Dios: un ente imaginario. Una crítica ecomunitarista. Por Sirio López Velasco

El 2/2/24 se dieron a conocer nuevos datos del Censo oficial brasileño de 2022 (realizado por el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística, IBGE). Uno de ellos daba cuenta de que en el país el número de templos religiosos (de todas las religiones) superaba a la suma de los establecimientos educativos y de los dedicados a la salud. Los templos religiosos sumaban 580 mil, lo establecimientos educativos (desde escuelas a Universidades) algo más de 264 mil, y los establecimientos dedicados a la salud algo más de 247 mil. La región Norte (una de las más pobres y con menor índice de escolarización de Brasil) presentaba el mayor porcentaje de templos religiosos en relación a la población: 459 por cada 100 mil habitantes. De ese número brota una correlación: a mayor pobreza (material e instruccional), mayor cantidad de templos religiosos.

Un día antes (el 1/2/24) recibí de un colega creyente y amigo de casi medio siglo un artículo que abordaba la relación entre la ética, la razón y Dios. Su punto de partida era un texto de Unamuno que incluía la siguiente expresión: “… mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó Jacob” [en Miguel de Unamuno, Mi religión y otros ensayos breves (1910), Madrid, Espasa Calpe, 1964 (4ª edición), p. 10-13; indicación bibliográfica de mi amigo].

Notemos de entrada que equivalente a esa expresión es la siguiente: “…mi religión es luchar con el Dragón desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó San Jorge”.

Pero en este caso, aun quien admita que efectivamente Jorge de Capadocia vivió en el siglo III y IV, reconocerá en los días que corren que el Dragón es un ente imaginario (al que se le pueden dar muy diversos sentidos morales negativos, como pueden ser la avaricia, la vanidad, etc.).

Mas, ¿qué sucede con “Dios” y el “Él” manejados por Unamuno?

En primer lugar hacemos notar que Unamuno presupone lo que tendría que ser demostrado, a saber, que existe como ente real, independientemente del lenguaje y la imaginación humana un “ente” o “persona” llamad@ “Dios” (al que o a la que después alguien podrá referirse como “Él”, con mayúscula).

Nótese que esa prueba cabe a quien crea en su existencia, y no se puede exigir a quien no crea en él la prueba de su no existencia. (Así como se exigiría a quienes crean en los Dragones que demuestren su existencia, y no cabe exigirles pruebas de su no existencia a quienes no crean en ellos).

Ahora bien, sabemos que muchos entes imaginarios fueron tenidos por reales durante muchos siglos. Así ocurrió, por ejemplo, con las sirenas, que figuran en las creencias y ciertos discursos humanos desde por lo menos Homero hasta el siglo XIX (y aún hoy hay gente que cree en su existencia, como mezcla de pez y mujer, sin haber podido nunca demostrarla).

Consideremos ahora la expresión “Dios es omnipotente”, aparentemente comparable con “Carlos III de Inglaterra es poderoso”. Pero decimos “aparentemente” porque hay una gran diferencia.

Desde Russell sabemos tratar la “existencia” como un cuantificador existencial. Así el filósofo británico consideró falsa la sentencia “El actual rey de Francia es calvo”, analizándola como la conjunción que dice “Existe por lo menos un x tal que x es actual rey de Francia y x es calvo”. Sucede que no existe ningún x tal que x sea actualmente rey de Francia. Y como para que cualquier conjunción (representada en lenguaje ordinario por “y”) sea falsa, basta que por lo menos una de las sentencias que la forma sea falsa, al ser falsa la sentencia que dice “Existe por lo menos un x tal que x es actual rey de Francia”, resulta falsa la conjunción que reza “Existe por lo menos un x tal que x es actualmente rey de Francia y x es calvo”, que es la estructura lógica de la sentencia “El actual rey de Francia es calvo”, que debe entonces ser tenida por falsa.

En el caso de “Dios es omnipotente”, repetimos, cabría a Unamuno (y a todo creyente, en especial cristiano, como Unamuno, creyente en un Dios único y creador del Universo) demostrar que existe ese “ente/persona real independiente del lenguaje y la imaginación humana”, antes mismo de empezar la discusión acerca de su supuesta omnipotencia. Antes de tal demostración no hay espacio para la discusión acerca de la verdad o falsedad de la sentencia “Dios es omnipotente”.

