Nietzsche y la guerra civil en Siria

Una mente en estado de choque. Y me refiero a la mía propia mientras me dispongo a escribir estas lineas. Porque navegando en internet acabo de toparme -desde ayer sin ir mas lejos- con la figura y la obra de un joven filósofo argentino, Nicolás (Alberto) González Varela , residente en España y especialista de Nietzsche, y en particular del pensamiento político, poco divulgado en sus ramificaciones últimas, eso es cierto, del filósofo del Superhombre y del Eterno Retorno. Creía estar un poco impuesto en el tema, tras las huellas de mi amigo y maestro (por libre), el profesor Nolte, referente inesquivable sobre Nietzsche (vida y obra) Craso error, porque el autor que aquí saco ahora a colación da muestras de un conocimiento prodigioso en el personaje, que deja no poco apabullado, lo reconozco.

Lo sabe todo de las facetas más recónditas y peor conocidas de la vida del filósofo germano y de los alcances y honduras en los plano político e incluso histórico de su pensamiento. Me he estado empapando un poco las ultimas horas -en la divulgación que habrá ofrecido él mismo en internet y en los medios- de las ideas y tesis principales vertidas, como derramadas a espuertas, en su obra “Nietzsche un pensador contra la democracia” y estoy todavía bajo la impresión, abrumadora es cierto, de la masa de datos y de nombres propios en aluvión que en esa obra se barajan. Sus intuiciones o conclusiones principales o dominantes no obstante no me pillan de nuevas, por más que se mantuviesen en la sombra muchas de ellas o que en muchos como en mi caso no pasaran del mero estadio de las suposiciones o de las sospechas. Que Nietzsche era políticamente reaccionario y anti-demócrata fue siempre un secreto a voces de antiguo. Que en las universidades y en los ámbitos académicos por encima de los Pirineos se fingía ignorar ese aspecto insoslayable e inseparable de su obra -y de su figura- es algo que descubrí con no poco estupor y sorpresa a mi paso por las universidades belgas en los primeros tiempos tras mi llegada a Bélgica en donde resido hace ya casi veinticinco años, y que contribuyó no poco también, lo reconozco, a despertar mi interés por el filosofo germano, a medida que se deshacían en mi mente como nieve al sol los perjuicios y los interdictos y tabúes por cuenta suya que arrastraba de mi herencia cultural (y teológica y religiosa)

Lo que me parece nuevo en cambio es la reivindicación un tanto inédito que se puede leer entre lineas de la obra de este joven filósofo argentino de la figura de Nietzsche, y de la presentación que hace de él de paradigma (o uno de ellos) de la posmodernidad, concepto de moda un tanto fetiche que no dice nada y a la vez lo dice todo. O campo de batalla si se prefiere como lo fueron en vida y después de muerto la vida y la obra del filósofo. La posmodernidad, si he comprendido un poco de lo que vengo leyendo desde hace ya años sobre el tema en el planos tanto literario como político, histórico o filosófico, es todo lo que viene después del comunismo -y del marxismo- y que no quiere volver al punto de partida de aquél, a saber la democracia(en el sentido moderno que propagó y divulgo a escala del planeta el liberalismo) Y en ese sentido se puede decir que los indignados -y su reivindicación fetiche en pos de la democracia/real- que hicieron irrupción el pasado año a escala del planeta tras la eclosión de las primaveras árabes, sean la ultima manifestación tardía o retrasada de la modernidad y el desmarcarse o la falta de sintonía con ellos en cambio (como en mi caso), un rasgo sintomático de postmodernidad o postmodernismo (…) Una sucesión de reflexiones en cascada, las que preceden sobre las que no deja de gravitar -en el comentarista de la actualidad (española y extranjera) mas candente y rabiosa en el que me he venido convirtiendo al ritmo y filo de estas entradas en los últimos tiempos -des de los inicios del pasado año tan funesto, para ser concretos- los últimos ecos de actualidad que nos llegan de la crisis siria ya en estado de guerra civil abierta las horas que corren.

