LOS VALORES EN LA EDUCACION

Una imperiosa necesidad de retomar la enseñanza de valores en la educación se ha venido generando en los últimos años, consecuencia del sin número de casos de corrupción, violencia, disgregación familiar y anarquía social que venimos padeciendo en todo el país.
Esto, se ha dicho, es causa de una laxitud en la enseñanza de valores morales a través de la educación primaria, secundaria y media superior. Sin duda alguna, esta relajación o abulia académica en los maestros se ha generado, en la mayoría de los casos, por la falta de vocación pedagógica, aunado a la injusta remuneración económica del profesor que define su profesión en lamentables términos: “el gobierno hace como que me paga, yo hago como que enseño” .

Otro aspecto que se añade a la malformación moral de nuestros alumnos, es el propio hogar. Aún cuando parezca contradictorio, por ser el hogar el recinto de la buenas costumbres y el refugio de nuestros hijos, las condiciones económicas actuales están provocando la necesidad de ambos padres, a buscar el sustento en horarios conflictivos que provocan la mínima atención en la formación moral de niños y jóvenes.

Instituciones de educación y asociaciones privadas están aplicando programas especiales para la difusión de valores en las escuelas de todos niveles, a fin de buscar cambiar la mentalidad de niños y jóvenes y provocar nuevas generaciones con actitud positiva, de servicio y honestidad.

Para entender mejor lo antes expuesto, iniciemos por definir ¿qué es educación?. La palabra “educación” tiene una doble etimología causa del dualismo de su semántica: EDUCERE, de ex, fuera; ducere: llevar, y por tanto sacar, extraer, desarrollar, desenvolver; como en el caso de Enrique Pestalozzi, estiman que educación es desarrollo, despliegue de todas las energías del ser humano.

La segunda etimología es EDUCARE que significa alimentar: alimentar al niño, educare puerum, alimentar al espíritu, educare animum de acuerdo con Marco Tulio Cicerón.

Redden y Ryan en su libro “Filosofía de la Educación” describen educación como “La influencia deliberada y sistemática ejercida por la persona madura sobre la inmadura, por medio de la instrucción, la disciplina y el desarrollo armónico de todas las facultades: físicas, sociales, intelectuales, morales, estéticas y espirituales del ser humano, de acuerdo con la jerarquía esencial de las mismas, para la utilidad individual y social, dirigida hacia la unión del educando con su fin último trascendente”.

Al respecto, en su libro “De Robinson a Odiseo, el Maestro José Vasconcelos, cita : “La educación es un proceso de comunicación entre el docente y el discente, tal y como se ha venido entendiendo desde que Platón recurriera al eros creador para aplicar el proceso del conocimiento. Intuye que la relación educativa entre maestro y alumno es semejante a la de los padres y de los hijos ya que se trata de una comunicación pedagógica regida por la ley del amor”.

Reconociendo entonces que la educación es un acto de amor (San Agustín), el maestro mas allá de enseñarle al educando la ciencia y la técnica, se convierte en un padre o madre “por simpatía del espíritu” (Vasconcelos), que guía la formación humana de éste ser a través de los valores. No reconocer esta vocación en la enseñanza es truncar en nuestros alumnos el camino de los principios eternos.

Así, el buen ciudadano es la persona que ha adquirido a través de la educación , valores y virtudes morales básicas , sociales y cívicas que están en conformidad con la ley moral. La honestidad, justicia, fidelidad, patriotismo, devoción de los ideales, deben basarse en los principios inmutables aprobados por la ley moral. En la actividad educativa, la personalidad del maestro, es un factor decisivo para la educación moral de los alumnos. Su conducta debe ser ejemplar, regida por la justicia y no por la simpatía. Una voluntad disciplinada realiza en el sujeto que la posee, la adquisición de hábitos de autocontrol y autodirección de acuerdo a los principios de la ley moral.

La enseñanza de los valores se realiza a través del ejemplo y de las actitudes de las personas que conviven con el educando. El ambiente del hogar es sumamente importante en la formación moral.

Errores actuales en la formación moral de los educandos, tiene origen en criterios pedagógicos como el de Rousseau, que promueve la educación de los niños sin maestro, sin correctivos, ni de una moral que se imponga desde fuera de su conciencia.

Vitalismo, Mentalismo, Psicologismo, Individualismo, Escepticismo, Escientismo, Didactismo y Metodomanía, entres otros, son errores del modernismo pedagógico que sirven de patrón educativo en las escuelas de hoy, desvalorando la educación.