Distinto es el caso de la sentencia “Carlos III de Inglaterra es poderoso”, pues existe en efecto una persona que es Carlos III de Inglaterra; o sea, es verdadera la sentencia “Existe por lo menos un x tal que x es Carlos III de Inglaterra”. Lo que queda librado a la discusión es determinar si tal persona es poderosa o no; si se admite que lo es, la sentencia “Carlos III de Inglaterra es poderoso” será verdadera; y si no lo es, tal sentencia será falsa.

Claro que hay que diferenciar la existencia en el mundo real-cotidiano de la “existencia” imaginaria en el universo poético-literario, salido de la imaginación humana. Así, por ejemplo, se entenderá que un poeta, escritor, crítico, profesor, alumno… se refiera a las sirenas al hablar de la Odisea, o a “Don Quijote” (incluso cuando algún alumno eventualmente no sepa que este último fue/es una criatura salida de la imaginación de Cervantes, y el profesor tenga que aclararle esa cuestión). Ahora bien, si una de esas personas dijera hablando seriamente a un interlocutor “Ayer estuve tomando unas cervezas con Don Quijote”, seguramente que éste le aconsejaría visitar a un psicólogo, por confundir entes imaginarios con entes reales del universo cotidiano.

Hasta prueba de la existencia de un ente/persona real independiente de la imaginación y del lenguaje humano llamad@ “Dios”, cabría la misma recomendación a quien, como Unamuno, crea luchar con tal criatura “desde el romper del alba hasta el caer de la noche”, a la manera en que el Quijote creía luchar contra gigantes cuando en realidad se enfrentaba a molinos de viento.

Resulta pertinente registrar el hecho de que los cristianos (como Kant y Unamuno) reconocen (e incluso denuncian) que los dioses paganos (llámense Zeus, Júpiter, Quetzalcóatl, Huiracocha o Tunupa) son entes imaginarios. Pero creen y afirman, sin dar prueba alguna indiscutible de su existencia, que “su” Dios es real y el único existente/verdadero.

Kant, por su parte, para intentar salvar su creencia cristiana, apostó (el verbo nunca fue mejor usado) a la existencia de Dios a partir de la Moral. Y lo puso como un postulado de la Razón Práctica (junto con la inmortalidad del alma y la libertad), para que pueda realizarse con la existencia de un dador de Justicia –dijo Kant-, la premiación de los justos y el castigo de los injustos en la vida del más allá, ya que en esta vida cotidiana suele suceder que los primeros sean infelices mientras que los injustos gozan de felicidad (Kant, 1788).

Sobre esa propuesta kantiana hacemos notar, en primer lugar, que en perspectiva ecomunitarista esperamos y apostamos (en especial para los pobres de hoy, que son por lo menos casi la mitad de la Humanidad) en una vida digna ANTES de la muerte. La pregunta que nos motiva es “¿hay vida antes de la muerte?”; solo después de solucionar prácticamente esa pregunta, cobraría sentido la pregunta “¿hay vida después de la muerte?”.

En segundo lugar, que con su propuesta Kant reitera en el capitalismo la vieja engañifa feudal del cristianismo, que a los explotados y humillados, en vez de dirigirles un mensaje de transformación social, los amansaba/amansa prometiéndoles que en el “más allá” serían/serán compensados por sus sufrimientos en este mundo (el “valle de lágrimas”). Y con tal promesa les garantiza a los explotadores y humilladores la perpetuación de su posición social privilegiada/dominante.

Es de suponer que en Brasil los millones y millones de pobres (también los de la región Norte) sobre los que operó tal prédica cristiana desde la Conquista, se dejaron llevar por la promesa kantiana.

Pero ahora en las últimas décadas, en Brasil (también en su región Norte) y Nuestramértica gana cada vez más espacio una novedad cristiana: la llamada “teología de la prosperidad” (practicada en especial por varias iglesias evangélicas). Tal prédica: a) también asume acríticamente el capitalismo como entorno de vida “natural” y permanente, b) inculca la idea de que cualquier mejoría o empeoramiento en el nivel de vida económico del creyente (por ejemplo en la región Norte del Brasil) no se debe a la presencia o ausencia de ninguna política social gubernamental, sino exclusivamente a un favor directo de Dios hacia el creyente individual, y, c) que ese favor es conquistado a través de la constancia y cantidad del Diezmo que el creyente pague a su pastor-iglesia (por lo que el uno se revela como un negociante, y la otra como un verdadero negocio-empresa que puede ampliar sus ganancias obteniendo exenciones fiscales, comprando tierras y/u otras empresas y medios de comunicación, y poniendo representantes suyos en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial).