¿Una “rebelión de esclavos” las “primaveras árabes” como la que denunció Nietzsche en sus escritos, en los orígenes del cristianismo primitivo como en el mundo moderno -en la Revolución Francesa y en la Comuna de París, como en la revolución europea del 48 (“primavera de las pueblos”)-, en pleno apogeo y paroxismo de violencia y de destrucción en Siria y en Egipto mientras escribo estas líneas, como lo fue en Libia el pasado año? Porque de la lectura de los acontecimientos más o menos recientes en el mundo árabe, se desprende claramente que si el posmarxismo mas o menos posmodernistas de los países y regímenes que dieron lugar al desmantelamiento de la Unión Soviética -la Rusia actual y sus países satélites y limítrofes- se alinea fatalmente ahora detrás de las dictaduras o regímenes fuertes o de los vestigios o reliquias que en aquella región aun subsisten -aguantado contra viento y marea-, tras las pancartas y los slogans de los indignados (del planeta) “mutatis mutandis” asoma en cambio la oreja el integrismo islámico que quiere volver a desandar la Historia de la Humanidad -en un viaje por el túnel del tiempo de trece siglos y mas- hasta a la edad de oro del islam -de “los califas bien guiados”- del siglo VI de nuestra era.

Y es lo que ilustra a las mil maravillas del juego de alianzas geoestratégicas que habrá sacado a relucir la guerra civil en Siria: rn el escenario bélico de los atlas geoestratégicos o en ese otro meramente diplomático de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU. Los países del antiguo bloque del Este y sus aliados estratégicos mayormente en Asia y en América Latina, contra una coalición de potencias occidentales -Inglaterra y Francia y la Casa Blanca en cabeza de ellas- y de las monarquías y emiratos del Golfo (la Arabia Saudita un poco a remolque de todas ellas) la ofensiva diplomática a todo arder en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York mientras escribo estas líneas parece estrellarse contra el veto resuelto de Rusia secundada por otras potencias “emergentes” como la China el Brasil o la India. El mundo al revés o patas arriba. Y en esta crisis universal de la democracia (surgida de la segunda guerra mundial en el 45) se yergue fatalmente -en el firmamento intelectual- de convidado de piedra Nietzsche y su crítica implacable de la modernidad (y de la democracia)

1949 Nazco en Madrid, ciudad donde crecí. Paso mis vacaciones de infancia y de adolescencia en Mancha Real, provincia de Jaen, el pueblo de mi familia paterna; a escasos kilometros de Torres, el pueblo del juez Garzon. (En Mancha Real, a principios de Abril del 37, tuvo lugar una matanza de centenares de presos politicos de la provincia, de las mayores de la guerra civil a seguir a Paracuellos, junto a las tapias del cementerio…La literatura “recuperacionista” lo reconoce pero lo minimiza, como represalia del bombardeo de Jaen, en respuesta al de Cabra, a su vez…)

Estudios en los Escolapios (Madrid, 1954-1966)

1966 Inicio de mis estudios universitarios. Año clave, de mutacion cultural e ideologica profunda en el seno de la sociedad española, a seguir al concilio. Los campus de las universidades españolas se convierten a partir de ese momento en centros piloto de la subversion politica y una epidemia de endoctrinamiento ideologico (marxista) consigue difundirse entre la masa del alumnado y el conjunto del profesorado

1974 Ingreso en la Fraternidad San Pio X de Monseñor Lefebvre, en Econe, Suiza (recibo todas las ordenes y permanezco en ella hasta 1982)

1981 Hago una visita a Polonia durante la primavera de Solidarnosc (a principios del mes julio) Me encuentro con Lech Walesa.
1982 Soy detenido en Fátima (Portugal) con ocasión de la visita de Juan Pablo II (en la noche del 12 al 13 de mayo) En la prensa española del dia siguiente, Felipe Gonzalez, a punto de acceder a la jefatura de gobierno, se hace eco hostil de un incidente verbal que nos había opuesto en el aeropuerto de Orly un año antes.

En Marzo del 87 me instalo en Belgica, hasta hoy.

2000 Soy detenido delante del palacio Real de Bruselas con motivo de la visita del Rey Juan Carlos a Bélgica.

En la actualidad continuo residiendo en Bruselas.
Fuente: http://blogs.periodistadigital.com

5 de febrero de 2012



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