“Toda pedagogía, según se sabe, es la puesta en acción de alguna metafísica. Por carecer de fondo ideológico de una concepción cabal del mundo, la pedagogía contemporánea, suspendida al hilo de la experiencia particular, desgeneralizada, va de aquí para allá en tanteos y análisis de pequeños resultados. La única manera de levantar la enseñanza es identificándola con un sistema filosófico”(Vasconcelos).

Consecuencia igual de la pedagogía moderna, es la desvinculación del educando con su creador y bajo el orden constitucional de señalar que “la educación es laica”, se prohíbe todo tema que identifique al pupilo con Dios, proponiendo, por el contrario, un antropocentrismo fincado en una gran soberbia humana, hacienda del hombre el propio Dios del universo. “Pregonan su neutralidad las escuelas que no hablan de Dios; pero, en cambio, lo ponen de pie frente a una bandera nacional, o lo doblegan los que están mas allá de la patria, frente a la momia de Lenin”(Vasconcelos).

En el hombre, el conocimiento sensitivo provoca dos movimientos; uno que lo lleva al conocimiento espiritual, por medio de la inteligencia y otro, de apetencia sensitiva, que desencadena las pasiones.
En el primero, el hombre por medio de la inteligencia, busca la verdad, descubre los valores intelectuales y se perfecciona con las virtudes. En el Segundo caso, por medio de la voluntad, busca el bien, apetece los valores y se perfecciona con las virtudes morales. Los valores correspondientes se encuentran tanto en campo sensitivo como en el espiritual.

Por ello, la importante tarea del maestro, que forma y guía al alumno en el conocer científico pero igualmente provoca en el joven, el reconocimiento de las virtudes y acentúa los valores eternos.

Si bien hemos hecho hincapié en la importancia que tiene el maestro en la formación de valores de sus alumnos, mas importante es reconocer que es el hogar donde se inicia el proceso de valoración y donde a través del los hábitos se quedan permanente marcados en el alma del niño.

Son los padres de la familia los responsables de que sus hijos reconozcan la diferencia entre el bien y el mal, de marcar la directriz a seguir en base a los valores morales y de vivirlos desde el propio seno del hogar.

No es extraño observar la incomprensión del niño al ser instruido en la escuela en torno a valores y descubrir que al llegar a su casa éstos principios son ignorados por sus padres, ejemplo vivos de lo que será su conducta en el futuro. Caso común en el niño que aprende el la escuela la importancia de hablar con la verdad, de ser honesto y al llegar con la nueva ante sus padres, uno de ellos le pide que salga a la puerta y le diga al cobrador que no esta.

El maestro el cumplimiento de su sublime misión, exige de cierto heroísmo envuelto por la fuerza del amor a sus alumnos, pero antecede el amor excelso de sus padres que en apego irrestricto al ejemplo diario, darán el carácter, la voluntad y la fortaleza a los hijos para convertirlos en hombres de bien.

Es por esto que considero, indudablemente, que la enseñanza de valores deberá retornar como un proyecto obligado a las escuelas primarias y secundarias, no como una tema o material optativo, sino como fundamento pedagógico de la educación de los pequeños. Es en esta edad, sobre todo en la enseñanza elemental, que el alma de estos niños esta receptiva al conocimiento de buenos hábitos y costumbres, del reconocimiento entre lo bueno y lo malo, de aspirar a ser un hombre integro con miras a servir a su prójimo en el futuro.

Si inculcamos este proyecto, como se ha estado haciendo ya en algunas ciudades de la república, con programas como “valores para ser mejores”, y los reforzamos con cursos propedéuticos para padres a fin de que den seguimiento a la enseñanza de valores de sus hijos, podremos lograr futuras generaciones con una mayor disposición de servicio, honestos y predispuestos al bien común.

“Así, en términos socráticos, la tarea del educador consiste en despertar la conciencia del educando y aún en creársela, si no la tiene despejada. En Todo caso, es suscitarle el desarrollo hasta que se produzca aquel parto del alma, finalidad suprema de la educación” (Vasconcelos)
Historia de la Educación y la pedagogía. Ramon Ruiz Amado.
Antología de José Vasconcelos. Genaro Fernández .
Valores, Valoraciones y Virtudes. Ana Teresa Lopez de Llergo.
Esencia de la Filosofía de la educación. Jose Guadalupe de la Mora.
Educar para la Libertad. Hugo Almada.



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