En un trabajo reciente (López Velasco 2024b) hemos recuperado las tesis fundamentales de Feuerbach (1841 y 1845) acerca de la religión, cuando aclaró que el Dios cristiano es la alienación de las cualidades humanas positivas magnificadas (amor, conocimiento, voluntad) en un supuesto ente (Dios que es Amor y es omnisciente y omnipotente) que no existe independientemente de esa proyección. De donde resulta que no es Dios quien crea al ser humano, sino que es el ser humano quien crea a Dios (a su imagen y semejanza). En las religiones politeístas los seres humanos alienan en sus dioses cualidades y defectos humanos (así, diferentes o a veces el mismo dios en diferentes momentos, aman y/u odian, protegen y/o hieren, son comprensivos o tienen ataques de celos, etc.).

Y en otro texto reciente denuncié la masacre cultural causada por el cristianocentrismo en Brasil (López Velasco 2024a).

Tanto contra la resignación ante la explotación y la humillación en la vida actual, a la espera de una imaginaria “vida del más allá”, como contra la “teología de la prosperidad”, levantamos la prédica ecomunitarista (ver López Velasco 2009, 2023, y José A. de la Fuente y Ricardo Salas orgs., 2021).

Y contra el subterfugio deísta kantiano anclado en la Moral, hemos re-fundamentado la Ética sin apelar a ninguna intuición religiosa, redefiniendo las normas éticas como Cuasi-Razonamientos Causales y deduciendo sus tres normas fundamentales de la gramática profunda de la pregunta que la instaura, a saber, “¿Qué debo hacer?” (ver López Velasco 2009).

Dicho todo lo anterior, como lo dije al fin de otro trabajo reciente (López Velasco 2024c) reitero mi adhesión a la lucha conjunta de creyentes y no creyentes para superar el capitalismo en perspectiva ecomunitarista, y reafirmo mi convicción de que al tiempo en el que se van superando las alienaciones profanas vigentes en el capitalismo, la discusión sobre la alienación religiosa debe procesarse paciente y pacíficamente en la Humanidad a lo largo de varios siglos futuros.

Notas

Sirio López Velasco

Bibliografía

Ludwig Feuerbach, La esencia del cristianismo (1841), Ed. Omegalfa, España, 2028; gratis en file:///C:/Users/Intel/Downloads/la-esencia-del-cristianismo-1.pdf

Ludwig Feuerbach, La esencia de la religión (1845), Ed. Páginas de Espuma, Madrid, 2005; gratis en https://proletarios.org/books/Feuerbach-La_Esencia_De_La_Religion.pdf

Immanuel Kant, (1788). Crítica de la razón práctica, Ed. La página/Losada, B. Aires, 2003; gratis en http://www.manuelosses.cl/VU/kant%20Immanuel_Critica%20de%20la%20razon%20practica.pdf.

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental – Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

y en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w

y en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827

en https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640

y en https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental

Sirio López Velasco, Ética ecomunitarista (2009), Ed. UASLP, disponible gratuitamente en https://rebelion.org/download/etica-ecomunitarista-etica-para-el-socialismo-del-siglo-xxisirio-lopez-velasco/?wpdmdl=654430&refresh=5ffa00fe3411b1610219774

y en https://www.scribd.com/document/557262193/Etica-ecomunitarista

Sirio López Velasco (2023, Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Filosofía ecomunitarista aplicada, Ed. Fi, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada

y en https://rebelion.org/download/filosofia-ecomunitarista-aplicadasirio-lopez-velasco/?wpdmdl=774425&refresh=650ca5e69e7f31695327718

Sirio López Velasco (2024a), “Cristianocentrismo y autonegación Xavante: una crítica desde el Ecomunitarismo”, en https://www.aporrea.org/internacionales/a327833.html

Sirio López Velasco (2024b),”Primeras hipótesis ecomunitaristas sobre la alienación en las religiones indígenas de Abya Yala”, en https://www.aporrea.org/internacionales/a327907.html

Sirio López Velasco (2024c), “Lenin a partir de 1917 y la teoría de la democracia: una mirada ecomunitarista”, en

https://www.aporrea.org/internacionales/a328086.html

 

Fuentehttps://www.aporrea.org/ideologia/a328219.html

4 de enero de 2024.  ESPAÑA 

 



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