano de Xavier Zubiri, unión de fenomenología y vitalismo. Sin embargo, sobrestima la originalidad de Zubiri en esta etapa temprana. Si bien es cierto que Zubiri integró diferentes corrientes filosóficas, no está del todo claro que este “sancocho filosófico” constituya una verdadera innovación filosófica. Junto a esto, Orrego-Echeverría argumenta que la etapa temprana de Zubiri anticipa su posterior metafísica de la realidad, pero no explica cómo se produce esta transición. ¿Fue un proceso gradual o hubo un punto de ruptura? ¿Cómo se relaciona el vital-objetivismo-fenomenológico de Zubiri con su posterior noción de inteligencia sentiente? En contraste, parece que Zubiri estaba aún en un proceso de asimilación y síntesis, pero todavía no de creación de un nuevo sistema filosófico, a diferencia de lo que ocurre en su última etapa de pensamiento, tan fecundo. Junto a esto, Orrego-Echeverría tiende a minimizar las críticas que Zubiri recibió por parte de otros filósofos acerca de su interpretación de Husserl y Heidegger. Aunque menciona que Zubiri criticó la reducción trascendental de Husserl por considerarla demasiado idealista, no profundiza en cómo esta crítica fue recibida por otros fenomenólogos. De manera similar, aunque menciona que Zubiri criticó la ontología heideggeriana por su falta de atención a la realidad concreta, no discute cómo esta crítica podría ser respondida desde la perspectiva heideggeriana.

Pero a pesar de estas limitaciones, el libro es una lectura obligada para cualquiera que esté interesado en la filosofía de Zubiri y en la historia de la fenomenología en el siglo XX, por la erudición demostrada a la hora de interpretar el pensamiento zubiriano. Aunque no era necesario hacerlo, porque la importancia de Zubiri para la filosofía occidental se cae por su propio peso, Orrego-Echeverría logra mostrar que dicho filósofo español no fue simplemente un discípulo receptor del pensamiento de Husserl o Heidegger, sino un filósofo minucioso que utilizó las ideas de sus predecesores para hacer una síntesis muy valiosa, para ser su primer intento, a pesar de su corta edad. Zubiri se montó sobre los hombros de los gigantes para ver el panorama en el claro del bosque que hubiera permanecido oculto si se hubiera quedado en la condición de repetidor de ideas. Junto a esto, la explicación orregiana del objetivismo zubiriano es un manantial cuya agua puede aclarar problemas filosóficos contemporáneos, como la relación entre la mente y el cuerpo o el ser humano y la inteligencia artificial, contestando preguntas tales como: ¿es Deepseek realmente una inteligencia?

Notas

Manuel Leonardo Prada Rodríguez, Universidad Industrial de Santander.

https://blogs.elespectador.com/author/damian-pachon-soto

Fuente: https://blogs.elespectador.com/actualidad/filosofia-y-coyuntura/el-objetivismo-fenomenologico-en-el-joven-xavier-zubiri/

10 de febrero de 2025

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